La consolidación democrática en Argelia: un desafío entre la tradición y la modernidad
En el pasado mes de marzo, Abdelmadjid Tebboune, presidente de Argelia, tras una reunión con el presidente del Consejo de la Nación, Salá Gudjil; el presidente de la Asamblea Popular Nacional, Ibrahim Bughali; el primer ministro, Nadir Larbaoui, y el jefe del Estado Mayor del Ejército Nacional Popular, el general Said Chengriha, anunció la convocatoria de elecciones presidenciales anticipadas para el próximo 7 de septiembre.
El 11 de julio, Tebboune despejó las dudas y anunció su candidatura para un segundo mandato. Defendió la fecha de las elecciones "porque coincide con el final de las vacaciones de verano y el inicio del nuevo año escolar", lo que garantizaría una alta participación. Excusa que ha generado confusión entre los ciudadanos, como indica la frase en árabe argelino "Ma fhemna walou" ("No entendemos nada”), tendencia en las redes sociales. La fecha implica hacer una campaña en medio de las abrasadoras temperaturas estivales, aunque pudiera haber motivos más complejos de explicar que podrían haber influido.
Desde hace años, había importantes diferencias entre la Presidencia y el Ejército sobre “la idoneidad del futuro candidato”. El Ministerio de Defensa entendía que la gestión de Tebboune no había sido la más adecuada, ya que Argelia había perdido el apoyo de España en el conflicto del Sahara Occidental, roto las relaciones con Marruecos y mantenía fuertes desavenencias sin resolver con Francia.
Para entenderlo mejor, desde la independencia en 1962 la gobernanza del país se ha apoyado en la presidencia de la República, el Ejército Nacional Popular (ENP) y los influyentes "servicios de seguridad, inteligencia y documentación". Todas las decisiones importantes del país se toman en el Alto Consejo de Seguridad (ACS), que es el verdadero centro de poder. Esta presidido por el jefe del Estado, pero su voto es igual que el del resto de sus componentes, por lo que los militares disponen de la mayoría absoluta y monopolizan las decisiones que se adoptan.
El presidente argelino negó que “hubiera conflicto alguno en las más altas esferas del poder por su presencia o dimisión”, pero cuando ya había obtenido la tan esperada luz verde de los militares en un cónclave celebrado la noche del 5 de julio, al final de la ceremonia de celebración del 64 aniversario de la independenciai.
Tebboune llegó al poder en 2019 respaldado por los militares tras las protestas a favor de la democracia, llevadas a cabo por el movimiento pacífico “Hirak Argelia” contra Abdelaziz Bouteflika y el régimen militar que controla la política de la Argelia poscolonial. Considerado un hombre del sistema, prometió poner fin a la corrupción y construir una “Nueva Argelia.
CANDIDATOS
Los principales candidatos son: Abdelmadjid Tebboune (presidente de Argelia); Abderrazak Makri (Movimiento de la Sociedad por la Paz); Abdellah Hassan Cherif (Frente de Fuerzas Socialistas); Zoubida Assoul (Unión para la Reforma y el Progreso) y Louisa Hanoune (Partido de los Trabajadores). El FLN, que gobierna en Argelia desde la independencia está valorando apoyar a Tebboune o presentar su propio candidato.
Los candidatos tienen que ser aprobados por la Autoridad Nacional Independiente (ANIE), depositar una fianza de 250.000 dinares y presentar 600 firmas de funcionarios electos, o 50.000 electores de al menos 29 de las 58 wilayas del país. El Presidente de Argelia es elegido mediante el sistema de dos vueltas. La campaña para las elecciones comenzará el 14 de agosto.
En las últimas elecciones (diciembre 2019), con una población de 42.660.670 habitantes, se registraron 24.474.161 electores y votaron 9.759.392, con una participación del 39,83%. Los votos válidos fueron 8.504.346 y los nulos 1.243.458, registrándose la cifra más baja de participación desde la independencia. Tebboune gano con 4. 915.116 votos, todo un síntoma.
CONTEXTO HISTORICO
Hay evidencias de ocupación humana desde de 1.8 millones de años. Los pueblos bereberes del norte de África resistieron eficazmente las invasiones (fenicios, cartagineses, romanos, vándalos, bizantinos y turcos) que trasformaron la sociedad y economía de la región.
Alrededor del 900 a. C. comerciantes fenicios de Tiro llegaron a la costa del norte de África y establecieron Cartago (actualmente en Túnez) y crearon rutas comerciales con el interior del continente. Tras la derrota en las guerras púnicas (146 a. C.) frente a Roma la ciudad fue destruida. En el siglo II a. C. el rey Masinisa unificó los reinos bereberes en Numidia parte de la (actual Argelia). El Imperio romano se anexionó el territorio e influyo en la arquitectura, creo infraestructuras (carreteras y acueductos) y la región se convirtió en el "granero del Imperio".
La caída de Roma y la inestabilidad del período bizantino permitieron la reconstitución de algunos de los principados bereberes, que resistieron la ocupación de los omeyas musulmanes (670-708). El Magreb y especialmente el antiguo Reino de Numidia siempre fueron importantes para la Península Ibérica.
La llegada del mundo árabe al norte de África (siglos VIII y XI) trajo consigo el islam y la lengua árabe, con importantes cambios en relaciones sociales y económicas, pero también una rica cultura.
Al necesitar los Omeyas (dinastía musulmana establecida en Damasco desde el 661-750) dominar el Mediterráneo, en 711 las fuerzas omeyas, auxiliadas por bereberes convertidos al islam, conquistaron todo el norte de África e invadieron la Península Ibérica.
Los musulmanes convirtieron a la Hispania romana en uno de los centros intelectuales de la cultura islámica y ocuparon parte de la Península durante ocho siglos. En el 750, los abasíes sucedieron a los omeyas como califas y trasladaron el califato a Bagdad.
Tras la conquista musulmana, la región evolucionó cultural y científicamente, intensificándose las relaciones comerciales y moldeando una historia compartida como pone de manifiesto Miguel de Cervantes Saavedra en sus obras, algunas autobiográficas.
Los baños de Argel (año 1.600) Es una comedia de cautivos, en gran parte autobiográfica del escritor y soldado Miguel de Cervantes uno de los nombres más importantes de la literatura española. Más allá de las letras, tuvo una vida aventurera en la que no faltaron batallas, cautiverios y fugas.
Haber participado en la batalla de Lepanto fue siempre uno de los mayores orgullos de Cervantes, a pesar de que en ella perdió el uso de la mano izquierda
La obra es una ventana a la cultura, la política y la sociedad de la Hispania de la época, reflejando las preocupaciones de una sociedad en constante enfrentamiento con los corsarios otomano del Mediterráneo.
Las dinastías bereberes de los almorávides y los almohades (1061-1106) desarrollaron el comercio transahariano. Figuras como Yusuf ibn Tashfin (primer emir de la dinastía beréber almorávide) y Abu Abd Allah Muhammad Ibn Tumart (1130) fundador Imperio almohade, difundieron el islam. Este periodo se puede considerar la Época de Oro de esta región con importantes contribuciones a la cultura y la ciencia, destacando figuras notables como San Agustín de Hipona, el filósofo y teólogo del siglo IV, y otros intelectuales argelinos.
La política expansionista española en el Norte de África comenzó con los Reyes Católicos, una vez terminada la Reconquista. Varios pueblos en la costa argelina fueron conquistados: Mazalquivir (1505), Orán (1509), Argel (1510) y Bugía (1510) y posteriormente fueron vendidos por Carlos IV al Bey de Argel.
Durante 300 años, Argelia fue una provincia del Imperio Otomano, con Argel como capital. El turco fue el idioma oficial y los árabes y bereberes fueron excluidos de los puestos de gobierno. En 1671, un nuevo líder tomó el poder, reemplazando a la antigua administración otomana. Argel continuó formando parte del Imperio Otomano, pero el gobierno central dejó de tener influencia efectiva. Las potencias marítimas europeas pagaron el tributo demandado por los gobernadores del Magreb, para prevenir ataques corsarios a sus rutas marítimas.
Las Guerras napoleónicas desviaron la atención de las potencias europeas de suprimir la piratería. Cuando la paz regresó (1815), Argelia y los estados colindantes conocidos como los “Estados Berberiscos” eran responsables de la piratería en el Mediterráneo y la esclavitud de cristianos, lo que llevo a una alianza entre España, Países Bajos, Prusia, Dinamarca, Rusia y Nápoles para luchar contra los berberiscos (Guerra de Trípoli y Segunda guerra berberisca). La colonización francesa de Argelia comenzó en 1830.
Guerra de Independencia de Argelia (1954-1962). Fue uno de los últimos países árabes en acceder a la independencia y el que más sufrió para conseguirla. Francia, que se había desprendido de Túnez y Marruecos, con Argelia empleo todos los medios para retenerla, llegando a alegar que no era una colonia, sino una prolongación de Francia. A finales de los años 50, habían aumentado las tensiones por la discriminación y la falta de representación política de los argelinos musulmanes, a diferencia de otros pueblos de su misma cultura, religión e idioma. La humillante derrota francesa en Indochina (1954) estimuló las ansias de independencia, estallando la Guerra. Un conflicto decisivo en el proceso de descolonización del continente africano. El 1 de noviembre de 1954, el Comité Revolucionario de Unidad y Acción argelino (CRUA) decide pasar a la lucha armada, creando el Frente de Liberación Nacional (FLN) una organización político-militar que se extendería por todo el país. Entre sus lideres estaban figuras como Ahmed Ben Bella, Houari Boumediene y Mohamed Boudiaf.
Grupos guerrilleros atacaron objetivos militares y civiles en todo Argelia. El Ejército de Liberación Nacional (ALN) brazo armado del FLN, llevo a cabo operaciones militares contra las fuerzas francesas y atentados contra instalaciones estratégicas. La guerra incluyó tácticas de guerrilla del FLN y operaciones contrainsurgentes del ejército francés. La OAS (Organisation Armée Secrète), grupo paramilitar francés de extrema derecha opuesto a la independencia, llevo a cabo actos de terrorismo contra musulmanes y pied-noirs favorables a la independencia.
Entre 1956-1957 los enfrentamientos se llevaron a cabo en diferentes ciudades, siendo la “Batalla de Argel” la más importante. El FLN utilizó tácticas de guerrilla urbana y terrorismo. Los franceses respondieron con torturas y ejecuciones sumarias que generaron controversia internacional. En septiembre de 1959, el presidente Charles de Gaulle propuso la autodeterminación para Argelia, aprobado por la mayoría de los franceses en referéndum. Las negociaciones entre el gobierno francés y el FLN culminaron en los Acuerdos de Evian (18 de marzo de 1962), que establecieron un alto el fuego. El 5 de julio de 1962 se proclamaba la independencia de Argelia tras un apoyo abrumador en el referéndum. Ahmed Ben Bella se convirtió en el primer presidente del país, implementando políticas socialistas y centralizando el poder. También se aprobó una nueva constitución.
En la guerra murieron cerca de 30.000 personas en el bando de los que se opusieron a la independencia y más de 200.000 entre sus partidarios y tuvo importantes repercusiones para España. La rivalidad franco-española en el norte de África explica el apoyo de la Dictadura de Franco a los sectores del ejército y a los colonos que se oponían a cualquier concesión a los argelinos, como demuestran la creación de la OAS en España. Sin embargo, las medidas adoptadas por De Gaulle, limitando la libertad de los partidos y organizaciones de oposición antifranquista en el exilio y su apoyo al ingreso de España en la ONU, explican la paulatina reorientación del régimen franquista hacia los postulados de la Francia gaullista.
La Revolución fue devorando a sus propios actores. El 19 de junio de 1965 un golpe de estado derroco al presidente Ahmed Ben Bella y puso al frente al coronel Houari Boumediene. En 1967 el Jefe del Estado Mayor del Ejercito intento derrocar a Boumediene que en 1968 sufrió un intento fallido de asesinato, hasta que llego la era Bouteflika que fue el hombre fuerte de Argelia por dos décadas, aunque la misma institución castrense le dio la espalda y presionó para que dimitiera en medio de una ola de protestar contra su Gobierno. Se mantuvo 20 años en el poder frente a una inexistente oposición
Guerra Civil argelina (1992- 2002) fue un conflicto armado librado entre el gobierno argelino y los grupos islamistas. Se estima que murieron entre 150.000 y 200.000 personas. El conflicto empezó en enero de 1992 tras cancelar el gobierno las elecciones legislativas de diciembre de 1991 al comprobar que las había ganado el Frente Islámico de Salvación (FIS), aduciendo que terminaría con la democracia. Tras la expulsión del FIS y el arresto de miles de sus miembros, sus partidarios empezaron una guerra de guerrillas contra el gobierno y sus partidarios. Los principales grupos fueron el Movimiento Islámico Armado (MIA), fuerte en las montañas, y el Grupo Islámico Armado (GIA), en los pueblos.
Las guerrillas atacaron a efectivos e instalaciones del Ejercito y de la Policía y algunos grupos atacaron a civiles. En 1994 cuando las negociaciones entre el gobierno y los líderes del FIS encarcelados alcanzaron su apogeo, el GIA declaró la guerra al FIS y a sus partidarios. El MIA y grupos menores declararon su lealtad al FIS, pasando a llamarse Ejército Islámico de Salvación (AIS), lo que dio paso a una guerra a tres bandas. El conflicto terminó con la victoria del gobierno tras la rendición del AIS y la derrota en 2002 del GIA. No obstante, se siguen produciendo conflictos de “baja intensidad” en algunas zonas del país. España preparó un Plan de Evacuación ante la potencial llegada de más de un millón de personas al Levante de nuestro país.
“Hirak argelino” (2019-2020) Las protestas comenzaron el 16 de febrero para reclamar la renuncia del presidente Abelaziz Buteflika a un quinto mandato, en las elecciones convocadas para el 18 de abril. Las movilizaciones se extendiendo a través de las redes sociales hasta culminar el 22 de febrero con convocatoria nacional. El 11 de marzo el presidente Buteflika anunció su renuncia a un quinto mandato.
El 9 de abril fue elegido presidente interino Abdelkader Bensalah, presidente del Consejo de la Nación de Argelia, que convoco elecciones para el 4 de julio. Antes, fueron detenidos: Ali Haddad, expresidente del círculo de empresarios y uno de los hombres más ricos del país, Said Buteflika y dos generales responsables de los servicios secretos.
Desde su independencia el devenir de Argelia ha estado marcado por la lucha por el control político, la búsqueda de estabilidad económica y la demanda constante de reformas democráticas. El país ha atravesado períodos de autoritarismo, guerras y protestas masivas, pero sigue enfrentando desafíos importantes en su camino hacia un futuro más democrático y próspero. Argelia es una nación con una sociedad muy joven, y la paciencia nunca fue una virtud de la juventud, que seguirán buscando la libertad, los derechos y las oportunidades. Muchos creen que la Argelia de Tebboune se aleja cada vez más de la realidad de los argelinos.
CONTEXTO GEOPOLITICO
El Norte de África es una región cuya estabilidad política es esencial para España. Es una zona clave desde el punto de vista migratorio, de lucha contra el terrorismo y la criminalidad organizada transnacional, sin olvidar los intereses económicos. Con una superficie de 2.381.741 kms2 Argelia es el país más grande de África y uno de los más grandes del mundo (el 33 de población mundial, compuesta por 196 países). Está dividido en 58 provincias o wilayas y está separada por el Mar Mediterráneo (1.640 km de costa marítima) de España y Francia, comparte fronteras con Túnez, Libia, Níger, Mali, Mauritania, Sahara Occidental y Marruecos. Tiene una población de 44.177.969 habitantes (2024) con una densidad de población muy baja 19 habitantes por km2. El 98 % de la población es musulmana sunita, el 2 % es cristiana (protestante y católica) y hay una muy pequeña comunidad judía.
La mayoría del territorio está ocupado por mesetas elevadas, desierto, algunas montañas y una planicie costera angosta y discontinua. La mayor parte del país la ocupa el desierto del Sáhara, mientras que la región del Tell, en el norte, representa sólo el 15% del territorio y es donde se encuentra la gran mayoría de la población y las tierras de cultivo.
El Sáhara representa el 85 % restante del territorio argelino, así como gran parte del de otra media docena de países. Su superficie supera los nueve millones de kilómetros cuadrados y abarca desde el océano Atlántico al Mar Rojo. El Sáhara no es sólo una gran extensión de arena, tiene cordilleras, llanuras sin ningún tipo de vegetación y numerosos oasis, donde existen pequeños núcleos habitados.
RELACIONES REGIONALES Y GLOBALES
Argelia juega un papel importante en la política regional y global, pero enfrenta desafíos significativos en términos de seguridad, economía y estabilidad política interna. Sus relaciones internacionales están influenciadas por su historia, geografía y la dinámica de poder en la región.
Con Marruecos, Argelia está inmersa en una espiral de acusaciones, amenazas y gestos hostiles sin visos de remitir. Ambos países han tenido relaciones complicadas desde sus respectivas independencias a mediados del siglo XX, debido al colonialismo y la hegemonía regional. Ha habido breves conflictos bélicos y también intentos de avanzar en la construcción regional, como la creación de la Unión del Magreb Árabe (con Libia, Mauritania y Túnez) en 1989, aunque su recorrido fue limitado.
La principal causa de fricción sigue siendo el conflicto del Sahara Occidental. Argelia apoya la independencia del territorio como reclama el Frente Polisario, mientras que Marruecos reclama su soberanía.
El conflicto del Sahara Occidental: una descolonización no finalizada (La Hora Digital, 21 de julio de 2024).
Con Túnez existe cooperación, especialmente en temas de seguridad y comercio. Con Libia, las relaciones son más complicadas debido a la inestabilidad política, aunque se están realizando esfuerzos para manejar la crisis y combatir el terrorismo.
Argelia es un miembro activo de la Unión Africana y mediador en conflictos como el de Malí. Trabaja en iniciativas de integración y desarrollo africano y participa en los esfuerzos regionales para combatir el terrorismo y el crimen organizado en el Sahel. Ha sido parte de la Iniciativa de Países del Sahel (G5 Sahel) y promueve la cooperación en seguridad y desarrollo económico.
Tiene un Acuerdo de Asociación con la UE que facilita el comercio y la cooperación en varios sectores, siendo el más importante el relacionado con la energía, dado que Argelia es un importante proveedor de gas natural para varios países europeos.
La relación con Francia es compleja y está marcada por su pasado colonial. La guerra de independencia de Argelia fue una “dolorosa” contienda en la que Francia usó todos los medios a su alcance para retener el último bastión de su imperio y, a fecha de hoy, todavía quedan muchas heridas por cicatrizar. Aunque existen importantes lazos culturales y económicos, las tensiones son habituales debido a temas relacionados con la Memoria Histórica. No obstante, Francia sigue siendo uno de los principales socios comerciales de Argelia.
Las relaciones con España tienen raíces profundas, que incluyen el periodo colonial francés en Argelia y la influencia histórica de la presencia islámica en la Península Ibérica. Estos vínculos han facilitado la cooperación cultural y educativa. En general, las relaciones diplomáticas han sido estables, aunque no exentas de tensiones. Las posturas respecto al Sahara Occidental han generado fricciones, especialmente cuando España ha mostrado inclinaciones hacia las posiciones marroquíes, algo que Argelia percibe con desconfianza debido a su apoyo al Frente Polisario.
A un nivel más global, las relaciones con EE. UU. se centran en la cooperación en la lucha contra el terrorismo y el comercio de energía. Argelia es un socio clave en la región del Magreb en los esfuerzos de lucha antiterrorista en la región del Sahel. Argelia ha sufrido ataques terroristas en el pasado y sigue enfrentando amenazas de grupos partidarios del Estado Islámico. También mantiene estrechas relaciones con Rusia y China, principalmente en términos de compras de armas y cooperación económica. Rusia es un importante proveedor de equipos militares para Argelia, mientras que China ha aumentado su inversión en infraestructura y proyectos.
ECONOMÍA, RECURSOS, SOCIEDAD Y DD.HH.
Argelia está exhibiendo un nacionalismo cada vez más militante, dirigido principalmente contra su vecino, debido a la situación socioeconómica interna desfavorable, agravada por los efectos de la pandemia, con caídas significativas del producto interior bruto y pérdidas de empleo. A esto se une un cuestionamiento interno de los sistemas políticos y de la capacidad de los Estados para cumplir con sus funciones con eficacia (proveer servicios públicos, crear oportunidades económicas y luchar contra la corrupción). Esa suma de factores suele estar asociada a la búsqueda de elementos de distracción que, con frecuencia, se encuentran al otro lado de la frontera. En ausencia de una recuperación económica sólida, cabe esperar una continuación de esta tendencia.
La economía argelina depende en gran medida del petróleo y el gas, lo que la hace vulnerable a las fluctuaciones de los precios del petróleo en el mercado mundial. En este contexto, la necesidad de diversificación económica es un desafío importante.
Argelia es la economía número 55 por volumen de PIB. En cuanto al Índice de Desarrollo Humano elaborado por Naciones Unidas para medir el progreso de un país y que en definitiva nos muestra el nivel de vida de sus habitantes, indica que los argelinos se encuentran en un nivel bajo. En cuanto al Índice de Percepción de la Corrupción del sector público, sus habitantes creen que existe mucha corrupción.
Tan solo un 0,58% de la población argelina son inmigrantes, según los últimos datos de inmigración publicados por la ONU. Argelia es el 171º país del mundo por porcentaje de inmigración.
Argelia ha atravesado recientemente una serie de incidentes que ponen de relieve la situación de los derechos humanos en el país. Cuatro años después de la aparición en escena del Hirak, Argelia se enfrenta a una nueva ola de represión que afecta principalmente a periodistas independientes, activistas y personalidades cercanas al movimiento opositor del Hirak. Actualmente, este movimiento es objeto de una dura represión por parte de las autoridades argelinas.
Argelia, tras más de 60 años desde su independencia, no puede seguir gobernándose con esquemas poscoloniales. El mundo ha cambiado y el país necesita adaptarse al presente. Esto es precisamente lo que están exigiendo los ciudadanos en sus manifestaciones, algo que el "establishment" se resiste a
SEGURIDAD Y DEFENSA
Una causa y consecuencia de las tensiones Argelia-Marruecos es la carrera armamentística en la que están sumidos ambos países que, juntos, importan más armas que todo el resto del continente africano. Esto significa que una parte importante del producto interior bruto de Marruecos (4,3%) y de Argelia (6,7%) se está destinando a la compra de armas y al sector de defensa, con el ojo puesto en el país vecino. Esos recursos no se están dedicando a otros proyectos necesarios y urgentes de gasto social, infraestructuras, sostenibilidad y modernización.
Las relaciones con proveedores de armamento implican transferencia de tecnología y capacitación, lo que mejora las capacidades militares de los países involucrados. Rusia es uno de los principales proveedores de armamento a Argelia. La compra de equipos militares avanzados refuerza su capacidad militar y su posición en la región. Además, el Kremlin ha mostrado apoyo a la causa del Frente Polisario en foros internacionales, lo que alinea su postura con la de Argelia en el conflicto del Sahara Occidental. Rusia busca aumentar su influencia en el Norte de África y el Mediterráneo, y sus relaciones con Argelia son una pieza clave en esta estrategia.
Marruecos también ha incrementado sus compras de armamento a EE. UU. y otros proveedores occidentales, lo que equilibra en cierta medida el poder militar en la región. No obstante, el aumento de las capacidades militares tanto en Marruecos como en Argelia puede incrementar las tensiones y la desconfianza mutua, afectando la estabilidad regional.
CAMBIO CLIMÁTICO Y MIGRACIONES
Debido a su posición geográfica y características climáticas, Argelia es altamente vulnerable al cambio climático. Incluso un pequeño aumento en la temperatura conduciría a diversos problemas socioeconómicos que dificultarían el desarrollo del país. La previsión es que las precipitaciones serán menos frecuentes, pero más intensas, mientras que las sequías serán más comunes y duraderas.
Aunque la contribución de Argelia al calentamiento global es mínima (menos del 0.5% de las emisiones globales de GEI), el país es muy vulnerable y debe integrar la adaptación en su política de desarrollo. La disminución de los recursos hídricos, la reducción de la agricultura, la expansión del desierto y el consumo de energía para la climatización son los impactos iniciales a los que Argelia debe encontrar respuestas.
Por otra parte, Argelia es una pieza clave en la política española de gestión de los flujos migratorios provenientes de África. Durante muchos años, la cooperación entre ambos ha permitido mantener la inmigración irregular procedente de Argelia hacia España en cifras bajas, pero esta colaboración ha cesado a raíz del cambio de posición del gobierno español respecto al Sahara Occidental.
En el entorno de la quiebra en las relaciones entre ambos países, Argelia dejó de aceptar las devoluciones de inmigrantes irregulares desde España, lo que abrió la puerta a un crecimiento descontrolado de la migración. El riesgo es no solo un aumento sustancial de salidas de inmigración argelina, sino una reconfiguración de las rutas de migración subsahariana que ahora entran en Marruecos pasando por el sur de Argelia.