Escribir sobre las elecciones parlamentarias en Azerbaiyán, me supone recordar mi visita al país hace exactamente un año, donde tuve la oportunidad de reunirme con representantes del mundo académico, político, periodístico y cultural del país. Además, de visitar la ciudad de Bakú, los famosos volcanes de lodo, el Templo del fuego y el arte rupestre al aire libre de Gobustán, tuve el honor de impartir una conferencia sobre la Unión Europea en la prestigiosa ADA University, así como reunirme con el rector de la Universidad Estatal de Bakú y diversos think tanks del país como el Center of Analysis of International Relations (AIR Centre), el Topchubashov Center y el International Multiculturalism Centre, pude visitar la Asamblea Nacional y reunirme con la presidente del grupo de Amistad de España del Parlamento de Azerbaiyán, la diputada, Sevil Mikayilova.
Las elecciones parlamentarias anticipadas a la Asamblea Nacional de la República de Azerbaiyán (la Milli Majlis), parlamento unicameral azerbayano, programadas para el 1 de septiembre, fueron celebradas con normalidad, de modo que se pueden realizar ya una serie de valoraciones a priori para analizar tanto los resultados como la manera en la que se han llevado a cabo. Estas elecciones a la Milli Majlis, que fue el primer parlamento republicano secular del mundo musulmán, suponen la elección del poder legislativo en el país caucásico. Un parlamento con 125 diputados elegidos por circunscripciones uninominales. Su mandato es de 5 años y en esta ocasión se han celebrado de manera anticipada por decisión del presidente Ilham Aliyev.
En estas elecciones, el partido gobernante, Nuevo Azerbaiyán (YAP), dirigido por el presidente Ilham Aliyev, obtuvo una mayoría estrecha al conseguir 68 de los 125 escaños en juego, dos menos que en las elecciones anteriores. El resto de los escaños se distribuyó entre candidatos independientes (44 escaños) y otros partidos menores.
Por parte de la ciudadanía, la participación fue notablemente baja, con una tasa de participación del 37.3%. En este sentido, es importante conocer que en diciembre de 2023 Azerbaiyán tuvo elecciones presidenciales donde el presidente Aliyev fue reelegido para un nuevo mandato después del éxito de su política de unificación de todos los territorios del país. Eso también ha provocado que los ciudadanos probablemente hayan considerado las elecciones parlamentarias de menor importancia. Es importante precisar que la forma de gobierno en Azerbaiyán es la república semipresidencial, donde como en Francia, el presidente tiene amplios poderes.
Las elecciones también marcaron un hito al ser las primeras en las que se llevó a cabo votación en la región de Nagorno-Karabaj desde su reincorporación a Azerbaiyán en 2023.
Estas elecciones han sido objeto de críticas tanto a nivel interno como internacional, debido a la ausencia de una competencia real y la exclusión continua de los principales partidos de oposición, como el Frente Popular de Azerbaiyán.
La OSCE, que desplegó una misión de observación, destacó la falta de pluralismo político y expresó preocupación por la integridad del proceso electoral. Sin embargo, destacó una buena organización en estos comicios. Tras las elecciones, algunos partidos de oposición se negaron a reconocer los resultados, cuestionando su legitimidad. Debemos de tener en cuenta que Azerbaiyán es una democracia joven, sin una experiencia democrática previa (salvo el breve periodo de la República Democrática de Azerbaiyán de 1918-1920), y que ha sido un cruce de caminos en la historia entre dominio persa, otomano y ruso (primero zarista y después soviético). Por tanto, no podemos comparar la situación en Azerbaiyán que ha sufrido un difícil proceso de reconstrucción nacional con la culminación de la recuperación de su integridad territorial después de varias guerras en los últimos 30 años con países con una cultura e historia democrática como los que disfrutamos en la Europa occidental. Por eso, es tan importante la labor de acompañamiento en el proceso de reformas que está llevando a cabo el presidente Ilham Aliyev. Que Azerbaiyán dentro de su política tradicional de no alineamiento sea miembro de la OSCE, el Consejo de Europa y GUAM, demuestran su compromiso con la democracia, las reformas y su deseo de formar parte de un mundo basado en el derecho internacional.
En conclusión, han sido unas elecciones donde los escenarios post-electorales que se barajaban, se ha terminado cumpliendo el escenario más previsible en el que el partido del gobierno obtiene la mayoría. Esto permitirá continuar con el proceso de reformas en el que se encuentra inmerso el país, pues la estabilidad se encuentra garantizada. Así mismo, Azerbaiyán será el país anfitrión de la próxima Cumbre sobre el Cambio Climático (COP 29), que se celebrará en Bakú del 11 al 22 de noviembre de 2024. Un gobierno de cohabitación hubiera traído al país inestabilidad. Los gobiernos de cohabitación en democracias asentadas como en Francia tradicionalmente han sido desastrosos. De este modo, es probable que el gobierno continúe con su enfoque gradualista hacia las reformas, priorizando la estabilidad y la continuidad, que tan buenos éxitos está llevando al país tanto en el plano nacional como internacional donde Azerbaiyán es un referente de prosperidad en la región. Aun así, la estabilidad política y la cohesión social también seguirán siendo desafíos importantes para Azerbaiyán en los próximos años, pero con un presidente de la República con gran carisma y autoridad y un parlamento renovado para los próximos 5 años.
Carlos Uriarte Sánchez
Profesor de Derecho de la Universidad Rey Juan Carlos. Secretario General de Paneuropa España