La guerra civil estalló en Siria en 2011, hace ya más de 13 años, en medio de una ola de protestas y levantamientos en casi todo Medio Oriente que llegó a conocerse como “primavera árabe” y tuvo amplios efectos políticos y sociales en la región. Siria parecía haber quedado estancada en una violencia que, si bien ha menguado parcialmente en los últimos años, sigue siendo la norma en un país dividido en al menos cuatro grandes facciones. Ahora, el estancamiento parece haberse roto una vez más, como muestra de los ciclos de este conflicto, con una reciente ofensiva de fuerzas rebeldes en el norte de Siria que ha avanzado imparable hasta Damasco.
El Gobierno de Siria reconoció que los rebeldes —que incluyen a yihadistas entre sus facciones— habían entrado de nuevo en la ciudad, de Aleppo que el gobierno controlaba desde el 2016 y que años atrás fue un símbolo tanto de los levantamientos como de la recaptura posterior realizada por Damasco, pero dijo que sus posiciones no eran sólidas. Mientras tanto Rusia, aliado de Damasco, reanudo sus operaciones aéreas contra las fuerzas rebeldes. Más de 13 años han pasado desde aquel 15 de marzo en que se inició una cadena de hechos que llevarían a esta guerra fratricida, y en medio de un recrudecimiento que tiene lugar en el contexto de las guerras de Israel en Gaza y Líbano. No parece vislumbrase como puede desarrollarse. Sería absurdo comparar guerras pero lo cierto es que el desenlace en Siria puede condicionar o no acuerdos en Ucrania. Veamos.
En 2015, dos años después del inicio del conflicto en Siria, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció su apoyo el presidente de Siria, Bashar al-Assad en contra de ISIS. A partir de ese momento las Fuerzas Armadas de Rusia operaron intensamente en el país contra objetivos del ISIS y también de rebeldes contrarios a Assad, y en el proceso apuntalaron su presencia en la región a través de dos bases militares rusas: Latakia para vuelos y Tartus para barcos. Muchos de los militares rusos que participan de la invasión de Ucrania cuentan sus experiencias de haber peleado en Siria. En las manifestaciones en Damasco se pedían reformas de todo tipo a la vez que respondían a una violenta represión del Gobierno realizadas contra manifestantes en la ciudad de Daara, con docenas de muertos. Y posteriormente en Hanna y Homs. En los meses siguientes el Gobierno sirio combinó una serie de concesiones a los manifestantes con una represión más violenta en la que murieron cientos de personas. Durante los primeros años de conflicto, se multiplicaron las sanciones internacionales contra Assad, que heredó el gobierno de su padre Hafez al-Assad tras 30 años en el poder. Frente a la creciente represión, diferentes grupos opositores formaron milicias armadas, en muchos casos con apoyo del extranjero, para enfrentarse al Gobierno sirio, tomando territorio en el proceso y así comenzó la guerra civil en Siria. Entre 2012 y 2013 se sucedieron las primeras rondas de diálogo celebradas en Ginebra, organizadas por las Naciones Unidas entre opositores y Gobierno, no fructificaron. Recientemente los medios estatales de Rusia ofrecen propaganda de presuntos voluntarios sirios preparándose para viajar a Ucrania para pelear por Moscú. Lo cierto es que la duración de la guerra en Ucrania ha obligado a Putin a concentrar sus efectivos en la zona y de forma inevitable descalzar sus efectivos en sus bases en Siria que ahora con sus enemigos ocupando la mayor parte del territorio y proclamándose victoriosos en Damasco, peligran.
¿QUIENES PELEAN ESTE GUERRA?
Las Fuerzas Armadas Sirias están formadas por el Ejercito Árabe Sirio, que incluye, la Guardia Republicana; las Fuerzas Navales Sirias ; las Fuerzas Aéreas Sirias y las Fuerzas Aéreas de Defensa Sirias . Antes de que estallara el levantamiento y la guerra, las Fuerzas Armadas Sirias se estimaban en 295.000 tropas regulares y 314.000 reservistas. Mientras que los puestos más altos en el ejército estaban ocupados en su mayoría por unidades de elite leales y milicias alauitas (secta chiita profesada por los Assad). Las tropas de tierra estaban compuestas en su mayoría por sunitas, y una vez que comenzaron los levantamientos, el régimen sirio dudó en emplear estas tropas contra los rebeldes sunitas. Por lo tanto, el ejército se basó en unidades de élite leales y milicias alauitas. Debido a las deserciones posteriores a los levantamientos, a finales de 2013 el número de tropas regulares había disminuido a alrededor de 110.000. En 2024, se estimaba que el ejército sirio contaba con 169.000 soldados activos. La mayoría de las divisiones del ejército tienen menos efectivos, pero Rusia ha estado ayudando en la reconstrucción y el reequipamiento de algunas divisiones.
Las fuerzas kurdas - Nucleadas en las milicias YPG, en el norte de Siria una zona bien conocida por los kurdos que lograron frenar el avance del ISIS en la ciudad de Kobane en 2015, y desde entonces, y con ayuda de EE.UU lograron expulsar al grupo y controlan la mayor parte del territorio sirio al este del río Éufrates.
La oposición al régimen - Numerosos grupos de distinta ideología —entre ellos el Ejército Libre Sirio, cercano a Turquía, y los yihadistas reunidos en el grupo Hay’at Tahrir al Sham y muchas veces enfrentados entre sí, llegaron a controlar grandes porciones de territorio en los inicios de la guerra civil. De momento mantienen un bastión solo en el noroeste de Siria, en la provincia de Idlib, gracias en parte a la participación de Turquía, que además controla zonas desmilitarizadas en la frontera norte de Siria.
Fuerzas de Defensa Nacional. Se formó a partir de milicias pro gubernamentales en 2013. Las fuerzas actúan en un papel de infantería, luchando directamente contra los rebeldes en el terreno y llevando a cabo operaciones de contrainsurgencia en coordinación con el ejército, que les proporciona apoyo logístico y de artillería. Muchos de los combatientes son entrenados en Irán, y reciben sus salarios y equipo militar del gobierno sirio. A partir de 2024, el NDF cuenta con alrededor de 50.000 soldados. Las fuerzas tienen un ala de mujeres de 500 miembros llamada Leonas de la Defensa Nacional que opera puestos de control. Las NDF están formadas en su mayoría por alauitas, pero muchas de las milicias cristianas también luchan del lado del gobierno sirio para defender sus antiguas ciudades, pueblos y granjas.
Shabiha. El fenómeno Shabiha comenzó en la década de 1980, no como un grupo específico sino como una serie de grupos criminales y semicriminales afiliados al clan Assad que intentó restringir sus actividades en la década de 1990, pero no tuvo éxito total. Se ha descrito a los Shabiha como un grupo paramilitar alauita, al que se acusa de actuar como ejecutores no oficiales del gobierno de Assad; hombres armados leales a Assad, y, según el con sede en Qatar , bandas semicriminales compuestas por matones cercanos al gobierno. A pesar de la imagen del grupo como una milicia alauita, se ha informado de que algunos Shabiha que operan en Alepo son sunitas.
ISIS - El grupo surgido en Iraq también llegó a controlar una enorme porción de Siria en su momento de apogeo, con ayuda de combatientes yihadistas extranjeros. Sin embargo, ha perdido casi la totalidad de sus territorios, opera ahora como una célula terrorista con base en regiones inhóspitas, y uno de sus líderes fue abatido en territorio sirio por Estados Unidos.
Me abstengo de reproducir la interminable lista de grupos que convergen en el extremismo islámico y me limito a señalar la existencia del grupo Ejercito de Conquista formado por 7 grupos principales de Yihadistas y Salafistas, si bien el numero total es de 51, incluidos los 7 ya citados. Son el grupo que entro en Damasco y expulso a Assad. Para que no falte de nada citar a Rusia, Irán, Turquía , las Fuerzas de Defensa de Israel, El Estado Islámico, El Frente Al Nursa, Milicias Chiitas extranjeras, Hezbolá …..Parece claro que la guerra no ha terminado que la pelea seguirá, y que el vacío de poder no será fácil de llenar, en consecuencia las perspectivas de paz parecen muy inciertas. Lo peor es que todos los de las listas y los que no he citado y están, se ocupan de disparar y los ciudadanos de malvivir, sufrir y morir.
Sobre el autor
Anna Balletbò
Anna Balletbò es licenciada en Ciencias de la Comunicación e Historia Moderna y Contemporánea, y diplomada en Periodismo y Ciencias de la Educación. Presidenta de la Fundación Internacional Olof Palme. Entre 1980 y 2000 fue diputada en el Congreso de los Diputados.
Desde 1973, ha colaborado como periodista en diferentes medios de comunicación, como el País, el Diario de Cataluña, La Vanguardia, Radio 4, COPE, Ona Zero, COM Radio, Antena 3, TV3 y Tele Cinco.