Si entiendo bien las críticas a mi artículo sobre el suicidio de Santiago Abascal (último componente de la “generación del 78”), el argumento sería el siguiente: tras el atentado de Pensilvania, hay pocas dudas ya de que Donald Trump será el próximo presidente de los EEUU, lo que tendrá inmediatas consecuencias para el escenario europeo.
Por lo pronto, la guerra de Ucrania se decantará poco a poco a favor de Putin, fortaleciendo así a los “patriotas europeos” que han apostatado por él, tal como ha hecho Vox. A renglón seguido, la OTAN entrará en una crisis de identidad que afectará tarde o temprano a su eficacia ya su capacidad disuasoria, lo que romperá los equilibrios globales a favor del bloque chino-ruso, con el consiguiente aislamiento de la “fortaleza europea”, que deberá revisar sus principios fundacionales y su misma razón de ser es el riesgo de quedar sumida en la irrelevancia. Si alguien quiere saber algo más sobre este argumento puede recurrir al último libro de Emmanuel Todd (“La derrota de Occidente”).
No voy a entrar en el fondo del asunto en un tema que requeriría al menos otro libro como el que acabo de citar, sino solo a advertir de un problema de calendario que podemos resumir así. Para cuando Trump tome posesión y ponga en marcha su presunto plan, cosa que está por ver (sabemos por la experiencia que Trump es más eficaz en Twitter que en tomar decisiones, sobre todo cuando no le afectan personalmente), es probable que los barones del PP, los afectados por el divorcio de Abascal se hayan coordinado, si no lo han hecho ya, y hayan convocado elecciones anticipadas en las CCAA respectivas, con el argumento de que Pedro Sánchez y Abascal no les dejan otra salida. En otras palabras, para cuando Trump se decida a tomar decisiones sobre Ucrania, puede que Vox haya quedado barrido del mapa electoral.
Hasta ahora, todas las especulaciones sobre un posible adelanto proceden de Cataluña, incluida la posibilidad de que Pedro Sánchez pudiera hacer coincidir elecciones catalanas y generales en caso de repetición automática en Cataluña. Pues bien, conviene ir apuntando esta otra posibilidad: elecciones anticipadas en las CCAA afectadas por el divorcio PP-Vox.
Permítanme despedirme con una última reflexión: ya metidos en gastos, ¿no sería mejor hacer coincidir todas esas elecciones en un mismo día? Eso sí que sería una manera de aclarar el panorama político y salir del embrollo en el que llevamos metidos desde el 28-M del año pasado, además de un ahorro de tiempo y presupuesto.
Tengan Vds. buen verano.
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Por Álvaro Frutos