Con una participación del 49%, las elecciones europeas han seguido las misma pauta de las generales del pasado verano: las buenas expectativas iniciales del PP se desinflan a medida que avanza la campaña. El pasado verano el PSOE contó con la impagable colaboración de Vox y su promesa de un 155 “sostenido y duradero” para Cataluña. Esta vez no ha hecho falta: ha bastado con que un juez cite a Begoña Gómez por presunto tráfico de influencias para que los votantes del PSOE hayan acudido nuevamente en auxilio de Pedro Sánchez (“Free Bego”). El “efecto rebote” que pronosticaron algunos tertulianos de La Sexta se ha cumplido para sorpresa de propios y extraños.
Pero antes de seguir conviene recordar los resultados del pasado domingo y compararlos con la estimación que adelantamos la semana pasada, la cual, como es costumbre, está hecha con calculadora a partir de los datos brutos del preelectoral del CIS. Como se puede observar en la tabla adjunta, nuestra estimación apenas se ha desviado un punto en la estimación de los bloques: le daba 43,3% a la suma de PP y Vox (uno menos de los que ha obtenido) y le daba 35,6% a la suma de PSOE y Sumar (uno más).
Con estos resultados, los apoyos del gobierno se siguen debilitando, no solo porque crece la distancia entre PP y PSOE, que ahora ya es de cuatro puntos (el verano pasado era de 1,3), sino porque la suma de Vox y la candidatura de Alvise casi duplica lo conseguido entre Sumar y Podemos. En consecuencia, el desplazamiento del centro de gravedad del electorado hacia la derecha que podemos observar en el conjunto de Europa tiene también su correlato en España. Curiosamente, la ganancia de 9 diputados obtenida por el PP viene a coincidir con el aumento de representación de la familia popular en el Parlamento Europeo, que es la única familia política que sale ganando de las que forman la coalición de gobierno en la Comisión. Por contraste, la familia socialista pierde 6 representantes, a los que se suman 20 más de la familia liberal. En suma, la coalición gobernante pierde veintitantos eurodiputados que van a parar a fuerzas situadas extramuros del proyecto europeo, lo que obliga a Von der Leyen a abrir negociaciones complicadas en las que Giorgia Meloni puede jugar un papel importante, si es capaz de liderar a los nacionalistas posibilistas que van tomando conciencia de que fuera de Europa hace mucho frío.
Queda por saber, finalmente, si algún otro país sigue el ejemplo de Francia y aprovecha para adelantar elecciones nacionales. Es verdad que Macron juega con la ventaja de la segunda vuelta, pero todo parece indicar que el terremoto europeo puede tener réplicas de alcance todavía incierto. Ojo a los daños colaterales.