Milei (“el loco de la motosierra”) ganó la elección presidencial argentina. Representa una extrema derecha que la mayoría de los españoles rechaza. Sin embargo, deben prevalecer las relaciones de Estado con cortesía protocolaria. Por ello Felipe VI se desplazó a Buenos Aires para la toma de posesión de Milei, pero ningún ministro español quiso acompañarle. La afrenta estaba servida.
Muchos piensan que será una presidencia dolorosa para los desfavorecidos. Empero, Milei no llegó sin ser anunciado. Las políticas económicas ineficientes del peronismo y su corrupción son responsables de la ruina argentina que ha encumbrado a Milei.
No debe el Gobierno menospreciar otros países y menos un hermano iberoamericano. Hay que ser respetuosos. Esa ha sido nuestra postura diplomática tradicional. Sánchez se apartó de ella con una bofetada política a Netanyahu cuando le visitó después de los 1.300 asesinados en octubre pasado por Hamás, iniciador del horror que hoy vemos en Gaza y con más de un centenar de rehenes aún en poder del terrorismo palestino. Sánchez prefirió afearle públicamente la respuesta israelí, cosa que debía haber hecho más diplomáticamente cuando sabemos que Marruecos, nuestro difícil vecino, e Israel, que dispone del importante apoyo judío internacional, son cada día más próximos y que la tecnología israelí nos interesa.
Lo de Argentina es otro asunto que compite con las clarisas cismáticas. Además de la referida descortesía con un país con el que tenemos importantes relaciones comerciales e inversiones que defender, el Ministro de Transportes, Oscar Puente, insultó gravemente a Milei afirmando que debía tomar “sustancias”, implicando que se drogaba.
Este incidente no podía estar superado tras una insuficiente explicación de Puente que no dimitió ni fue cesado. Invitado por Abascal, Milei se despachó señalado públicamente a la esposa de Sánchez como una corrupta y a su marido (“Pedrito”) como un cobarde que se refugia en faldas femeninas. Vino como un turista en chanclas, sin pedir ni siquiera una audiencia al Rey.
Cuando el incidente con Israel, Netanyahu retiró a su Embajadora en Madrid que volvió cuando la tormenta amainó algo. Ahora es Sánchez el que llama a consultas a nuestra Embajadora en Buenos Aires imitando a Netanyahu e identificándose con él en circunstancias comparables. Borrell se solidarizó inmediatamente cuando la Unión Europea bastante tiene con Rusia, Ucrania, Gaza, los Hutis, Irán, China y Trump como para ocuparse de verdulerías de familia.
Ahora tenemos otro lío diplomático innecesario entre manos, líos que no favorecen nuestras relaciones estratégicas o comerciales. No tiene sentido criticar un encuentro con Milei de empresarios que cuidan intereses económicos españoles con Argentina o que no estuviesen mujeres en esa reunión salvo, naturalmente, por electoralismo pensando en las elecciones europeas.
Ni pedir adhesiones personales que recuerdan tiempos franquistas o cargar contra la derecha, juntándola falazmente con la extrema derecha, cuando se blanquea a los separatistas, a los que no lamentan los crímenes de ETA y a una extrema izquierda que desea tumbar nuestra Constitución y sustituirla por otra colectivista.
Esta semana el fiscal del Tribunal Penal Internacional ha puesto en pie de igualdad asesina al jefe terrorista de Hamás, Sinwar y al primer ministro israelí Netanyahu. No todo el mundo lo comparte, pero, en otro orden de cosas, muchos ponen también a la par a Sánchez y Milei. No se olvide que para las colonias emancipadas vuelve la metrópoli a ser cruel y rapiñera cuando las relaciones van mal.
Este asunto divulgado por Sánchez y Milei no responde a los intereses españoles y argentinos. Ambos nos distraen de cuestiones importantes. Igual podría resolverlo con florete o sable. Sánchez se erige en paladín progresista de Europa (elecciones europeas), de Asía (reconociendo un Estado palestino) y de América (contra Milei y compitiendo con Maduro) mientras la coalición populista (PSOE + Sumar) parece intentar ideologizar nuestra política exterior y nuestro comercio. internacional. Milei volverá en junio. ¿Con chanclas y motosierra? ¿Sánchez seguirá igual?
El reconocimiento del Estado palestino es incondicional , como los indultos, la amnistía y demás concesiones a los separatistas. Hamás le manda un abrazo a Sánchez mientras Israel retira otra vez a su Embajadora para considerar este reconocimiento un estímulo al terrorismo palestino.