Estoy contento de que mis dos últimos artículos publicados en La Hora Digital: “El País pronto cambiará de dueño” y “Cuándo irá el peluquero del ministro Bolaños a 'La Resistencia' de Broncano" parecen tener numerosas lecturas. Nunca tantas como los más de cincuenta millones de lecturas que tiene El Español de Pedro J. No obstante, el director de La Hora me ha convencido de que vuelva a mi tarea original de cronista literario. La intención es que los responsables de Google se fijen en nosotros y nos traten como lo hacen con medios marginales y carentes de valor. A ellos, al parecer, los colocan en una posición destacada en Google News, lo que les permite obtener buenos ingresos. Ya le he dicho que no se esfuerce, esto no va de calidad. Además, ¿quién lee estos periódicos? Tal vez solo un vulgar algoritmo.
En fin, volveré a mi inexistente labor creativa de cronista literario.
Sostengo que hay libros que nos invitan a reflexionar, otros que nos enseñan grandes lecciones, y luego está Por qué mi mujer habla susurrido(*). Un libro que, les advierto, les costará encontrar. En su premisa, promete explorar uno de los grandes misterios de la vida conyugal moderna: ¿con quién habla? ¿De qué está hablando? Y, más importante, ¿me está criticando? Sin duda, es un texto que atraerá a cualquier lector que, sentado en el sofá frente al televisor, de repente escuche un susurro por el pasillo. Eso es más intrigante que la película que estás viendo.
La Trama: El Arte del Susurro.
El autor, Chamiro Frual, un detective casero frustrado, decide aventurarse en la jungla de los susurros femeninos, un territorio desconocido para la mayoría de los hombres. Armado con nada más que su sentido de la sospecha y su oído mediocre a causa de la edad, nuestro protagonista trata de desentrañar el mayor enigma de su vida: ¿por qué su esposa nunca habla en un tono que él pueda escuchar claramente? “¿Es que acaso lo hace adrede?”, se pregunta repetidamente.
A lo largo de sus más de 200 páginas, el lector es guiado a través de las diferentes etapas de su paranoia. Desde los primeros momentos de desconcierto, cuando simplemente no entiende por qué su mujer habla en voz baja mientras está en la misma habitación, hasta las horas más oscuras de su investigación, cuando empieza a notar que el susurro no solo es constante, sino que parece ser más intenso cada vez que él entra en la habitación o ella la abandona. ¿Coincidencia? En este libro, no existen las coincidencias.
El Susurro Inicial.
El libro abre con una escena que es, sin duda, demasiado familiar para muchos: una tarde tranquila, el protagonista leyendo en la sala, mientras su esposa está en la cocina... hablando. No en voz alta, sino en ese susurro apenas audible que, extrañamente, suena justo cuando él va a entrar y desaparece al instante. ¿De qué está hablando? ¿Y por qué, cuando él dice "¿Qué dijiste?", ella responde con un escueto "Nada, cariño, ¿por?" La trama se espesa?
Aquí el autor nos regala una teoría inicial: "El susurro es un código". Según él, las mujeres han desarrollado una especie de lenguaje secreto para evitar discusiones innecesarias o, peor aún, para discutir en clave. Él afirma que su madre lo hacía y así discutía con su suegra y su cuñada, aunque estas estuvieran a kilómetros. Ahora bien, esto es distinto. El protagonista empieza a sospechar que su mujer no solo está susurrando, sino que lo hace a propósito para que él no pueda descifrar lo que realmente está pasando. "¿Habla de mí? ¿Se ríe de mis elecciones de ropa o de mi incapacidad para encontrar las cosas en la nevera?", se pregunta angustiado.
¿Con quién habla?
La gran cuestión surge en este punto: "¿Con quién está hablando la jodida?" Este capítulo explora las posibilidades más hilarantes, desde la paranoia extrema hasta las situaciones más absurdas. Chamiro imagina todo tipo de escenarios ridículos: su esposa podría estar conversando con un agente secreto, tramando un complot internacional desde la cocina mientras corta zanahorias. O, tal vez, habla con una red clandestina de esposas que comparten consejos sobre cómo evitar que los maridos descubran los verdaderos precios de los zapatos nuevos.
Lo más probable, concluye, es que está ensayando una conversación telefónica, pero ¿con quién? ¿Será su madre, su mejor amiga o incluso el grupo de WhatsApp del trabajo? En un pasaje memorable, nuestro protagonista decide acercarse sigilosamente para escuchar, solo para descubrir que, efectivamente, era el horno microondas pitando. Pero en su paranoia, hasta el pitido suena como una conversación oculta.
¿De qué está hablando?
Aquí, el autor especula sobre los posibles temas de conversación en los susurros misteriosos. "Quizás me está criticando", piensa. La idea de que las mujeres puedan estar intercambiando críticas veladas sobre sus maridos es el tema central en este punto de la obra. Desde cómo él nunca pone correctamente la tapa del dentífrico o deja la tapa del váter levantada hasta el hecho de que siempre deja los calcetines en el lugar equivocado, todo es sospechoso.
Chamiro ofrece una serie de ejemplos: "Ella está hablando con sus amigas, todas intercambiando historias de cómo sus maridos nunca pueden encontrar las cosas en casa, aunque estén justo frente a ellos. ¡Un terror para ellas!". Llega a imaginar que existe una liga secreta de esposas que evalúan las habilidades domésticas de los hombres como si fueran competencias olímpicas. Y, claro, él siempre queda en último lugar.
La Estrategia de Defensa.
La siguiente fase del libro se adentra en la mente del protagonista, quien decide tomar cartas en el asunto. ¿Qué debe hacer cuando su esposa susurra? ¿Confrontarla directamente? ¿Intentar un contraataque susurrando él también?
En un giro de la obra, decide poner en marcha lo que denomina "Operación todos hablamos solos". Convencido de que susurrar también podría otorgarle cierta ventaja, comienza a hablar en voz baja a su mujer, esperando que esto provoque una reacción. En lugar de resolver algo, ella simplemente le pregunta si tiene dolor de garganta, dejándolo aún más confundido y frustrado.
(*) "Susurrido" pues el autor considera que el susurro es un idioma en sí mismo.
Final Revelador (o no).
El clímax del libro llega cuando el protagonista, en un acto de valentía, decide preguntarle directamente a su esposa: "¿Por qué siempre hablas susurrando cuando estoy cerca y dándome la espalda?" El lector espera una revelación impactante, tal vez una confesión secreta o una explicación rocambolesca. Sin embargo, en un giro sorprendente, ella simplemente responde: "Porque no quiero molestarte cuando estás ocupado con tus importantes pensamientos".
En fin, el libro termina con el protagonista reflexionando sobre el hecho de que, tal vez, toda la conspiración de susurros era solo eso: una invención de su propia mente. Pero, como buen paranoico, no descarta por completo que haya algo más detrás. Porque, después de todo, los susurros nunca cesan...
Por qué mi mujer habla susurrado es un viaje a través de las inseguridades y paranoias cotidianas de la vida en pareja. En este libro, el autor explora con ingenio y humor los pequeños malentendidos que convierten a los susurros en un terreno fértil para la imaginación desbordada. Un manual de resistencia a las exageraciones de los suspicaces, sostengo yo.
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