Los trasplantes de órganos han sido una herramienta crucial en la medicina moderna de los últimos sesenta años, para salvar vidas y mejorar la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo. Pero como bien sucede, la vida es finita y existe una escasez de donantes. Y toda la medicina y profilaxis que implica un trasplante, si no se cuida correctamente, favorece que el riesgo de rechazo inmunológico sea alto.
Sobre estos rechazos, se ha trabajado desde el origen de la técnica, y se ha limitado con todos los avances en cuanto al cuidado de órganos, o incluso al diseño y modificación de los órganos aptos para el trasplante.
Recientemente, se ha conocido el hito del Massachusetts General Hospital de Boston, el día 21 de marzo de 2024, de haber trasplantado un riñón de un cerdo a un ser humano (un riñón modificado genéticamente). Esta modificación se ha utilizado para mitigar los efectos dañinos del potencial rechazo.
Por ejemplo, los pioneros investigadores americanos, utilizaron la tecnología de edición de genes para eliminar ciertos antígenos de los cerdos. Al eliminar estos antígenos, se reduce el riesgo de rechazo inmunológico cuando los órganos son trasplantados a receptores humanos, como ha sucedido.
En un estudio que se publicó en 2015, en la revista Science, un equipo de investigadores logró un avance significativo al trasplantar corazones de cerdos genéticamente modificados a babuinos, y los babuinos mostraron una supervivencia prolongada y una función cardíaca estable después del trasplante (la duración fue exactamente de 136 días).
Si bien es cierto, ese estudio ha quedado superado por el trasplante del que nos hacemos eco aquí. Y hay que reseñar que el propio paciente ha sido dado de alta y está sometido a observación desde hace unos días para avanzar en sus cuidados y control.
Se espera que el trasplantado, supere con facilidad los límites temporales de trasplantes anteriores en otros pacientes (por ejemplo, el paciente David Bennett vivió dos meses con un corazón de cerdo genéticamente alterado en su pecho y murió en marzo de 2022; y también, Lawrence Faucette, de 58 años, falleció en noviembre de 2023 después de haber recibido en septiembre de ese mismo año un trasplante de similares características. Ambos trasplantes realizados en el Hospital de Baltimore.
Además de la modificación de órganos de animales, recordemos que los cerdos son una fuente potencial de órganos para trasplantes debido a su similitud anatómica con los humanos, los científicos también están explorando la posibilidad de modificar genéticamente órganos humanos para hacerlos más resistentes al rechazo inmunológico y mejorar su funcionalidad; el uso de células madre humanas y utilizarlas para generar órganos en el laboratorio, lo que podría proporcionar una fuente ilimitada de órganos compatibles para trasplantes.
Sin embargo, estos avances -aun siendo prometedores- plantean importantes reflexiones y análisis éticas y sociales. El uso de animales en la producción de órganos para trasplantes plantea preguntas sobre el bienestar animal y la seguridad de los productos modificados genéticamente. Del mismo modo, la modificación genética de órganos humanos plantea cuestiones sobre la equidad en el acceso a la tecnología y el riesgo de aumentar las desigualdades sociales.
Sin entrar en el debate, que lo dejamos aquí apuntado para vuestra reflexión, con la investigación y desarrollo que se están llevando a cabo, es posible que veamos una nueva era en la medicina de trasplantes, donde los órganos modificados genéticamente sean una opción común y segura para pacientes en necesidad.
Pensemos que las nuevas tecnologías genéticas nos proporcionan ventajas para hacernos la vida más fácil, y en este caso más larga y sana. Usemos a nuestros animales - con el respeto que se les debe - para salvarnos y alargar nuestra existencia.