Así lo prueba un trabajo liderado por François Béland, profesor en la Universidad de Montreal, que tiene como coautores a los epidemiólogos María Victoria Zunzunegui y Fernando García López y al neumólogo Francisco Pozo Rodríguez

 

Las residencias de personas mayores en la Comunidad de Madrid fueron las más golpeadas de España durante la primera ola de la pandemia, con un 21,5% de mortalidad (9470 fallecimientos durante los meses de marzo y abril de 2020), cifra que incluye tanto a los residentes fallecidos por COVID-19 como a los que murieron por otras causas. De ellos, 7291 fallecieron sin atención hospitalaria.

 

El estudio, que utiliza datos de fuentes oficiales, analiza las intervenciones del Gobierno de la Comunidad de Madrid en relación con los traslados hospitalarios y las defunciones ocurridas tanto en las residencias como después del traslado al hospital durante el periodo pre-COVID-19 de enero y febrero de 2020; las fases ascendente y descendente de la primera ola de la pandemia COVID-19 durante marzo y abril, y en el periodo posterior de mayo a junio de 2020. El artículo utilizó metodología apropiada para desentrañar un fenómeno complejo y caótico durante las peores fases de la pandemia de COVID-19. 

 

Entre enero y junio de 2020 se realizaron 18 895 derivaciones de residentes enfermos a hospitales públicos de la Comunidad de Madrid. Contrariamente a lo que se podía esperar, los traslados al hospital disminuyeron desde una media diaria de 120 en febrero (antes de la pandemia) a una media de 67 entre el 7 y el 29 de marzo, fecha en que se alcanzó el pico de defunciones en la Comunidad de Madrid.  Precisamente el 7 de marzo, día en que la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid puso en marcha la gestión centralizada de las camas hospitalarias, se observó una caída drástica de los traslados desde las residencias a los hospitales. Esta caída ocurrió dos semanas antes de que se publicaran los protocolos de triaje basados en criterios de dependencia y deterioro cognitivo. 

 

La conclusión principal a la que llega este estudio es que en marzo de 2020 las derivaciones hospitalarias de los residentes disminuían a medida que las muertes aumentaban en las residencias de mayores en la Comunidad de Madrid. La disminución en las derivaciones hospitalarias de los residentes y la estabilidad de las muertes de residentes en hospitales precedieron en dos semanas a la publicación de los protocolos de triaje. 

 

El estudio se ha publicado en la revista BMC Geriatrics, una publicación internacional de investigaciones en geriatría revisadas por pares y de acceso abierto.

 

La investigación ha sido liderada por el profesor emérito de la Universidad de Montreal, François Béland, y tiene como coautores a la epidemióloga María Victoria Zunzunegui, profesora jubilada de dicha Universidad canadiense; Fernando García López, médico epidemiólogo del Centro Nacional de Epidemiología, del Instituto de Salud Carlos III, y Francisco Pozo Rodríguez, médico neumólogo e investigador independiente.

 

El estudio también demuestra que mientras disminuían los traslados de residentes al hospital se incrementaban las muertes en las residencias de la Comunidad de Madrid

 

Los principales resultados son los siguientes:

 

• El día 7 de marzo, día en que se inició la gestión centralizada de camas hospitalarias en la Comunidad de Madrid, los traslados de residentes mayores enfermos a los hospitales públicos de Madrid disminuyeron drásticamente hasta alcanzar un mínimo el 22 de marzo. Los protocolos de triaje basados en el grado de dependencia de los pacientes que vivían en las residencias se enviaron para sancionar por escrito lo que ya estaba ocurriendo.

 

• En los meses de marzo y abril del 2020, la curva de defunciones diarias en las residencias de la Comunidad de Madrid siguió con una semana de retraso la curva de las defunciones de la población de la Comunidad de Madrid, con un descenso algo más lento.

 

• En la fase ascendente de la pandemia (entre el 7 y el 26 de marzo de 2020), en ausencia de medicalización y con escasos traslados a los hospitales, las defunciones en las residencias aumentaron a medida que el virus entraba en las residencias a través de los trabajadores y aumentaban los contagios dentro de las residencias en un caos de organización de cuidados por falta de recursos profesionales y materiales y en ausencia de pruebas de diagnóstico y medidas eficaces de control. El número diario de residentes que fallecieron en los hospitales se mantuvo constante y reducido mientras que la mayoría quedaron atrapados en las residencias.

 

• Cuando empezó a disminuir la incidencia de casos en la población de la Comunidad de Madrid, se relajaron gradualmente las restricciones de traslado de residentes al hospital. En consecuencia, se produjo un aumento del número diario de residentes que fallecían en los hospitales.

 

Estos resultados sobre la situación de las residencias de mayores en la Comunidad de Madrid constituyen un compendio del punto 21 de la resolución del Parlamento Europeo sobre la pandemia de COVID-19, que destacó que los Estados miembros de la UE se centraron en preservar la capacidad hospitalaria y al mismo tiempo descuidaron las residencias de mayores, lo que resultó en una mortalidad excesiva.