Si un país o conjunto de países carecen de armamento nuclear (y de disuasión nuclear), ese país o conjunto de países están en desventaja. En ausencia de ese armamento, un enemigo convencionalmente poderoso no tendrá resquemores en atacarlos. ¿Quién se atrevería con Corea del Norte? En cambio, Irak o Ucrania no pudieron evitar ser invadidos.
No obstante, cuando posibles enemigos tienen armamentos nucleares y disponen de importantes fuerzas militares convencionales hay un mayor equilibrio disuasorio. Las doctrinas político-militares que analizan las estrategias disuasorias nucleares y sus eventuales empleos son muy complejas. Tienen un fuerte trasfondo psicológico y se basan en determinar las líneas rojas del adversario y las propias antes del empleo nuclear, en principio no deseado. Disponer de armamento nuclear no aconseja prescindir de fuerzas convencionales. Si estas son suficientes, el empleo nuclear puede ser retrasado e, incluso, evitado, y pueden ser determinantes en la resolución de un conflicto militar sin llegar al umbral nuclear.
¿Si Ucrania hubiera tenido armamento nuclear, Putin se habría abstenido de invadirla? Probablemente, pero en 1994 Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania renunciaron a convertirse en potencias nucleares conservando el armamento nuclear que la Unión Soviética había desplegado en sus territorios, y ello a cambio de unas garantías de seguridad que, sin embargo, Moscú no ha respetado en el caso ucraniano.
Las cinco grandes potencias nucleares, China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia, reconocidas en el Tratado de No Proliferación (TNP), clave de bóveda de los acuerdos de desarme y control nuclear no tenían interés en incrementar el número de países nucleares. El resto del mundo mundial, tampoco. Más vale pocos que muchos nucleares contando, además de los cinco citados, con India, Pakistán, Corea del Norte e Israel, también nucleares. Por eso las tres antiguas repúblicas soviéticas “devolvieron” a Rusia ese armamento, en vez de destruirlo, subrayando así que la URSS no era una federación de países en igualdad de condiciones. Sólo era una excrecencia colonial de Rusia, madre, o abuela ya, de las demás Rusias.
En Ucrania tenemos un caso práctico de los condicionamientos que rodean el empleo nuclear o su carácter disuasorio. Desde el principio Putin y sus generales han presumido de su poderío nuclear afirmando estar dispuestos a emplearlo. Con estas amenazas querían “congelar” a Ucrania, impedir que se defendiese plenamente, que lo hiciese con una mano atada a la espalda. Eran King Kong golpeándose el pecho. Sin embargo, han abusado de sus órdagos terroríficos y las líneas rojas rusas, nunca claras como es debido en esta materia, han ido evidenciado un retroceso.
Los occidentales ayudan a Ucrania para que se defienda, pero han sido renuentes de armarla para atacar a los rusos en su propio territorio. Había que tener cuidado con King Kong. Inicialmente no se le quiso dar aviones ni carros de combate occidentales. Se tuvo mucho cuidado en darle equipos que no podían alcanzar Rusia o, si ello era factible, se les prohibía un empleo que alcanzase territorio ruso. Todas estas reservas han ido difuminándose a medida que los aspavientos nucleares de King Kong se revelaron, por ahora, órdagos huecos, bravuconadas sin relleno.
Ucrania incursiona actualmente por Kursk, territorio ruso, de un modo más persistente que otras razias anteriores. Depósitos de municiones y combustibles, así como puentes rusos y otras infraestructuras en Rusia son cada vez más destruidos y King Kong sigue quieto. La flota rusa en el Mar Negro vio como Ucrania le hundía desde tierra su buque insignia, un importante crucero, como destruían o desarbolaban otros buques suyos con ataques desde tierra, mar y aire con misiles, drones y operaciones especiales. La reacción rusa ha sido resguardar su flota en sus puertos o embotellarla en el Mar de Azov. El Mar Negro ya no es ruso. Su flota es impotente. King Kong no gesticula y poco a poco se le han ido estirando sus líneas rojas nucleares. ¿Hasta dónde? Eso ya se verá si Kiev se envalentona más … Mientras, ante la inquietud del Organismo International de Energía Nuclear, Ucrania y Rusia amagan con acciones bélicas que podrían provocar alguna catástrofe en centrales nucleares, una ucraniana en poder ruso y otra rusa en el área de Kursk, aunque en realidad a ninguno de los dos les beneficiaría mucho.
Todo eso también tiene una transposición para la defensa europea que necesita su propia disuasión nuclear para ser creíble y con más motivo frente a Rusia. En España esta es una cuestión que no interesa al público en general; sobre la que no hay ninguna didáctica gubernamental, gobierne quien gobierne; y en la que sólo registramos la oposición de la izquierda, notablemente la más extrema o radical. Ya nos despertarán como siempre ocurre desde la batalla de Rocroi en 1643 o la de Las Dunas en 1658 cuando, dicen, empezó el declive de España como gran potencia hasta la actualidad en la que somos poquita cosa porque nuestros gobiernos suelen ser muy pueblerinos y temerosos como esos galgos asustadizos que dan un bote y pegan sus orejas a la cabeza con cada ruido inesperado que oyen por mínimo que sea.
Sin embargo, no habrá defensa europea respetada sin disuasión nuclear y hasta podría consumirse también la tercera y única condición superviviente de las tres del referéndum de la OTAN, la de la no introducción, almacenamiento y despliegue de armamento nuclear en España. Los europeos solo cuentan con dos Estados nucleares, Reino Unido y Francia de los que solamente este último es miembro de la Unión Europea.
Francia está dispuesta a ampliar su garantía a otros miembros de la UE. ¿En qué condiciones? Eso hay que tratarlo con los franceses bilateralmente y en el seno de la UE. ¿Se preocupa de ello el gobierno de Sánchez? Es una cuestión que tiene su naturaleza reservada en los detalles, pero sobre la que es exigible transparencia en términos generales. El pueblo español tiene derecho a saber.
Por otra parte, los arsenales británicos y francés son similares. Sería una estupidez que la UE no se concertara en esta cuestión con los británicos. Londres y Paris tienen sus mecanismos bilaterales. Todo esto es muy delicado porque ambos países y la gran mayoría de los miembros de la UE lo son también de la OTAN. Complicado, pero necesario por dos motivos. En primer lugar, porque frente a Rusia, que es el principal enemigo potencial, pero no el único, todos los europeos tienen intereses comunes que defender. En segundo lugar, porque, sin prescindir de la por ahora insustituible garantía nuclear americana, a los europeos les interesa tener un mayor margen de decisión propia.