Por ello, con estas primeras líneas trato de reflexionar sobre la importancia decisiva que van a tener las mismas y, en donde creo, teniendo en cuenta los eurobarómetros europeos que, en principio, los resultados van a ser bastante similares a los anteriores de hace cinco años, y van a tener pocas variaciones, aunque quizás algunas de ellas sean significativas. No creo en esas noticias que están surgiendo en algunos artículos de la prensa española que trasladan los resultados de las últimas elecciones de los países miembros a los resultados europeos. Esto es algo parecido a lo que ocurriría si los resultados de las elecciones generales en España fueran similares a la suma de los resultados de las autonómicas.

 

Quizás lo más importante es recordar que en las elecciones de 2019 hubo un cambio de ciclo, debido a que aumentó considerablemente la participación, en casi un 8%, pero lo importante es que después de cinco legislaturas que bajaba la participación, en esta ocasión comenzó a subir de forma muy considerable. Se puede tener en cuenta que esto fue en gran medida gracias a la participación de los jóvenes, especialmente a los efectos del Programa Erasmus. Posiblemente, ahora esto se refuerce e incluso aumente aún más la participación, lo que sería una buenísima manifestación de que el proyecto europeo se sigue consolidando.

 

A eso hay que añadir que posiblemente el electorado se movilizará en torno, especialmente, a la necesidad de apoyo a Ucrania frente a la guerra, al inicio de las posiciones comunes que se está teniendo sobre Gaza, y a la necesidad de que la UE está impulsando, además de un proceso de paz, una ayuda humanitaria de gran dimensión para hacer frente al hambre que se está produciendo allí. Pero, además, habrá temas que también van a incidir, aunque a lo mejor de forma no tan positiva, como la inmigración o las manifestaciones de los tractores.

 

Este número de la revista queremos dedicarlo a la importancia de la estrategia industrial que ha aprobado la Unión Europea a través de sus instituciones, y especialmente al Parlamento Europeo en torno a la necesidad de una estrategia europea de industria de la defensa. Llega en un momento muy apropiado. Ha sido fruto de varios meses de discusiones y, sobre todo, de la necesidad de tomar medidas rápidas para tener una capacidad industrial de la defensa suficiente para hacer frente a la agresión rusa a Ucrania.

 

Se suele insistir en la necesidad de incrementar los gastos de defensa en los presupuestos nacionales. Posiblemente esto sea necesario, pero, a corto plazo, esto tarda en tener repercusiones. Ahora, lo que hace falta, es aplicar esta estrategia con objeto de poder desarrollar una industria de defensa coordinada que sea capaz de proveer las capacidades militares, tanto de munición como de armamento, lo antes posible. Esta estrategia precisamente tiene este objetivo.

 

El 18 de marzo hemos tenido la Asamblea Anual del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, donde presentamos una Memoria de Actividades bajo el lema “El compromiso de la sociedad civil en el proyecto europeo”. Es muy completa, de más de doscientas páginas, que está colgada en la web, y en donde damos cuenta de las actividades que hemos realizado en los últimos cinco años, que es el mandato de la Junta Directiva que ahora acaba sus funciones. Nos han ayudado a ponerla en marcha los becarios, tanto de este año como del pasado, ya que ha sido una elaboración conjunta.

 

Una crítica que se nos suele hacer, y en gran parte con razón, es que la Comisión Ejecutiva somos bastante mayores y casi dos tercios hombres. En la Asamblea hemos decidido incorporar a tres mujeres: Gemma Bedia, que va a ser la nueva Tesorera; Ivette Ordóñez y Mariam Camarero. La primera, una joven que viene colaborando con nosotros desde los Jóvenes del Movimiento Europeo y que ahora trabaja en una importante consultoría de energía y cambio climático; la segunda, profesora en la Universidad Nebrija y analista de Relaciones Internacionales; y la tercera, una catedrática valenciana de economía aplicada y coautora de una de las obras más importantes sobre la economía de la Unión Europea.

 

Para sustituir a Eugenio Nasarre, se ha nombrado a Gabriel Mato, responsable de Relaciones Internacionales en el Partido Popular, un conocido diputado en el Parlamento Europeo, en donde incluso tuvimos oportunidad de ser invitados por él hace un año. Recientemente hemos tenido otro homenaje a Nasarre en el CEU, organizado por distintas entidades. Es decir, el eco de la obra de Eugenio cada día está trascendiendo más, y en este número vamos a aportar otro conjunto de artículos que se han publicado para honrar su memoria. 

 

El CFEME ha decidido en la Asamblea del pasado 18 de marzo publicar un libro homenaje en su memoria, equivalente a los libros que ya hicimos, en vida, de José María Gil Robles al cumplir 85, de Carlos Brú al cumplir 95, Enrique Barón al cumplir 75. En este caso, desgraciadamente, será una obra homenaje a su labor, que titularemos “El compromiso europeo decidido de Eugenio Nasarre”. Os convocamos a todos los que queráis participar, que queremos concluir los trabajos antes del 9 de mayo con objeto de que se publique antes del verano.

 

El Consejo Europeo del 20 y 21 de marzo se dedicó especialmente al apoyo a Ucrania, una vez más de forma especialmente decidida. Y asimismo, trató de los temas de seguridad y defensa, especialmente desde la Declaración de Versalles y el compás estratégico. De la misma forma, se aporta una importante declaración sobre Oriente Medio, donde se empieza a confirmar que hay una posición común de la UE sobre esta materia. Por último, aparece un punto de preparativos de para la respuesta a la crisis, presentado por el presidente del Gobierno español, con objeto de proponer acciones con la vista de preparar una estrategia futura en el contexto de esta amenaza global. 

 

Por último, queremos también expresar nuestra satisfacción por el acuerdo adoptado el 25 de marzo en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas solicitando el inmediato alto el fuego respecto a todas las partes implicadas en Oriente Medio, incluyendo la cuestión palestina. Se pone el énfasis en la urgente necesidad de expandir el flujo de la asistencia humanitaria y el refuerzo de la población civil en la Franja de Gaza. Esta resolución se ha obtenido con el apoyo de 14 miembros del Consejo de Seguridad, y la abstención de EEUU.