publicidad

"Lo que la oruga llama 'el fin', el resto del mundo lo llama 'mariposa'."

La ley del péndulo

La ley del péndulo

Termina 2024 y hay muchas razones para no sentirse optimistas. Si hacemos el balance del año que termina, debemos admitir que hay numerosos asuntos que se han desarrollado de modo poco satisfactorio. A nivel mundial, por supuesto, la inestabilidad, las guerras en Ucrania y Próximo Oriente, la amenaza a nuestras democracias desde potencias autocráticas como Rusia y China, el triunfo de Trump el pasado noviembre, etc. A nivel más local, la política basura, la crispación en la que se ha instalado la derecha, la desinformación, la politización de no pocos jueces, etc. Pero, con vistas a 2025, tengo mis razones para sentirme optimista. Una de ellas es mi fe ciega en la ley del péndulo.


 
 

 

Dicha ley, que también podríamos llamar más informalmente “no hay mal que cien años dure”, viene a decir que todo lo que se aleja del punto de equilibrio, termina por volver a él. Un buen ejemplo de ella lo tenemos en la aparición, ascenso fulgurante y desaparición no menos fulgurante de partidos políticos como Podemos y Ciudadanos. Cuando surgieron, despertaron enormes esperanzas, primero porque estábamos sufriendo una crisis económica sin precedentes —la Gran Recesión de 2008-2012— y, después, porque el modelo bipartidista que había regido la política española desde la Transición daba síntomas de agotamiento. Prometieron nuevas formas de hacer política, pero su desempeño cayó en todos los vicios de la vieja política —personalismo de los respectivos líderes, purga de los disidentes, ausencia de democracia interna, mala elección de aliados, malas decisiones, etc.— y, muy pronto, la esperanza de los electores se convirtió en frustración y los abandonaron.

La elección de autócratas narcisistas y cuasifascistas como Milei y Trump es, desde luego, una desgracia. De nuevo, su elección fue producto de la crisis económica y del mal desempeño de los dirigentes precedentes. Cuando a muchas personas les va mal y los políticos convencionales no resuelven sus problemas, caen en la trampa de votar a líderes mesiánicos que les prometen el oro y el moro. Pero, al cabo de poco tiempo, se dan cuenta de que la “solución” elegida tan solo empeora sus problemas. Está pasando con Milei y pasará con Trump. No solucionan nada de lo que dijeron que iban a solucionar y, además, crean nuevos y muy graves problemas. En el caso de Milei, está conduciendo a los argentinos a una pobreza extrema y, en el de Trump, sin duda provocará una gran inestabilidad internacional. La única cautela es si las democracias argentina y estadounidense sobrevivirán o no a tales déspotas.

La ley del péndulo se fundamenta en que las sociedades generan sus propios anticuerpos cuando se las somete a experiencias que las perjudican o las ponen en peligro. Las barbaridades de Milei, y las que presumiblemente hará Trump, producirán una reacción en sentido contrario que, por un lado, frenará los excesos antes de que vayan demasiado lejos y, por otro, reconducirán las cosas a parámetros más razonables.

Con la desinformación, los bulos, y la dependencia actual de las redes sociales sucederá algo parecido. La gente se hartará de tanta mentira y de tanta apelación a las emociones más bajas y buscará informaciones sosegadas y ponderadas. Muchos se ausentarán de las redes más tóxicas —ya lo están haciendo— o disminuirán su tiempo de exposición a ellas. 

Los jóvenes terminarán también por hartarse del invento del móvil y le dedicarán un tiempo razonable, no la infinidad de horas que le dedican hoy. Como sucede con toda adicción, el abuso continuado provocará a la larga un hastío y una reacción contraria a su continuidad.

Todos estos procesos llevan su tiempo pero, no hay duda de que, en el medio plazo, terminarán por triunfar la razón y la cordura. La prueba de ello es que ya hay abundantes debates en la sociedad tanto sobre el abuso del móvil, como del exceso de uso de las redes sociales y de los peligros que entraña la basura tóxica que se difunde a través de ellas. A raíz de estos debates, vendrá la concienciación de los padres, los educadores y los propios interesados y, finalmente, la elaboración nuevas disposiciones legales que impedirán los usos más dañinos o delictivos.

Con los jueces españoles, sucederá algo similar: el propio cuerpo judicial reaccionará ante los excesos de algunos jueces que están desprestigiando con sus decisiones a todo el sistema de justicia. La admisión a trámite de ciertas querellas infundadas, el alargamiento de algunas instrucciones, la emisión de autos coincidiendo en el calendario con las decisiones del gobierno o del parlamento, el exceso de celo en perseguir delitos menores cuando los encausados son de un signo político y el hacer la vista gorda ante los mismos delitos cuando los encausados son de otro signo, etc., todo ello redunda en un crecimiento de la desconfianza social hacia la justicia. El poder judicial dispone de suficientes órganos e instancias para parar estos excesos y reconvenir a sus protagonistas. Si no lo hace, el parlamento legislará para cortar los abusos más evidentes. Por ejemplo, regulando la acusación popular para impedir que la ultraderecha utilice la justicia para desestabilizar a los gobiernos.

En definitiva, mi tesis es que todo exceso lleva en su interior el germen de su propia derrota porque la sociedad acabará reaccionando contra él. Lamentablemente —y esa es la parte mala—, desde que se produce el exceso hasta que se desencadena la reacción apropiada, todos tenemos que sufrir sus consecuencias.

Pero estamos a las puertas de un nuevo año y debemos ser optimistas. Brindo porque la ley del péndulo se cumpla durante 2025 y porque todos los excesos mencionados sean reconducidos de nuevo al punto de equilibrio del cual nunca debieron separarse. Feliz Año.

 

Ricardo Peña

INFORMACION SOBRE LA PROTECCIÓN DE TUS DATOS


Responsable: S.E.I. EDETRONIK. S.A

Finalidad: Envío de información solicitada, gestión de suscripción a la web y moderación de los comentarios.

Datos tratados: Comentarios: Datos identificativos (en el caso que te registres en la web) y comentarios.

Legitimación: Consentimiento del interesado.

Destinatarios: Utilizamos MDirector como plataforma profesional de envío de mails. Nos permite ofrecerte un servicio libre de SPAM y con total confidencialidad. Ellos únicamente almacenarán tu correo para poder realizar el envío.

Derechos: Puedes acceder, rectificar y suprimir los datos, así como otros derechos que detallamos en el siguiente link

Información adicional En este link dispones de información adicional y detallada sobre la protección de datos personales que aplicamos en nuestra web.

CERRAR