La división interna del Partido Democrático de Botsuana (BDP) y la oposición de Khama contra el presidente Masisi representan una amenaza para el dominio de 57 años del BDP en el país.
Botsuana celebrará elecciones generales el 30 de octubre de 2024. El presidente es elegido indirectamente por la Asamblea Nacional por un período de cinco años y es elegible para la reelección para un segundo mandato. El vicepresidente es nombrado por el presidente y confirmado por la Asamblea Nacional. El presidente tiene un poder significativo, incluida la autoridad para prolongar o destituir a la Asamblea Nacional.
El Partido Democrático de Botsuana (BDP) ha mantenido una mayoría parlamentaria desde las primeras elecciones tras la independencia en 1966. El actual presidente, Mokgweetsi Masisi, busca la reelección bajo el amparo del BDP, en medio de desafíos tanto económicos como políticos. La gestión de Masisi ha sido irregular. El alto desempleo juvenil y el deterioro de la infraestructura pública han generado inquietud entre la ciudadanía. Sin embargo, la libertad de prensa ha mejorado desde la salida del poder de su predecesor, Ian Khama.
Aunque las elecciones en Botsuana suelen ser libres y transparentes, con pocas denuncias de fraude o corrupción electoral, existen disparidades en el acceso a recursos que pueden favorecer al partido gobernante. No obstante, la independencia judicial del país es sólida, habiendo emitido fallos contrarios al gobierno en varios casos.
Sea cual sea el partido que gane las elecciones, el creciente nivel de competencia política está fortaleciendo el sistema multipartidista, incentivando a todas las fuerzas a presentar propuestas innovadoras que respondan a los intereses del electorado y desafíen las actitudes que pueden establecerse en los sistemas de partidos dominantes.
La declaración de los días 30 y 31 de octubre como festivos subraya la importancia de la participación ciudadana en este proceso democrático. Estas elecciones no solo determinarán el próximo gobierno, sino también el futuro de la estabilidad económica y política del país.
CANDIDATOS Y PARTIDOS POLITICOS
Actual presidente Mokgweetsi Masisi del Partido Democrático de Botsuana (BDP)i; Duma Boko de Paraguas para el Cambio democrático (UDC)ii; Partido del Congreso de Botsuana (BPC)iii de Dumelang Saleshando; el Movimiento por la Democracia de Botsuanaiv de Thuso Tiego y el Partido Republicano de Botsuana (BRP)v de Biggie Butale.
Históricamente, Botsuana ha tenido una oposición fragmentada y débil. Sin embargo, contra todos los pronósticos, el expresidente Ian Khama ha sacudido la escena política al liderar una revuelta contra su sucesor, Mokgweetsi Masisi, a quien él mismo había cedido el poder. Un año después de entregar la presidencia, Khama abandonó el BDP en mayo, acusando a Masisi de llevar al país hacia una deriva autoritaria. Esta disputa ha debilitado la posición electoral del BDP, que ya había obtenido su peor resultado histórico en las elecciones de 2014, con menos del 50% de los votos.
La oposición, liderada por la Coalición por el Cambio Democrático (UDC), busca aprovechar la situación. La división interna del Partido Democrático de Botsuana (BDP) y la oposición de Khama contra el presidente Masisi podrían amenazar el dominio de 57 años del BDP en el país, especialmente si la oposición logra superar sus divisiones y aumentar su apoyo en 2024.
DEMOGRAFIA ELECTORAL
Según los datos de la Comisión Electoral Independiente (IEC)vi. De los 2.346.179 millones de ciudadano del país están registrados 1.038.261.
CONTEXTO HISTORICO
Se estima que los homínidos habitaron el territorio de Botsuana en el Pleistocenovii, existiendo evidencias arqueológicas de herramientas de piedra y restos animales que apuntan a una ocupación humana de al menos 400.000 años. Estudios recientes plantean que esta región pudiera ser el lugar de origen de los humanos modernos, datando estos eventos hace aproximadamente 200.000 años. Entre las pruebas dejadas por los primeros Homo sapiens se encuentran las pinturas rupestres, con una antigüedad de unos 73.000 años.
Los primeros habitantes de la actual Botsuana fueron probablemente antepasados de los San (conocidos como bosquimanos, cazadores y recolectores), provenientes del norte. Tribus de lengua bantú, que llegaron a la región en el primer siglo a.C. Los antepasados de los Tswana (hoy etnia mayoritaria), se instalaron entre los siglos XI y XII en las llanuras del río Vaal (hoy provincia sudafricana del Transvaal). La historia de Botsuana es la historia del desierto de Kalahari, intermediario entre la poblada sabana del noreste y las despojadas estepas del suroeste. A través de las rutas que lo cruzaban llegaron las mercancías asiáticas a la región a cambio de marfil, oro y cuernos de rinoceronte, pero también es la historia de los asentamientos británicos, holandeses y portugueses.
En 1840, se asentaron en el este de Botsuana los colonos holandeses Boers que huían de los ingleses establecidos en Ciudad del Cabo, como eran agricultores disputaron las escasas tierras fértiles con los tswanas. En 1852, Sechele I lideró una coalición de jefaturas tswana que los derrotó en Dimawe, años después se alcanzó un acuerdo de paz, estableciendo las fronteras entre Sudáfrica y Botsuana.
La paz favoreció el comercio y la influencia de los misioneros luteranos que se asentaron en Botsuana en 1856. Bajo el liderazgo de Khama III (1875-1923), el cristianismo se institucionalizó y se convirtió en la religión oficial antes de la Primera Guerra Mundial. En 1895, tres reyes tribales Tswana fueron a Londres buscando apoyo contra los Boers y contra la expansión alemana por el sudoeste africano. Botsuana se transformó en el protectorado británico de Bechuanalandia. A cambio de la protección a la Compañía Británica de Sudáfrica que construyó una vía férrea entre sus tierras y Zimbabue. La tutela inglesa impidió la absorción política por parte de Sudáfrica.
En 1964, Gran Bretaña apoyó la creación de un autogobierno democrático, trasladando la sede a Gaborone. Desde su independencia en 1966, Botsuana ha sido un país estable y sin golpes de Estado. Seretse Khama fue elegido primer presidente y permaneció en el cargo hasta su muerte en 1980.
El amor prohibido entre un rey negro africano y una oficinista blanca londinense que dio a luz una nación
Seretse Khama y Ruth Williams vivieron una historia de amor que cambió la historia de Botsuana y desafió los prejuicios raciales de su épocaviii. Seretse Khama era el heredero al trono del protectorado británico de Bechuanalandia (actual Botsuana), y Ruth Williams era una joven británica blanca. Se conocieron en Londres en 1947 y se casaron en 1948, en medio de una fuerte oposición tanto del gobierno británico como de la familia de Seretse.
El matrimonio de ambos no solo desató controversia en Sudáfrica, donde el apartheid estaba en su apogeo, sino también en el Reino Unido. El gobierno británico intentó invalidar el matrimonio, alegando que no era adecuado que un futuro líder africano estuviera casado con una mujer blanca, y envió a Seretse al exilio en 1951. Sin embargo, Ruth lo acompañó y la pareja vivió en el Reino Unido durante varios años hasta que la presión pública y mediática ayudó a que Seretse pudiera regresar a su tierra natalix.
Al volver, Seretse renunció a sus derechos al trono para centrarse en la política. En 1966, Botsuana se independizó del Reino Unido y Seretse fue elegido su primer presidente. Bajo su liderazgo, Botsuana pasó de ser uno de los países más pobres del mundo a uno con una economía próspera gracias al descubrimiento de diamantes (el tercer mayor productor de diamantes del mundo, después de Australia y la actual República Democrática del Congo) y de una política de gobierno honesta y orientada al desarrollox. Seretse murió en 1980, apenas a los 59 años. Ruth lo sobrevivió hasta el 2002, a sus 79 años. Los dos están sepultados, juntos, en la colina más alta del territorio de la tribu Bamangwato. La raíz de Seretse.
En 1985, hubo repetidas escaramuzas en la frontera con Sudáfrica por el apoyo que el gobierno de Botsuana prestó a la lucha del Congreso Nacional Africano (ANC) contra el apartheid. En 1987 Sudáfrica presionó a Botsuana bloqueando las rutas que la unen con Gaborone, la capital del país.
En julio de 2007, el Banco Mundial publicó su informe denominado «La gobernabilidad importa, 2007». Indicadores de la gobernabilidad en el ámbito mundial 1996-2006, que situó a Botsuana entre los 16 países con mayor estabilidad política y ausencia de violencia en el mundo, y en la primera ubicación entre los países de África.
CONTEXTO GEOPOLITICO
Botsuana se encuentra rodeada por Sudáfrica, Namibia, Zimbabue y Zambia. A pesar de su proximidad a Zimbabue, un país con problemas políticos y económicos significativos, Botsuana ha mantenido una política exterior moderada y cooperativa, evitando conflictos regionales.
Este país con una población de 2.450.668 mill. /Hab, un clima semiárido (inviernos cálidos y veranos calurosos), sin salida al mar y escasamente poblado, tiene una superficie de 581.730 km2. Es conocido, por su producción de diamantes, provenientes del desierto de Kalahari (uno de los desiertos más grandes del mundo. Con 930.000 km2 que se extiende por Botsuana, Namibia y Sudáfrica) y por sus ecosistemas únicos como el Delta Okavango, que sustenta una próspera industria turística.
Tiene una tasa de crecimiento de la población del 1,34%, que está compuesta por diversos grupos étnicos (Tswana 79%, Kalanga 11%, Basarwa 3%, otros, incluidos Kgalagadi y personas de ascendencia europea 7%). El inglés es el idioma oficial, pero se hablan varias lenguas locales (Setswana 77,3%, Sekalanga 7,4%, Shekgalagadi y otros). La religión más practicada es la cristiana (79,1%). La edad media es de 26,8 años y la esperanza de vida es de 66 años (hombres: 64, mujeres: 68). Prevalencia del VIH/SIDA en adultos (entre 15 y 49 años): 16,4% (hombres 11,8%, mujeres 21,1%) La tasa de alfabetización es del 88,5% (hombres 88%, mujeres 89%). La capital del país es Gaborone
RELACIONES INTERNACIONALES
Botsuana ha mantenido una postura coherente en favor de la paz y la estabilidad, tanto en el ámbito regional como global. Como miembro activo de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), contribuye en la en la Misión multidimensional de la Comunidad de Desarrollo del África Meridional en Mozambique (SAMIM) demostrando su compromiso con la seguridad regional y la lucha contra la insurgencia terrorista en Cabo Delgado (Mozambique). Comparte estrechos vínculos económicos y culturales con la vecina Sudáfrica, su mayor socio comercial y una fuente de empleo para muchos ciudadanos de Botsuana. Su papel en la Unión Africana refuerza el apoyo a la integración económica y promoción de la democracia y la buena gobernanza en la región.
Sus relaciones con Estados Unidos (EE.UU.) xi y, en menor medida, con la Unión Europea son “fuertes y basadas en un compromiso compartido con el buen gobierno y la inclusión”. Botsuana alberga una estación de radiodifusión de la Agencia de EE.UU. para los Medios Globales, un avión de transporte regional C-12 y una Academia Internacional de Aplicación de la Ley, que capacita a policías seleccionados de toda África. En junio de 2024, Botsuana fue coanfitrión, junto con EE.UU. de la Conferencia de Jefes de Defensa Africanos.
La ayuda bilateral de EE.UU. a Botsuana administrada por el Departamento de Estado y la Agencia para el Desarrollo Internacional ascendió a 52,4 millones de dólares en el año fiscal 2023, y se solicitaron 50,6 millones de dólares para el año fiscal 2025. Esa ayuda dedicad en casi en su totalidad al PEPFAR (SIDA)xii, aparte de un programa de educación y entrenamiento militar internacional. Botsuana, que también se beneficia de los programas globales o regionales, participa en iniciativas estadounidenses como Prosper Africa, un esfuerzo de comercio e inversión, y la Iniciativa de Jóvenes Líderes Africanos.
Mantiene relaciones amistosas y de colaboración con la República Popular China (RPC), que lleva a cabo proyectos de infraestructura y vivienda en el país. Botsuana ha instalado infraestructura de “ciudades seguras” suministrada por empresas de la RPC, incluida tecnología de vigilancia, y Huawei, que tiene un acuerdo de capacitación con el gobierno de Botsuana.
Por otro lado, las relaciones con Rusia, aunque complicadas por la invasión de Ucrania, reflejan un equilibrio entre principios políticos y consideraciones económicas, debido al impacto que las sanciones a los diamantes rusos podrían tener en su propia industria. En el caso de Israel, su oposición al estatus de observador en la Unión Africana y su apoyo a las resoluciones de la ONU a favor de un alto el fuego en Gaza demuestra su enfoque a favor de soluciones humanitarias y el diálogo en conflicto.
ECONOMÍA, RECURSOS Y ASPECTOS SANITARIOS
Botsuana ocupa el puesto 39 entre 180 países en el Índice de Percepción de la Corrupciónxiii, siendo el tercero mejor de África. En 2021, el Grupo de Acción Financiera Internacionalxiv eliminó al país de su lista gris de jurisdicciones con insuficiente protección contra el lavado de dinero.
La economía de Botsuana, basada en un sistema de libre mercado y un régimen de inversión abierto, ha disfrutado durante mucho tiempo de un crecimiento moderado pero sostenido, impulsado por los ingresos de la exportación de diamantes. Estos recursos han sido utilizados para reducir la pobreza y financiar servicios de educación y atención médica gratuita.
La pandemia de COVID-19 provocó una contracción del PIB del 8,7% en 2020, lo que llevó al país a solicitar su primer programa de ayuda presupuestaria al Banco Mundial. Sin embargo, la economía se recuperó rápidamente, expandiéndose un 11,9% en 2021. Desde entonces, el crecimiento se ha moderado, alcanzando el 5,8% en 2022 y el 3,8% en 2023.
Aunque los ingresos per cápita son altos en comparación con los estándares regionales, Botsuana enfrenta un desempleo generalizado y presenta una de las distribuciones de ingresos más desiguales del mundo. Además, su fuerte dependencia de los diamantes (que representan alrededor del 86% de las exportaciones) hace que el país sea vulnerable a las fluctuaciones de los precios mundiales de las materias primas.
RECURSOS
Después de la independencia, el crecimiento económico sostenido de Botsuana ha sido impulsado casi en su totalidad por los diamantes. En asociación con el Grupo De Beers, del cual el gobierno posee una parte, Botsuana creó Debswana, una empresa conjunta que rápidamente se consolidó como uno de los mayores proveedores de diamantes del mundo, aunque el país también tiene yacimientos de cobre, níquel, sal, carbonato de sodio, potasa, carbón, mineral de hierro y plata.
No obstante, las abundantes reservas de diamantes impulsaron décadas de crecimiento sin precedentes en la región, pero impidió que se desarrollaron otros recursos del país, haciendo a la economía de Botsuana dependiente de los ingresos generados por los diamantes hasta el presente. En el primer trimestre de 2024, las ventas de diamantes de Debswana cayeron un 48 % debido a la disminución de la demanda y la competencia de los diamantes creados en laboratorio, con importantes consecuencias, como el aumento del desempleo y la incertidumbre económica.
No resulta sorprendente, en esta situación que a pesar de los sólidos números de PIB per cápita, otros indicadores económicos más complejos apunten en una dirección distinta. Un ejemplo es la puntuación en el Índice de Transformación de Bertelsmann (BTI)xv en desarrollo socioeconómico, que ha descendido de 5 a 4 puntos sobre un máximo de 10, debido a la persistente desigualdad. Esto se refleja, además, en un índice de Ginixvi de 53,3 y en una elevada tasa de pobreza del 38%, agravada por el creciente desempleo juvenil.
Con el fin de limitar la dependencia de los diamantes y desarrollar los sectores de alto valor que se vieron afectados por la pandemia, el Gobierno ha establecido la Agenda de Reinicio, para acelerar la diversificación económica, empoderar a los jóvenes y aumentar las oportunidades de empleo. Se está fortaleciendo a la industria local y promoviendo la autosuficiencia económica a través de prohibiciones a las importaciones de productos frescos y agua, con lo que se espera desarrollar resiliencia económica para prepararse para las condiciones climáticas extremas causadas por el cambio climático. Además, se están haciendo esfuerzos dirigidos hacia sectores como el turismo sostenible, los servicios financieros, la agricultura y las energías renovables, lo que podría garantizar un desarrollo más equilibrado y menos vulnerable a las fluctuaciones del mercado global.
El turismo es particularmente importante, ya que el país alberga el Delta del Okavango y el desierto de Kalahari, maravillas naturales del mundo y un punto de atracción para el ecoturismo. Además, la gestión responsable de los ingresos de los recursos naturales ha permitido que Botsuana mantenga una economía estable y en crecimiento.
Como las reservas de diamantes se están agotando gradualmente, los esfuerzos estatales se centran en explotar las reservas de carbón del país, exportar otros productos minerales como el cobre y minerales potencialmente críticos como manganeso, níquel y cobalto, así como seguir desarrollando el procesamiento local de diamantes con valor agregado en el país. En este contexto, en 2023, funcionarios de Namibia y Botsuana reafirmaron un plan para construir una línea ferroviaria que dé servicio a las exportaciones de carbón de Botsuana por mar.
Por otra parte, las dinámicas instituciones financieras de Botsuana, demostradas por su robusto sistema bancario y la estabilidad monetaria del Banco de Botsuana, son indicadores prometedores de que Botsuana tiene las herramientas necesarias para superar la inminente turbulencia económica. Aun así, la diversificación y la desigualdad siguen siendo problemas urgentes que indudablemente persistirán durante años y que también serán temas centrales en las próximas elecciones generales a finales de octubre, que se perfilan como las más competitivas en la historia de la nación.
ASPECTOS SANITARIOS: VIH/SIDA
En 2022, Botsuana tenía una tasa de prevalencia de VIH del 16,4% en la población adulta, la cuarta más alta del mundoxvii. Sin embargo, el control de la epidemia ha mejorado significativamente en los últimos años.
Durante los años 2000, las tasas de VIH en adultos superaban el 25%, lo que provocó un gran impacto social y económico: millares de niños quedaron huérfanos y se redujo de forma importante la fuerza laboral. Hoy en día, el acceso a la atención médica es amplio, y el tratamiento antirretroviral (TAR) es gratuito para quienes lo necesitan.
Botsuana se destacó por ser el primer país en alcanzar los objetivos "95-95-95" de ONUSIDA. Esto significa que el 95% de las personas con VIH conocen su estado, el 95% de ellas reciben tratamiento, y el 95% de quienes reciben tratamiento logran controlar el virus. Además, las nuevas infecciones han disminuido drásticamente, de 28,9 por cada 1.000 adultos en el año 2000 a 3,3 en 2022.
A pesar de estos avances, algunas poblaciones, como las mujeres jóvenes entre 15 y 19 años, siguen estando en mayor riesgo, con una incidencia casi 700% mayor que la de los hombres de su misma edad. Aproximadamente un tercio de la respuesta al VIH/SIDA en Botsuana es financiada por el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del SIDA (PEPFAR)xviii, mientras que el gobierno local cubre el 60% de los costos.
SEGURIDAD Y CRIMINALIDAD ORGANIZADA TRASNACIONAL
Botsuana ha sido históricamente uno de los países más estables de África en términos de gobernabilidad y seguridad, con bajos niveles de criminalidad organizada en comparación con sus vecinos. Sin embargo, en los últimos años, el país ha comenzado a enfrentar algunos desafíos relacionados con el crimen organizado y la seguridad, principalmente vinculados al tráfico de drogas, la minería ilegal y el tráfico de vida silvestre.
Botsuana comparte fronteras con países que enfrentan mayores problemas de inseguridad, como Sudáfrica y Zimbabue, lo que ha hecho que algunos problemas de seguridad transnacionales, como el tráfico de personas y armas, lleguen a Botsuana. En áreas rurales y remotas, la presencia de autoridades es limitada, lo que a veces permite que actividades ilegales, como la caza furtiva y la minería ilegal, se desarrollen sin intervención del Estado. Además, aunque no es un problema a gran escala, ha habido un aumento en la actividad de pandillas y en los robos en zonas urbanas. Gaborone, la capital, ha visto un aumento en ciertos delitos relacionados con la propiedad.
Botsuana se ha convertido en una ruta de tránsito para el tráfico de drogas, en particular para sustancias como la cocaína y la metanfetamina, que atraviesan el país hacia Sudáfrica. Aunque el consumo interno sigue siendo bajo en comparación con otras naciones, las autoridades han incrementado los esfuerzos para detener el tráfico de estupefacientes.
La minería de diamantes, una de las principales fuentes de ingresos del país, ha sido un foco de actividad ilegal. Algunos grupos criminales han intentado involucrarse en la extracción ilegal de diamantes y otros minerales, lo que genera tensiones entre las autoridades y las comunidades locales.
Debido a su rica biodiversidad, Botsuana ha sido un objetivo para el tráfico de especies protegidas, especialmente de elefantes. El país alberga una de las poblaciones de elefantes más grandes de África, lo que lo convierte en un objetivo para los cazadores furtivos que buscan el marfil. A pesar de los esfuerzos del gobierno por implementar medidas de conservación, el problema persiste.
No obstante, el gobierno ha sido proactivo en la protección de la vida silvestre, dado el impacto que el turismo tiene en su economía, aunque el furtivismo sigue siendo un problema en algunas áreas. La corrupción es relativamente baja, y la policía y el sistema judicial están bien considerados en comparación con otros países de la región.
Botsuana es un país seguro en comparación con otros países africanos, con bajos niveles de criminalidad organizada. Sin embargo, enfrenta algunos desafíos relacionados con el tráfico de animales salvajes y, en menor medida, con el narcotráfico, dado su tamaño y su ubicación estratégica en el sur de África. Como la creciente presión por parte de grupos criminales organizados plantea desafíos importantes para el futuro, las autoridades han reforzado la cooperación con otros países y organizaciones internacionales para hacer frente a estos problemas.
CAMBIO CLIMÁTICO, CONTROVERSIA SOBRE VIDA SILVESTRE Y MIGRACIONES
Botsuana es un país semiárido caracterizado por lluvias erráticas, sequías recurrentes, baja humedad del suelo y fenómenos meteorológicos extremos, como las inundaciones repentinasxix. Estos factores contribuyen a una vulnerabilidad significativa para las comunidades del país.
Dichas condiciones afectan la disponibilidad de recursos hídricos y a la producción agrícola, que es una fuente de sustento para muchas zonas rurales. Esto aumenta la presión para encontrar soluciones innovadoras que permitan un crecimiento sostenible. Aunque la infraestructura del país sigue mejorando, pero las desigualdades económicas y sociales, especialmente entre las áreas rurales y urbanas, continúan siendo un desafío.
Las amenazas a la biodiversidad de Botsuana incluyen la degradación y pérdida de hábitats, la disminución de fuentes de agua, barreras al movimiento de la vida silvestre, la presencia de especies invasoras y los impactos del cambio climático. A pesar de estos problemas, Botsuana sigue siendo un país económicamente sólido y estable. Sin embargo, el éxito futuro dependerá de su capacidad para enfrentar estos desafíos y aprovechar las oportunidades de diversificación económica.
Las frecuentes condiciones de sequía han afectado gravemente la producción alimentaria nacional y a otros sectores de la economía en años recientes. Entre 2015 y 2016, Botsuana experimentó una sequía que secó la presa de Gaborone, el principal suministro de agua para la capital y fue declarada la peor en tres décadas. Además, el presidente Mokgweetsi Masisi declaró 2017/2018 como un año de sequía para la agricultura.
Reconociendo las amenazas que suponen el aumento de las temperaturas, los posibles cambios en los patrones de precipitaciones y otros efectos del cambio climático en sectores como la seguridad alimentaria, el acceso al agua, la salud y el turismo, el Comité Nacional sobre Cambio Climático lidera los esfuerzos para generar consenso en torno a estas cuestiones, relacionadas con el cambio climático. Botsuana es signataria del Protocolo de Kioto, que busca limitar las emisiones de gases de efecto invernadero, y de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
A pesar de esto, los resultados de la última encuesta de Afrobarómetroxx indican que solo la mitad de los habitantes de Botsuana ha oído hablar del cambio climático. De ellos, la mayoría considera que está empeorando la calidad de vida y que debe ser combatido, aunque pocos confían en que se puedan lograr grandes cambios al respecto.
CONTROVERSIAS SOBRE LA VIDA SILVESTRE
El delta del Okavangoxxi, un delta interior con una biodiversidad única e importante en vida silvestre, que se inunda cada año, alberga importantes variedades de especies únicas, al igual que el desierto de Kalahari, conocido también como el desierto rojo por sus inmensas extensiones de arena rojiza y marrón que lo conforman, atraviesa con sus más de 700.000 km² varios países del sur africano (Botsuana, Namibia y Sudáfrica).xxii. Ambos son atractivos para el turismo, que aporta cerca del 10 por ciento de los puestos de trabajo del país.
Botsuana también ha hecho frente durante mucho tiempo a los desafíos de la caza furtiva delictiva organizada, que a menudo tiene como objetivo especies icónicas y de alto valor (rinocerontes, leones y elefantes). Botsuana ha hecho un esfuerzo concertado para detener la caza furtiva a través de programas de conservación, esfuerzos de aplicación de la ley para proteger la vida silvestre y medidas para reducir los conflictos entre humanos y vida silvestre.
En 2014, el gobierno de Khama prohibió la caza, citando la disminución de las poblaciones de vida silvestre. La decisión generó críticas de algunas comunidades que dependen de los ingresos del turismo de caza o están preocupadas por los daños a los cultivos causados por animales, en particular elefantes. Algunas partes interesadas han argumentado que la población de elefantes excede la capacidad del medio ambiente para sustentar esa población. En 2019, citando estas preocupaciones, el presidente Masisi levantó la prohibición de caza para permitir la caza regulada, incluida la de varios cientos de elefantes al año y rechazo los esfuerzos europeos desde 2022 para prohibir las importaciones de trofeos de vida silvestre.
MIGRACIONES
Las sequías recurrentes y la desertificación están aumentando la migración interna hacia las ciudades, en busca de oportunidades económicas y mejores condiciones de vida.
Además, Botsuana ha sido un receptor de migrantes de países vecinos como Zimbabue, lo que ha incrementado la presión sobre sus servicios sociales, especialmente durante los períodos de crisis económica y política en esos países. Aunque el gobierno ha gestionado bien la situación, estas tensiones sociales y económicas podrían agravarse si los problemas regionales continúan.
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