Nos encontramos con el testimonio de tres personajes, cada una de ellas cargadas con un montón de nostalgias, siempre la nostalgia, repleta de incertidumbres, de pesadumbres, de añoranzas, de deseos, de melarchía o melarquía, que es una palabra que acabo de descubrir al redactar esta reseña.

 

Porque en escena vemos situaciones dispares, cómicas, melancólicas, y frustraciones, y un mundo rural y costumbrista, y el fruto de plantas que se cultivan en macetas, y el vuelo de un águila, narrado como un documental de la naturaleza, aquella que nos legó Félix Rodríguez de la Fuente, y un hijo que se llama “eskerrik asko” y que ha dejado fea a la madre. Veo y escucho rezos y plegarias, no tanto lamentos, canciones en italiano y la exploración de una misma en el ansia de conocerse, cotillear sin meterse en otras vainas, deslizarse en la piadosa consternación de las vecinas y sus desengaños. 

 

Cristina Subirats, Saioa Lara y Paula Casales, esta última que también escribe y dirige este ¿desaguisado?, ¿documento?, ¿surrealismo?, la aventura del saber y del querer, los ojos que miran pies y plantas cuyas hojas no pueden ser de interior porque yacerían en su propia savia. 

 

La puesta en escena tiene dinamismo, ritmo, humor, y nos muestra soledades, inquietudes, llantos sin lágrimas disimulados con risas, risas que se convierten en raíz necesaria para seguir subsistiendo en esta sociedad desangelada. 

 

Las tres actrices nos hacen sentir el indescifrable tormento interior que las aflige. Y no se devoran, sino que se retroalimentan, se dan energía como si fuera el agua necesaria para no secarse, marchitas, en el interior de sus casas. 

 

Hay muchos ácaros devorando el bienestar de quien solo busca la paz, o las ganas de hacer algo distinto a lo socialmente establecido, hay muchas lombrices que las criticarán por no entender sus ansias, pero ellas no se humillarán ante nadie, aunque ninguna planta sea de interior, aunque se les impida prolongar sus deseos e imaginación a cotas insospechadas. 

 

Estas tres mujeres son la cosecha de un mundo que perdura demasiado en el que dirán, en las buenas formas, en una compañía que, realmente, no deseaban. 

 

Arriba las observa el águila, pero es incapaz de ver si dentro del capacho hay fruta o un gato muerto y tampoco pasa nada, ¡porque todo tanto a veces resulta poco y lo mínimo a menudo es tanto! Hay que descubrir lo que nos sugieren y la lectura que hagamos será personal, e intransferible, porque para eso estamos en compañía, (casi) siempre.

 

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FICHA ARTÍSTICA

NINGUNA PLANTA ES DE INTERIOR

• DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Paula Casales
• ELENCO: Saioa Lara, Cristina Subirats, Paula Casales
• PRODUCCIÓN: Merienda Dramática.
• ESPACIO: Nave 73