publicidad

Errejón: persona y personaje

Errejón: persona y personaje

Compañeros y compañeras. Íñigo Errejón, abogado de humillados y ofendidos, feminista incondicional, ha dimitido. Su estructura afectiva y emocional no ha soportado la contradicción, compañeros y compañeras, entre la persona y el personaje, o mejor dicho, el personajillo. El becario fake que cobraba 1800 euros mensuales en Málaga, mientras vivía en Madrid, dedicado a la política izquierdista, era un farsante. El hombre con cara de niño ha resultado ser, según testimonios varios, un adicto al sexo zafio, perentorio, más que un maltratador.


Quienes le han acusado de violencia ofrecen un crédito limitado. La una es una periodista vinculada a Podemos, a punto de publicar un libro con testimonios sobre el maltrato. ¡Excelente publicidad! La otra es una actriz de vida suelta. “¡Por favor, ha declarado como disculpando sus modales libérrimos, que estamos en 2024!” Podemos se ha lanzado sobre el asunto con el fin de acabar de dinamitar a sus rivales de Sumar.

 

Lo ha hecho aplicando la moralina habitual: politizando un comportamiento tosco pero privado. Sus correligionarios, compañeros y compañeras, han aplicado al acusado la misma medicina que recetaba: la descalificación radical y la condena sumaria. El caso tiene mucho de guerra civil, de venganza aplazada entre las extremas izquierdas.

 

Alude a estos tejemanejes emocionales el incriminado, pero de oscura manera, con referencias a la subjetividad tóxica y al modo de vida neoliberal, como tratando de descargar la responsabilidad personal en un sistema opresivo. Un ardid al que estaba acostumbrado como político. Es curioso; en su libro titulado Con todo. De los años veloces al futuro, publicado en 2021, memorias entreveradas de interludios teóricos, Errejón confiesa haber pasado en sus mocedades ácratas por una sensación de desdoblamiento; una “disociación” entre vida cotidiana y vida militante, cuando se reprochaba dedicar a la revolución el viernes, sábado y domingo y a la vida corriente el resto de la semana. Como ahora. Persona y personaje.

 

Unas memorias en que enfrenta de manera engañosa su lugar de nacimiento -Pozuelo-, un infierno por el que pululan los nazis, con Malasaña, Lavapiés, o Vallecas, el paraíso alternativo, ocultando su origen social en una clase media alta pero destacando la filiación izquierdista de sus padres, exagerando los costes personales de tal actividad: la mayoría de los militantes trotskistas y pro chinos acabaron en el PSOE, desempeñando cargos importantes en la administración.

 

Su carta de dimisión está llena de lo que el doctor Samuel Johnson llamaba la “jerga moderna”, un lenguaje abstruso y sectario que ha popularizado la izquierda radical. ¿Como será la vida en el mundo agobiado por el neoliberalismo? ¿Cuáles serán los rasgos de la toxicidad personal? ¿Será una nueva manera de designar la hipocresía o la mentira contumaz? El caso es que lo que cuenta en su carta de dimisión ya lo intuimos hace tiempo.

 

En cierto modo, Íñigo Errejón, como su viejo amigo Pablo Iglesias, es un producto de la Facultad de CC Políticas y Sociología. Yo estudié en ella, cuando estaba situada junto al palacio de la Moncloa, antes de su traslado a Somosaguas. Ahora es un recinto grande y oscuro. Algunos la llaman el Panóptico, en recuerdo de la prisión modelo ideada por Bentham. Llama la atención la profusión de carteles y pintadas de su vestíbulo y pasillos: “Somos locas rebeldes”, “Todo el poder a las asambleas”, “El orgasmo como la tierra es de quien la trabaja”, etc. Hay alumnos que aprovechan el asueto estudiantil para jugar al tute en la cafetería. Los pasillos se convierten en ocasionales mercadillos donde toda ideología extremista ofrece su género. Errejón quedó impresionado por este ambiente: pancartas, pintadas, “pasaclases” (sic), asambleas. Consolidó aquí su creencia en la democracia directa, en una forma de gobierno, o desgobierno, sin el molesto engorro de la representación.

 

En realidad, la facultad de CC Políticas lleva tiempo dominada por personas afines a la extrema izquierda, la de Podemos o la que en agrupa en Sumar. Podría decirse que, desde hace más de una década, la ideología -en el sentido marxista de falsa conciencia- ha colonizado la enseñanza universitaria, degradándola a pasos agigantados. De ello es signo los últimos acuerdos de la Junta de Facultad condenando el “genocidio” en Gaza o el que decide retirar su cuenta bancaria del Santander, por financiar a empresas que se dedican a la extracción de combustibles fósiles, actividad nefasta que vinculan a la mentalidad militar que provoca las guerras. Citan a empresas como Boeing, Airbus o Repsol. Sería necesario, según este parecer, desmantelar la industria petrolera o aeronáutica española, por no ajustarse a los cánones de corrección climática o pacifista.

 

Llama la atención el vínculo de esta facultad con el populismo latinoamericano. El director de la tesis doctoral de Íñigo Errejón sobre el MAS boliviano, antiguo decano, es latinoamericanista y -por confesión propia- un hombre cercano a Podemos. La actual decana es del mismo gremio académico: su último libro trata sobre las mujeres indígenas. Otros profesores como Juan Carlos Monedero, asesor de Chávez, apologista bufo de Nicolás Maduro, ilustran este curioso sesgo entre político y arrabalero. No es extraño, pues, que algunos egresados de una facultad que toma como referencia a la izquierda populista, creyeran que era posible aplicar a España las técnicas de movilización y polarización política entre la oligarquía (la casta, en lenguaje de Podemos) y el pueblo, característica de estas formaciones. El populismo es un invento latinoamericano, con ejemplares tan señalados como Juan Domingo Perón o Hugo Chávez. La facultad de Políticas está enclavada, por cierto, entre Pozuelo y Húmera, municipios con la mayor renta per cápita de toda España. Una isla roja en un mar azul.

 

El populismo político hace buenas migas con la pedantería. ¿No han leído ustedes a Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, referentes principales de Errejón? Lean, o mejor no lean a estos antiguos marxistas porque se toparán con lo inefable. Si tenemos la paciencia de recorrer algunas de las páginas escritas por el fundador de Podemos nos daremos de bruces con definiciones como esta: “La política es la actividad de construcción de un sentido, a partir de elementos diversos, presentes en la vida social y que podrán recibir distintas explicaciones y ser encuadrados en distintos órdenes”.

 

O esta otra: “La democracia es […] el reconocimiento de esta apertura infinita de la política y de esta contingencia de cualquier orden, por la que el poder es un lugar vacío en términos de Leffort (sic por Claude Lefort)”.

 

Lo único que sacamos en claro de su discurso es que política y democracia tienen los mismos atributos de lo religión o del Ser Supremo. A ello se añade uso y abuso del concepto gramsciano de hegemonía (marxista) combinado con la definición de la política como la distinción entre amigo y enemigo de Carl Schmitt (hombre inteligentísimo aunque jurista del nacional socialismo alemán), aderezado todo con una exaltación del nacionalismo (el de la periferia, naturalmente), dando como resultado una combinación explosiva.

 

Son textos tan enrevesados como su carácter. El defensor del populismo bueno de la izquierda frente al malo de la derecha era un camelista, cuya elevación al Olimpo de la Teoría solamente se explica en un ambiente de indigencia cultural entre la clase política. ¿A qué asombrarse de su caída? Norma de buena crianza, compañeros y compañeras, es no hacer leña del árbol caído. Contemplar el espectáculo sin falsos aspavientos, sin poner los ojos en blanco al modo de algunos dirigentes de la derecha, sin acusaciones gratuitas propias de feministas exaltadas; como si todo fuera una ironía de la historia, como la fábula que narra como el cazador se convirtió en cazado. Bastante tiene el político apeado de su pedestal con soportar la ira de los suyos. 


INFORMACION SOBRE LA PROTECCIÓN DE TUS DATOS


Responsable: S.E.I. EDETRONIK. S.A

Finalidad: Envío de información solicitada, gestión de suscripción a la web y moderación de los comentarios.

Datos tratados: Comentarios: Datos identificativos (en el caso que te registres en la web) y comentarios.

Legitimación: Consentimiento del interesado.

Destinatarios: Utilizamos MDirector como plataforma profesional de envío de mails. Nos permite ofrecerte un servicio libre de SPAM y con total confidencialidad. Ellos únicamente almacenarán tu correo para poder realizar el envío.

Derechos: Puedes acceder, rectificar y suprimir los datos, así como otros derechos que detallamos en el siguiente link

Información adicional En este link dispones de información adicional y detallada sobre la protección de datos personales que aplicamos en nuestra web.

CERRAR