Recuerdo cuando, hace ya muchos años, mis hijas contrajeron Piojos en sus, todavía, infantiles cabezas. Aquello fue un auténtico drama, como si hubieran contraído una enfermedad incurable y el destino se pusiera en contra nuestra.
Sin embargo, no fue para tanto, una vez que asumes que los Piojos son inquilinos molestos, picajosos, e incómodos, más por una cuestión social que por el hecho en sí de llevarlos en la cabellera. Con un buen corte de pelo, un champú adecuado y el método de las abuelas de rociarse con vinagre, acabó con ellos.
No acabábamos de entender cuando decían que, de hecho, los Piojos iban más a los cabellos limpios que a los sucios.
Y esto es lo que nos plantea, con el símil de Piojos, Nerea Barrios, que en vez de auténtico drama es atestiguada comedia y que poniendo como excusa que uno de los personajes los ha contraído y compartiendo piso con su mejor amiga, tema, por un lado, traspasárselos y, por otro, poder erradicarlos sin compasión, teniendo en cuenta aquí que los Piojos aludidos son más los parásitos que se aclimatan a nuestras mentes, a nuestra forma de pensar, a nuestras relaciones, a nuestras inquietudes o dejadez, a nuestros desvelos, a nuestros anhelos.
Virginia Rojo junto con Araya Rodríguez atesoran esos miedos y comparten energía, vitalidad, frustraciones y fabulaciones. Ambas quieren despojarse de malos rollos, y comenzar a experimentar sensaciones buenas que las hagan sentirse bien, atreverse a quitarse el gorro de plástico que envuelve sus cabezas. Aunque Virginia tenga en mente un tercer remedio para ello, un chico llamado Dani, Daniel P. Kelity, fresco, lozano, buena persona, aparentemente, que será el mejor producto para despiojarse por completo. O al menos eso cree ella, aunque Araya tenga sus dudas. Pero sí, entre ellas dos forjarán, a base de canciones y proyectos en común, o más que eso, confidencias en común, una mayor sensatez en su amistad, en sus relaciones, en sus afectos, en la consecución de una paz interior que las llene de energía positiva.
Así se desarrolla toda la obra, de forma optimista y un poco cándida, como son ellas, casi diríamos que celestial porque, terrenalmente, parece que ninguna de las dos tiene bien asentados los pies en el suelo.
Las dos son alegres y, eso, las hace flotar, hasta el punto de que en vez de piojos lo que parece que anida en sus cabezas son pájaros aunque, por supuesto, no de mal agüero.
Lo que se dirime de toda esta puesta en escena, ágil, divertida, fresca, es la convivencia, es la amistad, son las ilusiones, la imperfección y el derecho a equivocarse, que para eso son jóvenes y no tienen que trascenderse a sí mismas, todavía. No hay dogmas para ellas, son como un libro de aventuras, un encuentro fortuito que viene a quedarse, el pizzero que no lo es, pero es músico, la expresividad de los sentimientos para hacer de los pequeños momentos los mejores de la vida.
FICHA ARTÍSTICA. PIOJOS
- Idea original, dramaturgia y dirección: Nerea Barrios
- Elenco: Araya Rodríguez, Vir Rojo y Daniel P.Keilty
- Espacio: Teatro Lara – Sala Lola Membrives
Sobre el autor
Alberto Morate
Alberto Morate es profesor de literatura, dramaturgo, cronista de teatro, director de escena, poeta,… Su obra se extiende por el Teatro (7 libros publicados), un texto narrativo (La estatua de Lope de Vega), un Ensayo (Teatro en el colegio traducido a 8 idiomas). Incluido en diversas y variadas Antologías Poéticas, cientos de reseñas teatrales, artículos y Poesía, con 10 poemarios publicados hasta la fecha. También organiza recitales, ha escrito prólogos y presentado libros a colegas poetas.