Lectura de una sociedad donde priman las apariencias, los comportamientos educados, las relaciones asépticas.
Imperfectas son las formas de comunicación que tenemos con nuestros iguales y, de repente, nos sorprende una salida de tono, una reacción inesperada, un comentario que no viene a cuento y que no esperábamos de esa persona en concreto.
Cada uno y una va guardando para sí lo que los demás quieren ver de nosotros o lo que esperan de nosotros. Pero, por situaciones no planificadas, por exceso de alcohol, por hartura de seguir aparentando, en un momento determinado saltamos, agredimos, nos ponemos en guardia, vamos directos a la yugular de los demás, es decir, nos convertimos en monstruos. Y no es alegoría. Sale ese monstruo que todos llevamos dentro, abrimos las fauces del desconcierto, rompemos las barreras de los convencionalismos.
Toda persona vista de cerca es un monstruo, con texto original de María Zubiri y traído directamente desde Argentina, después de cuatro años de éxito allá, dirigida por Matías Benedetti nos habla de esas apariencias formales, de ese arraigo a lo que parecemos ser, de ese pálpito de esto no es tan idílico como nos quieren hacer creer.
Lo interpretan con magistral y exquisita emoción incontenida, Fiorella Pedrazzini, Olivia Tomé, Lautaro Fernández y Matías Galimberti. Sublimes en sus roles de parejas, amigos, y relaciones doloridas, en una sensibilidad que nos llega hasta nuestra propia experiencia, porque todos lo hemos vivido y constatado en numerosas ocasiones. Pero, normalmente, no dejamos salir a ese monstruo que llevamos dentro, aunque lo veamos de cerca, aunque lo intuyamos de lejos, aunque lo sospechemos desde el inicio de conocer a esas personas.
Podría parecer que esto es un desastre y que vamos a caer en el profundo pozo de las depresiones y confesiones, pero tanto autora como director y elenco, nos lo presentan con las suficientes dosis de humor como para que el drama que se mastica nos resulte, en cierta medida, agradable, simpático y, especialmente, familiar por conocido.
Son agraces ladridos de perros que, en definitiva, no muerden. Pero necesitan aullar, dejar de hacer lo que otros le dicen, dejar de aparentar la envidia real y verdadera, rebelarse contra lo estipulado y las buenas maneras, y gritar que también tenemos nuestra propia personalidad y nuestro propio criterio, y eso no es ser un monstruo, es ser sincero, es ser, por una vez en la vida, transparente y dejar de mirarnos en el espejo que los demás quieren ver.
Posiblemente, después de mostrar ese monstruo que tan cerca tenemos, volvamos a nuestro ser social, a nuestras ausentes palabras o convencionalismos minuciosos, que después del desastre, nos dediquemos a ordenar de nuevo todo, casa, ideas, pensamientos, trabajo… y solo mascullemos nuestra autoestima en la soledad de la almohada mientras nuestra pareja emite los ronquidos correspondientes a cualquier monstruo que se precie.
Al fin y al cabo, todo forma parte de un ceremonial, porque, a la larga, lo que realmente nos da miedo es quedarnos absolutamente solos.
FICHA ARTÍSTICA
TODA PERSONA VISTA DE CERCA ES UN MONSTRUO
- Dramaturgia: María Zubiri
- Dirección: Matías Benedetti
- Elenco: Fiorella Pedrazzini, Olivia Tomé, Lautaro Fernández, Matías Galimberti
- Producción: Matías Galimberti
- Espacio: Teatro Lara, Sala Lola Membrives, todos los martes
Sobre el autor
Alberto Morate
Alberto Morate es profesor de literatura, dramaturgo, cronista de teatro, director de escena, poeta,… Su obra se extiende por el Teatro (7 libros publicados), un texto narrativo (La estatua de Lope de Vega), un Ensayo (Teatro en el colegio traducido a 8 idiomas). Incluido en diversas y variadas Antologías Poéticas, cientos de reseñas teatrales, artículos y Poesía, con 10 poemarios publicados hasta la fecha. También organiza recitales, ha escrito prólogos y presentado libros a colegas poetas.