León Felipe se preguntaba, “¿por qué habla tan alto el español? Este tono levantado del español es un defecto, viejo ya, de raza. Viejo e incurable. Es una enfermedad crónica”.
León Felipe estuvo exiliado en México. Max Aub estuvo exiliado en México. Allí coincidieron en bares y tabernas, en cenáculos literarios, en tertulias donde se invocaba la situación de España y de su dictador, Francisco Franco.
“Tenemos los españoles la garganta destemplada y en carne viva. Hablamos a grito herido y estamos desentonados para siempre”, seguiría escribiendo León Felipe, y Max Aub, de acuerdo con él, se inventa un mesero, que sirve las mesas de los cafés. (En España son camareros, vean la relación). Y este mesero, Ignacio Jurado Martínez, no soporta el tono elevado que tienen los españoles en el exilio hablando de sus cosas, donde se invocaba la situación de España y de su dictador, Francisco Franco. “Cuando yo… cuando yo…” siempre dicen eso españoles que no paran de gritar para llamar al mesero, para saludarse, para hablar de sí mismos o para despotricar contra el régimen fascista.
Ignacio Jurado Martínez, así, con los dos apellidos, es un hombre tranquilo. Le gustan las acciones pausadas, y la discreción en el habla. Tendrá que idear una estrategia para que los españoles puedan volver a su patria y dejen de gritar sin ton ni son.
“Tierra, tierra!”; “¡justicia, justicia!”; “¡que viene el lobo, que viene el lobo!”, argumentaba León Felipe para que los españoles alzaran la voz, ya por costumbre. “¡Que viene el lobo!, y hubo que salir huyendo. Es necesario terminar de una vez por todas con el causante de esta estampida. Nada menos que Francisco Franco. Nuestro mesero tomará cartas en el asunto, tomará un avión, tomará una pistola, tomará la mayor decisión de su vida, hombre tranquilo.
Alfonso Torregrosa es Ignacio Jurado Martínez, y nos lo cuenta ya en la senectud de sus recuerdos, antes de irse del todo, antes de ser viento, luz, vocablos de León Felipe. No se puede perder el tiempo en lamentarse, él conoce todos los nombres, conoce todas las causas, conoce todos los sinsabores, pero no puede soportar que los exiliados españoles en México, en su México, en su café, griten tanto.
José Ramón Fernández adopta y adapta el texto de Max Aub y nos lo trae ahora, que parece que volvemos a gritar sin estar en el exilio. Porque los españoles somos muy gritones sabiendo que nunca nos hicieron demasiado caso. “Sin embargo, el español no habla alto. Ya lo he dicho. Lo volveré a repetir: el español habla desde el nivel exacto del hombre, y el que piense que habla demasiado alto es porque escucha desde el fondo de un pozo”. León Felipe, dixit.
Y Laura Ortega dirige este monólogo a media voz, con la sensibilidad que ha transmitido a Alfonso Torregrosa, con la imaginación de Max Aub, con la esperanza de León Felipe y con el deseo de que los exiliados volvieran pronto a sus casas. No fue así. Pero nos gusta imaginar que podría haber sido. Francisco Franco no se encontró con ningún mesero tranquilo en su trayectoria, lamentablemente.
Sin embargo, así nos cuenta La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco, Ignacio Jurado Martínez, el hombre tranquilo, el solícito mesero, y nosotros estamos encantados de oírlo, así, en el sosiego de un café donde no se oyen más voces que la suya.
FICHA ARTÍSTICA: LA VERDADERA HISTORIA DE LA MUERTE DE FRANCISCO FRANCO
- Autoría: Max Aub, adaptación José Ramón Fernández
- Dirección: Laura Ortega
- Elenco: Alfonso Torregrosa
- Espacio: Teatro del Barrio
Sobre el autor
Alberto Morate
Alberto Morate es profesor de literatura, dramaturgo, cronista de teatro, director de escena, poeta,… Su obra se extiende por el Teatro (7 libros publicados), un texto narrativo (La estatua de Lope de Vega), un Ensayo (Teatro en el colegio traducido a 8 idiomas). Incluido en diversas y variadas Antologías Poéticas, cientos de reseñas teatrales, artículos y Poesía, con 10 poemarios publicados hasta la fecha. También organiza recitales, ha escrito prólogos y presentado libros a colegas poetas.