Llevamos un tiempo en el que por parte de quienes deben guardar y hacer guardar el prestigio de las instituciones que encabezan o de las que forman parte, parecieran empeñarse en justo lo contrario.
El noble arte de la política, de la política española (y sus actores), que tan ensalzada y con razón lo fue mundialmente debido a cómo supo poner a flote e inventar un estado moderno y democrático tras los negros años de la Dictadura, merece un respeto. Merece un mejor trato. Merece ser protegida y defendida por sus actores y no, precisamente, ser ellos causantes del desapego que se produce en esta nuestra sociedad, y especialmente entre los más jóvenes, debido a los espectáculos que se vienen brindando a diario, a juicio de este torpe intérprete. Ver, por ejemplo, las sesiones de control al ejecutivo en una y otra Cámaras nacionales, no favorecen el amor e interés por LA POLÍTICA, antes, al contrario, son un elemento perfecto para la denostación de la política y de sus actores.
Cuando esto escribo, acaba de ser investido Salvador Illa nuevo Presidente de la Generalidad de Cataluña. Para ello ha firmado en nombre del Partido del que es Primer Secretario, sendos pactos con ERC, (tercera fuerza en el Parlamento de Cataluña) y Comuns Sumar, (sexta fuerza allí), franquicia de la “cosa” (Partido, Coalición, no sé qué es) que encabeza la señora Yolanda Díaz. Que le vaya bien. Más vale. Aunque…
Pero ese acuerdo obliga a desplegar actuaciones del Ejecutivo y el Legislativo españoles y no sólo de ámbito catalán. Es decir, un partido federado con el PSOE, obliga a actuaciones del Partido Federal, de muy hondo contenido, de él, de su Gobierno y de su iniciativa legislativa. Y ello, sin que los militantes del PSOE hayamos tenido ocasión de opinar, confrontar, debatir, y ni tan siquiera tener un texto en castellano ofrecido desde los órganos federales o regionales del Partido. Y a esta hora, así seguimos. Se dijo que había que esperar a que los militantes de ERC, que ellos sí podían, votasen. Votaron. Después, pareciera mejor seguir esperando al debate de investidura. Y ya se ha producido. Y a esta hora, así seguimos.
Se filtra, desde medios afines, que lo pactado, tocante al tema de la financiación, (“financiación singular que avance hacia la plena soberanía fiscal”, sic en el documento que me he traducido yo en la intimidad) no es insolidario, y no afecta a los demás territorios. Es más, es un claro avance en la federalización de España (Presidente Sánchez, dixit). Incluso, nada impedirá que, llegado el caso, se pueda extender el modelo a los demás territorios de España. Pues si todas las partes van a tener a la postre más, quien se quede con menos es el Gobierno de España. ¿Se quiere eso?
Y hasta donde este torpe observador colige, de lo que conocemos, (que no sé si será lo que tendríamos derecho a conocer), justo la solidaridad no es lo mejor que predicarse puede de este engendro. Y justo avanzar en un modelo federal se me antoja antitético de lo que es realmente por donde con todo esto se avanza: a un modelo confederal, no federal, de estado. Y nada más lejos de eso que lo que hay diseñado hoy en la denostada Constitución del 78. Denostada por quienes debieran defenderla. A la postre, es su derribo lo que late en actores, cómplices y encubridores de todos estos desvaríos sobre el modelo de estado. Si alguien quiere modificar el modelo de estado, que sea valiente y lo plantee de frente. No ande enredando en una operación de minado soterrado de destrucción de lo que tanto nos costó construir para bien de España y los españoles y para vivir el más libre y democrático tiempo de su larga historia.
Pero si atentatorio es el acuerdo sobre el modelo financiero común, el que se pretende “singular”, (o sea, que yo quiero más, y allá se apañen los otros) no olvidemos frases del resto del documento que literalmente se contienen como: “negociación con el Estado para dar forma a un acuerdo que sea refrendado por la ciudadanía de Cataluña” (o sea, referéndum), “reforzar los pilares del reconocimiento nacional de Cataluña”, “avanzar Cataluña en términos de soberanía”, “dar voz a la ciudadanía para conocer sus preferencias sobre la organización territorial”, realizar una “Convención Nacional por la resolución del conflicto político” (¿?), “uso social del catalán y garantía de derechos lingüísticos”, “proyección europea e internacional de Cataluña”, “Cuerpo de Acción Exterior” y su “Red de delegaciones”, la “presencia en organismos europeos e internacionales: ONU, UNESCO, OMS, EUROPOL, ONU Mujeres, ONU Habitat, UNRWA, FAO, OCDE, OCHA, UNDP , UPM…”, y la creación de “Selecciones deportivas catalanas”. Estos últimos temas no han centrado el debate ensombrecido, obviamente, por el tema de la financiación singular.
Y todos estos temas, que competen evidentemente al común de los españoles, se nos sustrae a conocimiento y debate de ciudadanos e instituciones. ¿O es que esto es una pantomima y como dicen los firmantes nacionalistas excluyentes no se fían de lo firmado con el PSC? ¿Va a ser tramitado y aprobado todo esto en los órganos legislativos nacionales? ¿Los organismos internacionales van a dar respuesta positiva a dar voz a entes territoriales que no sean naciones-estado? ¿Quién ha enloquecido? ¿No deberíamos tener mejor y mayor información sobre todo lo pactado? ¿A qué viene este silencio de Presidente, Vicepresidentas, Ministros y Portavoces tan locuaces y activos otrora en redes sociales y declaraciones públicas? ¿Dónde estamos? ¿A dónde vamos? Más allá de la solicitada fe ciega en nuestro Presidente, ¿esto debe ser así en un estado normalizado y no bolivariano?
Y el estrambote: el prófugo apareció, se rió, se mofó, y se fue. Y no pasa nada. Bien está que el despliegue operativo fuera de los Mossos (que se han lucido). Pero ¿dónde están los servicios de información de Policía y Guardia Civil a las órdenes del magistrado Marlaska? ¿Y los del CNI de la magistrada Robles? Bien es cierto que, parece ser que en la “secreta” Directiva de Seguridad Nacional vigente, en el tiempo post-Pegasus, al CNI lo han relevado de los menesteres concernientes a los indepes.
Pues eso. Una ignominia. (Diccionario de la RAE: Afrenta, vergüenza, deshonor, ofensa, oprobio, agravio, injuria, denuesto, ultraje, baldón, deshonra, infamia, insulto, bajeza, descrédito, vilipendio, denostación, zaherimiento, jugada)