publicidad

La España de los dos relatos

La España de los dos relatos

Se dice que “la primera víctima en una guerra es la verdad” (Hiram Johnson) y esto ha parecido ser cierto desde que Sun Tzu hablara en sus tablillas, bautizadas luego como el Arte de la guerra, del tao de simulación como un elemento fundamental para luchar contra el enemigo escondiéndole nuestras intenciones. 


En España, ahora, no estamos en guerra, como en otros momentos de nuestra historia, pero tenemos gente muy belicosa atrincherada en modo preventivo por si acaso. Eso hace que, lejos de no tener una verdad, tengamos dos, muy fáciles de distinguir, de comprender y, a lo mejor, de creer, en cada una de ambas trincheras. Para esconder cada verdad, no se la llama así, sino relato. Tenemos, pues, dos relatos.

 

Érase una vez en que las cosas no eran así. Se trataba del tiempo de una Constitución promovida bajo la presidencia del Gobierno del último secretario general del Movimiento y redactada, entre otros, por un comunista. Tiempos en los que todo el espectro político, desde la derecha a la izquierda, se puso de acuerdo en los Pactos de la Moncloa para aprobar una política económica inspirada en los trabajos de Enrique Fuentes Quintana, ese “falangista que leía a Keynes” (Martorell Linares). 

 

Por entonces, no había dos relatos. Había, al menos, tres, dos distintos y otro compartido. Y España, a tenor de lo que dicen muchos estudiosos, inició uno de sus mejores periodos de convivencia social, estabilidad política  y desarrollo económico, de toda su historia. Hasta nos homologaron en Europa como unos de los suyos. 

 

Hasta ahora, que hemos aprendido a hacer dos lecturas distintas de aquella Constitución de 1978, la del consenso. Ello permite el que una parte de españoles acuse a la otra de incumplir esa Constitución al tiempo que son acusados de lo mismo por la otra parte. Y, eso, sin esperar a que algo llamado Tribunal Constitucional se pronuncie sobre los asuntos a debate.

 

Porque también hay dos Tribunales Constitucionales, uno nombrado siguiendo las reglas impuestas por la propia Constitución y otro “colonizado” por el adversario político y, por tanto, ilegitimo por adolecer de un pecado original. 

 

Eso, lo de la colonización, nos lleva a explicar la existencia de dos administraciones públicas distintas, la que nace en los boletines oficiales y se expresa en ellos y la que es negada sea cual sea las decisiones que adopte. Porque, además, la primera se explica, no solo por su origen, sino por la idoneidad de las personas que la ocupan, mientras que la segunda niega la posibilidad de que eso pueda ser así, por una especie de mal congénito del tipo que estudió con mucha precisión Antonio Vallejo-Nájera.

 

Ahí empieza todo, ese es el pecado original: la procedencia de las personas que ocupan la administración, lo que lleva a interpretar la democracia de dos maneras distintas. Se trata de una “democracia según” que es aceptada dependiendo de quien vote y, por tanto, de quien sea elegido. Ello lleva a dos categorías de electores y otras dos de electos. O sea, a dos democracias completamente distintas y, ambas, legítimas, pero según para quien. Una se basa en la negociación para la consecución de mayorías parlamentarias y, la otra, en la “compra de votos” mediante concesiones ilegítimas.

 

Hemos conseguido también no solo tener dos cámaras parlamentarias, que ya teníamos, sino que sean, no solo distintas, sino adversarias. Se habla de "choque institucional" y, eso, recuerda aquello de que, de cada diez cabezas, en España, nueve embisten y una piensa. El problema está en que, esa desproporción, hace que el ruido de cabezas chocando no permita oír los argumentos, razón de ser de todo parlamento que se precie.

 

Se trata de dos formas de ver la realidad, toda ella, como si se trataran de dos mundos distintos. El bien y el mal, lógicamente, no pueden ser iguales para todo el mundo. Por ejemplo, una forma de maldad, como podría ser la corrupción política y administrativa, tiene formas distintas según para quien. Si toca hablar de la corrupción de alguien, se termina hablando de una corrupción de la otra orilla como si la propia no existiera. Otro ejemplo: no se puede hablar de la pareja de una dirigente de un partido pero si de la pareja de un dirigente del otro partido. Y, así, se pueden pedir dimisiones en el otro lado sin pensar, siquiera, en pedirlas en el propio. Porque, depende.

 

Hemos pasado, del relato de las dos Españas a la España de los dos relatos. Al final, esos dos relatos definen dos Españas. Estamos donde estábamos, aunque de manera diferente. Ya no es el catolicismo, como decía Menéndez Pelayo, lo que marca la diferencia. Ni los demonios familiares, que escribía Vázquez Montalbán. Ni la cultura, como le atormentaba a Larra y le inspiraba a Machado. No, la diferencia, ahora, tiene nombre y apellidos, se llama Pedro Sánchez Pérez-Castejón.

 

Pero no quiero que se me malinterprete. No quiero decir que si el presidente del Gobierno de España fuera otra persona, del mismo o diferente partido, la situación sería distinta. No. Quiero decir que lo que marca la diferencia entre ambos relatos, ahora, se llama Pedro Sánchez.

 

Todo empieza y acaba en Pedro Sánchez. La elección de presidente del Gobierno, las votaciones en el Congreso de los Diputados y la toma de decisiones administrativas, laborales, económicas, sanitarias o de cualquier índole, son perversas por “sanchistas”. De hecho, el único programa alternativo en las últimas elecciones generales era derogar el sanchismo. Sin ir más lejos,  este artículo también acaba hablando de Pedro Sánchez.

 

Todo eso puede llevar a algo indeseable, al parecer, para la mayoría del país como es la independencia de dos partes de España porque resulta que estamos a punto de tener dos poblaciones independientes. Solo falta una hacienda, una bandera y unas fuerzas armadas para cada una de ellas y ya estaremos, otra vez, hoy como ayer.

 

Aunque también cabe la solución de “un país, dos estados”. Podemos probar primero en Palestina y luego importarlo aquí.


INFORMACION SOBRE LA PROTECCIÓN DE TUS DATOS


Responsable: S.E.I. EDETRONIK. S.A

Finalidad: Envío de información solicitada, gestión de suscripción a la web y moderación de los comentarios.

Datos tratados: Comentarios: Datos identificativos (en el caso que te registres en la web) y comentarios.

Legitimación: Consentimiento del interesado.

Destinatarios: Utilizamos MDirector como plataforma profesional de envío de mails. Nos permite ofrecerte un servicio libre de SPAM y con total confidencialidad. Ellos únicamente almacenarán tu correo para poder realizar el envío.

Derechos: Puedes acceder, rectificar y suprimir los datos, así como otros derechos que detallamos en el siguiente link

Información adicional En este link dispones de información adicional y detallada sobre la protección de datos personales que aplicamos en nuestra web.

CERRAR