En la madrugada del pasado 31 de julio, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) informó del asesinato del líder del grupo islamista palestino, Ismail Haniyeh, en un ataque contra el edificio en el que se alojaba en la capital de Irán, Teherán, donde se encontraba para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente iraní, Masud Pezeshkian.
La muerte del líder de Hamás en Irán abre una crisis sin precedentes en Oriente Medio
Masud Pezeshkian se había reunido el día anterior con Ismail Haniyeh junto con el líder de Yihad Islámica, Ziyad al Najala, que también se encontraba en el edificio en el momento del ataque. Los dos líderes palestinos habían mantenido además un encuentro con el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei.
Haniyeh no era una figura militar importante, sin embargo era un personaje clave debido a que lideraba las relaciones internacionales del grupo armado palestino y era el principal interlocutor en las negociaciones que se llevaban a cabo, con la intermediación de Egipto y Qatar, para la liberación de rehenes israelíes y alcanzar un alto el fuego en Gaza. Su muerte podría tener importantes repercusiones en estas negociaciones, pero, además, ponen de manifiesto el escaso interés del gobierno de Israel, si se confirmase que ha sido el autor, en llegar a un acuerdo de paz.
Haniyeh se ha convertido en el cargo palestino de mayor rango en ser asesinado desde que Salé al Arouri muriera a principios de este año en un bombardeo perpetrado en el sur de Líbano. Ocupó el cargo de primer ministro después de que Hamás se hiciera con la mayoría absoluta en las elecciones del Consejo Legislativo en 2006, si bien fue posteriormente destituido por Mahmud Abbas.
El ataque, que podría provocar la extensión del conflicto en la región, ha llevado a las autoridades palestinas a hacer un llamamiento a la movilización general y el “levantamiento ante la ocupación” desde las mezquitas de Cisjordania. Hamás convocó un "día de furia" en los territorios palestinos y en toda la región. En el norte, el jefe de Hezbolá, Nasrallah, advirtió que Israel y "aquellos que están detrás de él deben esperar nuestra inevitable respuesta" por los asesinatos de Shukr y Haniyeh, ocurridos con pocas horas de diferencia. Según Nasrallah, "se han cruzado las líneas rojas”.
Por el momento, ningún alto cargo israelí ha reconocido oficialmente la operación, pero algunos ministros han insinuado en redes sociales que Israel está detrás del atentado y que es el resultado de meses de planificación de los servicios de inteligencia. No obstante, las autoridades israelíes se han negado a dar declaraciones al respecto y han descartado “responder a informaciones de medios extranjeros”.
La noticia de la muerte de Haniyeh se ha producido pocas horas después de que Israel confirmara haber asesinado al jefe del Estado Mayor del grupo chií libanés Hizbulá, Fuad Shukr, al que Israel responsabilizaba de la muerte de miles de civiles israelíes y del ataque con un proyectil en la ciudad drusa de Majdal Shams.
La muerte de Haniyeh en Irán, además de ser un fallo de la inteligencia y de la seguridad iraní, difícil de entender, abre una crisis de consecuencias impredecibles en Oriente Medio. La audaz medida de Israel de matar a Haniyeh, si se confirma su autoría, entra en esa guerra velada que mantienen ambos países, pero que provoca que los máximos representantes del país, así como, los representantes de Hezbolá y de los hutíes, que también acudieron a la toma de posesión de Pezeshkian se sientan amenazados.
Las máximas autoridades iraníes han prometido represalias contra Israel por los recientes ataques, que han violado la soberanía del país, aunque hay que señalar que estas violaciones no son las primeras. En este sentido recordar los asesinatos de científicos nucleares en el país y hasta el momento no ha pasado nada, sin embargo, en este caso, las autoridades iraníes, incluido el nuevo primer ministro reformista Pezeshkian, han defendido el derecho de Irán a defenderse. En el contexto actual, contraatacar a Israel se ha convertido en una cuestión de legitimidad para el nuevo gobierno de Pezeshkian, un candidato moderado en medio de un escenario político polarizador en Irán.
Por su parte, tanto Irán como Hamás han acusado directamente a Israel de planear la operación. El líder iraní Jamenei ha pedido a los Guardias Revolucionarios que se preparen para importantes operaciones de ataque y defensa en caso de un conflicto abierto contra Israel, incluso si es respaldado por Estados Unidos.
Aunque, en el pasado las autoridades iraníes se habían comprometido a evitar una escalada del conflicto y en el pasado mes de abril dieron toda la información posible al aliado de Israel para que se preparara con anticipación y apoyara a Israel durante el primer ataque directo con misiles y drones de Irán y sus representantes, esta vez las cosas podrían ser difererente.
En ambos lados, la narrativa de la escalada está llegando a su punto máximo. Nasrallah dice que Israel "pagará un precio muy alto" por cualquier "agresión" y el primer ministro israelí Netanyahu afirma que Israel está preparado "para cualquier escenario". Mientras tanto, Teherán ha convocado una reunión urgente con las fuerzas afines.
Por otra parte, hace unos días, Israel atacó la ciudad portuaria de Hodeida en Yemen, impactando diferentes instalaciones energéticas críticas. El ataque fue una respuesta a un ataque con drones contra Tel Aviv. La implicación directa de Israel supone una escalada del conflicto en el Mar Rojo, un corredor energético estratégico.
El Consejo de Seguridad de la ONU se ha reunido de urgencia a petición de Irán, para tratar la situación. La misión de Irán ante la ONU ha enviado una carta al Consejo en la que pedía que este “condene de manera inequívoca y enérgica las agresiones y atentados terroristas del régimen israelí contra la soberanía de Irán y su integridad territorial”.
Ante el aumento de la tensión en la zona, el secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, ha anunciado el envió de un escuadrón de cazas a Oriente Medio y mantendrá un portaaviones en la región, reforzando la presencia militar estadounidense para ayudar a defender a Israel de posibles ataques de Irán y sus aliados, y salvaguardar a las tropas estadounidenses. También ordenó el envío de más cruceros y destructores con capacidad de defensa contra misiles balísticos a las regiones de Europa y Oriente Medio, y tomará medidas para enviar más armas terrestres de defensa contra misiles balísticos.
Estos cambios cumplirían una promesa hecha por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, sobre los nuevos emplazamientos militares estadounidenses para proteger de posibles ataques con misiles balísticos y drones.
Finalmente, la guerra entre Israel y Hamás no ha tenido hasta el momento importantes consecuencias energéticas globales debido a la “relativa contención” de las partes en conflicto (hasta el momento, los efectos en los mercados mundiales de productos básicos han sido limitados), no obstante la escalada de este podría tener unas consecuencias en la zona difíciles de evaluar y aumentar el temor en unos mercados que ya están excesivamente tensionados, pudiendo provocar problemas a corto plazo y, en el caso de que la situación se deteriorase, graves problemas de abastecimiento a nivel global.