En tiempos en que estamos rodeados de “todólogos”, expertos que ahora lo serán también en elecciones, desde mi modestia, algunas reflexiones de urgencia me surgen con las urnas recién cerradas en Galicia.
Tal como queda el escrutinio provisional no parece que el voto CERA vaya a cambiar nada relevante en la gobernación de Galicia como ocurriera en 2005 con aquel PSdG de Emilio Pérez Touriño y el BNG de Anxo Quintana. Esta vez no parece vaya a influir ese escrutinio del próximo viernes 23.
1.- Participación.- La subida ha sido notabilísima. Casi diecinueve puntos. Esto echa por tierra la habitual y simple afirmación de que una mayor participación beneficia a la izquierda. Pues tampoco era así en los datos históricos, pues salvo el 2020 (pandemia mediante) los datos de anteriores procesos no eran inferiores al 60 por ciento y había dado mayorías también a la derecha. Por ello, se desmonta esa verdad a medias manejada en esta campaña.
2.- Las derechas.- Pues con el escaño que consigue el orensano de Pérez Jácome, los números de la derecha vienen a dar el casi igual número de escaños. Uno menos, tan sólo. El candidato a escondidas que ha sido el de nuevo Presidente Rueda, ya sí electo desde las urnas, ha salido ganador a pesar de los tiros en el pie y el fuego amigo que el propio PP se ha autoinfringido.
Nada que objetar. Pierde dos escaños, sí, pero mantiene casi el porcentaje y crece en 72.000 votos.
Y VOX, pues con listeza, los gallegos han dicho que mejor están en sus casas que en el Pazo del Hórreo. Cada uno en su casa y el PP, Dios de las derechas en Galicia, en la de todos. El trabajo de don Manuel Fraga sigue firme en Galicia donde únicamente sigue una sola derecha (lo de Jácome es otra cosa) en su Parlamento autónomo. Allí, don Santiago, por cercano que esté a Covadonga no tiene una Cruzada pendiente de empezar.
3.- Las izquierdas.- Pues qué voy a decirles a ustedes.
Al final no bastaron unos “pequeños hilitos con aspecto de plastilina” (Mariano dixit), como nuevo chapapote en forma de pellets para tumbar la supremacía pepera y su “rueda” al candidato. Parece hace falta fajarse más en esta pelea.
La señora Pontón obtiene el mejor de los resultados para su Partido, el BNG, que en la historia autonómica había tenido. Sube 6 escaños y en torno a un 8% en porcentaje y 156.000 votos absolutos. Éxito. Dos orejas y rabo y puerta grande.(Perdón por el símil taurino tan incorrecto políticamente en estos tiempos. Pero es que uno sigue siendo el mismo, en esto también)
Esto sí es de resaltar: por mucha apariencia de modosito que sea este BNG, de nacionalismo de los moderados, de los que hacen política de izquierdas antes que de su barrio, estamos ante un nuevo nacionalismo, excluyente como todos, que toma el protagonismo, y de qué manera, desde la izquierda, a cuyos restos manda casi al desolladero.
Y esto ocurre en una nueva comunidad autónoma de las llamadas históricas. Ya puede hablar de tú a tú a PNV, BILDU, ERC y JUNT’S, salvo en su presencia numérica en Madrid.
Este tema nos debe llevar a reflexión profunda, muy profunda, sobre por dónde empieza a deslizarse el modelo confederal de estado que se va diseñando sin debate constitucional, a hurtadillas, y sólo vía acuerdos de legislatura entre el PSOE y sus socios parlamentarios y de gobierno y que va tomando carta de naturaleza.
El PSOE manifiesta también aquí, y ya son muchos los sitios en que así ocurre, incluido el conjunto de España, en que está en manos de los nacionalistas. Por eso, la astucia de éstos está en travestirse de izquierda preocupada por lo social antes que nacionalistas y, de esa manera, para qué el elector va a votar a este PSOE irreconocible si ya son otros los que marcan, también, la agenda social. ¿Verdad, Arnaldo? Al despertar, resulta que descubrimos que el dinosaurio está aquí. Y parece ser que hay quienes siguen sin echar cuenta a Monterroso.
Sobre lo del PSOE en Galicia, qué quieren ustedes que les diga. “Sólo” pierde cinco escaños, más de cinco puntos y medio en porcentaje, y 46.000 votos directos a pesar del incremento de la participación. No llega a dos dígitos en escaños, ni al 15% y a poco más de 200.000 votos totales. Increíble. Pero cierto.
Encontrar un calificativo para esta situación lo dejo a la capacidad de imaginación y creatividad de cada observador. A mí me resulta difícil de encontrar.
Hasta 28 escaños obtuvo Fernando González Laxe y 25 el luego Presidente Pérez Touriño. Desde 2016 la bajada ha sido la constante hasta llegar a este insólito número, nueve. Nada debe extrañar en este PSOE perdedor de las últimas autonómicas y municipales y generales, aunque gobierne “en progreso”.
Además de aplaudir a rabiar y en pie en la próxima reunión del Grupo Parlamentario de Cortes Generales, o en el último Comité Federal o en la vistosa Conferencia Política de La Coruña (asistencia por invitación) debería decirse por quienes puedan, alto y claro, lo que en demasiados corrillos y conciliábulos atinan a insinuar. Pero el debate interno no parece ser una constante en este desconocido PSOE. Ni se atisba una mínima autocrítica.
¿Hasta cuándo? Que cada cual siga con el relato de las Catilinarias y ponga escenario y protagonistas.
Los gallegos han sido listos. No quieren extremos en la derecha y tampoco en la izquierda. No quieren, ni en su propia tierra, a la señora Vicepresidenta que peregrina a El Vaticano, a Bruselas-Waterloo y acaso en breves fechas a Palestina. Su candidata aún con escaño preventivo en la Carrera de San Jerónimo (dijo lo dejaría, aunque no saliese elegida), el único vuelo que ha remontado ha sido en la jornada de reflexión en parapente hasta la playa de Coira donde, premonitoriamente, puso los pies en el suelo. Las alas de Ícaro, pegadas con cera, hicieron caer muchas expectativas ilusorias. ¿Ha faltado un padre Dédalo que advirtiese de los riesgos, o es que vamos sobraditos?
A los podemitas, se les ha puesto morado hasta el resultado. Claro, que dirán que era la primera vez que iban con marca propia después de la traición sumaria de los sumaritas. ¡Ya! Y dos huevos duros que decía Marx (Chico), para que otro Marx (Groucho) añadiese que mejor serían tres. Así se lo recordó Pablo Iglesias, no Posse, sino Turrión a Mariano Rajoy en un debate a cuatro. Pues a una granja van a tener que ir a reponer fuerzas proteínicas.
Y poco más y nada menos.
No sé si en Moncloa (¿Ferraz?) alguien estará a la altura de las circunstancias. Mi Presidente y Secretario General al felicitar al Presidente Rueda ha dicho que “…desde mañana (por hoy) empezamos a trabajar para construir la alternativa de progreso”. Eso me tranquiliza. Ha sido un sibrámple incidente de recorrido. Sin más.
¡Ah!. Se me olvidaba sigo siendo tan socialista como antes de escribir esto. O acaso, por serlo, así lo escribo. Que nadie lo dude.