Hola amantes de las comedias románticas. Llega a nuestras pantallas, la emperatriz del amor , la rubia de los sentimientos, los ojos de los pálpitos más graciosos, hace tiempo que nos mandó un email , encontró a Harry y compartió pantalla con Maverick.
Meg Ryan vuelve a la gran pantalla, protagonizando , dirigiendo y guionizando una nueva comedia romántica que pretende hacernos reír y reflexionar, y es que esta película habla exactamente de lo que reza su título, " Lo que Sucede Después” acompaña a la actriz el siempre agradable David Duchovny , nuestro amado agente Mulder de Expediente-X .
La película nos cuenta lo siguiente, Los antiguos amantes Willa y Bill se reencuentran en un aeropuerto por primera vez desde que se separaron décadas antes. Atrapados por la nieve, lo único que quieren es llegar a casa lo antes posible. Sin embargo, en el transcurso de una noche, se ven obligados a revisar su pasado en común y….¿Su futuro?
El aeropuerto se transforma en un tercer personaje y en un escenario único para un viaje que transita por muchos sitios. Pronto estos dos personajes del pasado , realizan una retrospectiva de su pasado a través de conversaciones , repletas de confesiones aderezadas de ciertos chascarrillos que usan de vehículos para restarle dramatismo y añadirle cierta ironía a la circunstancia.
Vayamos por partes , Ryan y Duchovny , realmente hacen un ejercicio escénico interesante , la experiencia de ambos y el echo de no tomarse en serio a sí mismos , hace de esta película una especie de propuesta semi teatral . Este punto en sí es algo positivo para este largometraje y continuando con los puntos positivos también podemos añadir el provecho escénico que se le saca al aeropuerto en el que se ubica está historia.
Ahora bien , diseccionado la dirección y el guión , esta película se atasca y aparece el cartel de “Overbooking” , la película en cuanto a guión , sintiéndolo muchísimo, no funciona , y ojo que si que hay ciertos momentos interesantes pero no es capaz de sostenerlos lo suficiente, el cambio otros diálogos mucho más superfluos se alargan en exceso , haciéndote añorar aquel destello de genialidad que hace un instante quiso aparecer. Los personajes se pierden en anécdotas que rápidamente te hacen perder el interés de lo que están contando y lo más grave , de la trama , pues si bien hay en ciertos instantes que estos dos personajes te importan y llegas a empatízar con sus circunstancias, rápidamente se esfuma ese sentimiento en el aire , y eso en este tipo de películas es gravísimo , ya que normalmente intentan dar cierto discurso moralista. Aquí en esta película la ecuación de sentimientos pasados entre dos personajes que se amaron y se fueron por caminos distintos podría ser un excelente vehículo para hablar del amor o de antiguos amores entre personas con mucha experiencia y años a su espalda, pero esa es la película que todos quisiéramos ver , y aquí no está, ya que ciertamente el propio género de comedia romántica es capaz de edulcorar asuntos que en otro género puede resultar intenso y desde este prisma puede ser algo mucho más amable. Un intento fallido por parte de Meg Ryan , para ensalzar un género que ha dado tan buenos títulos cinematográficos como lo son algún título de los que se encuentra dentro de su filmografía y que al principio mencionamos. En cuanto a la dirección, sigue la estela del guión, y no encontramos nada destacable o interesante , salvo quizás la dirección de actores en ciertos momentos, ya que académicamente y técnicamente, las imágenes aquí presentadas son más propias de un capítulo de Sitcom, demasiado largo.
Dos estrellas y media sobre cinco , querida Meg, revisaremos ciertos títulos de tu filmografía apelando a la nostalgia y el buen hacer, y dejaremos esta reciente visita tuya a la gran pantalla, como un afectuoso saludo y un “me alegro de verte” para otra vez será.
Y ahora sí me disculpan voy a ver si encuentro un buen restaurante donde encontrarme con parejas enamoradas, capaces de resolver expedientes X , mientras dejan a un lado por un ratito el E-Mail. Compren bananas, que ya es hora de llenar el frutero.