¿Se acuerdan de las primarias socialistas de 2017? Por si acaso, yo se las recuerdo: Pedro Sánchez, que había sido defenestrado como secretario general unos meses antes por un aparato de predominio andaluz, arrasó en todas las comunidades autónomas excepto en Andalucía, feudo de Susana Díaz, donde no llegó siquiera a un tercio de los votos. Para ser exactos, consiguió un 32% de los votos mientras en Cataluña alcanzó el 82%.
Si esto fuera EEUU, Sánchez hubiera seguido el ejemplo de Obama, integrando a Susana Díaz en su organigrama de mando, pero aquí las cosas funcionan de otra manera. Mientras Sánchez defenestraba a Susana Díaz de la dirección andaluza, recompensaba con un poder sin precedentes a la dirigencia del PSC, mediante abundantes y suculentos nombramientos en la Administración del Estado.
Hasta aquí, todo se puede explicar en términos orgánicos, como resultado de los cambios en la correlación de fuerzas dentro del PSOE, pero lo ocurrido el último año es otra cosa. ¿Es que ya nadie se acuerda de la última consulta de Pedro Sánchez a las bases socialistas? Participó el 63% de la militancia y el 87% se mostró a favor de “formar un gobierno con Sumar y lograr el apoyo de otras formaciones” para conseguir la mayoría necesaria. El acuerdo con Sumar incluía la reducción de la jornada laboral, la universalización de la educación de 0 a 3 años, una reforma fiscal progresiva, la derogación de la Ley Mordaza… en fin, para qué seguir.
Ya saben Vds. que esta legislatura va de otra cosa. Porque una cosa es que Pedro Sánchez intente apoyarse en el PSC para paliar el agujero negro que se ha abierto en Andalucía y otra asumir el programa del PSC como programa propio de gobierno. Esto último sería lo lógico si estuviéramos hablando del programa con el que el PSC se presentó a las elecciones, en demanda de un sistema más equilibrado de financiación y de la mejora de los servicios públicos, pero hete aquí que, en vista de lo que pasó con el acuerdo con Sumar, enseguida mejorado por los acuerdos alcanzados en Suiza, el programa del PSC ha sido a su vez mejorado por Esquerra Republicana hasta un punto que ni siquiera Jordi Pujol pudo soñar. Ahora se entiende mejor la reforma fiscal progresiva en la que estaba pensando el gobierno: hay que conseguir que los ricos paguen más para que los catalanes paguen menos.
Por si faltaba algo, esto se va a aprobar en Sevilla: si entiendo bien el mensaje, se trata de asegurar que Illa pueda gobernar tranquilamente en Cataluña mientras los andaluces pueden seguir votando al PP sin remordimiento.