Los ecosistemas empresariales son un paso más en la respuesta del pensamiento estratégico a la evolución de los dos vectores que siempre le acompañan y rodean: el Tecnológico, la forma de producir bienes y servicios y el poder del Consumidor, sus necesidades y deseos.
En las últimas décadas del siglo pasado, el tema dominante en la estrategia empresarial era cómo competir y se ponía el énfasis en el producto o servicio, propio de un mercado de oferta. Las herramientas usadas iban desde el DAFO hasta las 5 fuerzas de Porter y la elaboración de planes estratégicos.
Con el final del siglo y el inicio del presente, se evoluciona hacia una visión más propia de un mercado de demanda, donde el conocimiento de las necesidades del cliente pasa a ocupar un papel relevante y la innovación en sus diferentes modalidades toma el relevo como alternativa substancial, ocupando la Experiencia de Cliente un rol cada vez más determinante en la estrategia de muchas organizaciones.
En este camino evolutivo, surge un nuevo paradigma en la generación de valor: el ECOSISTEMA empresarial, que reúne a varias organizaciones alrededor de la creación conjunta de valor para un determinado tipo de cliente y necesidad.
El concepto se presenta en sociedad ligado mayormente a startups e industrias tecnológicas, como el ordenador personal con la unión de Microsoft e Intel y supone, en bastantes casos, un cambio en cómo se organizan las empresas. Éstas cambian su relación jerárquica en las cadenas de suministro para pasar a una estructura colaborativa en el seno del Ecosistema.
Un ejemplo en nuestro país permite identificar este nuevo modelo de negocio: el Banco de Sabadell lanzó hace algo más de una década el programa “EXPORTAR PARA CRECER”. El banco, como Organizador, reunió en torno a la idea de facilitar la actividad exportadora (propuesta de valor) a empresas españolas (Clientes), a siete organizaciones, AMEC, AROLA, CESCE, ESADE, GARRIGUES, COFIDES y AENOR (colaboradores o partners) especializadas en diferentes servicios de internacionalización.
La presencia simultánea de diferentes estrategias como las enumeradas, hace necesario como primer paso en la elaboración de cualquier estrategia empresarial, examinar cuál es la más adecuada para cada organización, sabiendo además que en un entorno cada vez más volátil, los contornos entre los sectores se diluyen y reconfiguran.
Ello hace que, en el caso de los Ecosistemas empresariales, una investigación del Boston Consulting Group concluyese que sólo alrededor del 15% de los ecosistemas son sostenibles en el tiempo, lo que implica una alta tasa de fracaso. Esto nos llevará en un próximo artículo a considerar las condiciones bajo las que cabe lanzar un Ecosistema, para que éste tenga éxito.
Y acabaremos, en una tercera entrega, este recorrido por los ecosistemas empresariales, tratando de contestar a una pregunta que se nos formula cada vez más: ¿son los Ecosistemas una estrategia válida para pymes?, también planteada bajo la forma de ¿Cómo puede una pyme formar parte de un ecosistema?, algo que para aquéllas que forman parte de una cadena de suministro se torna cada vez más relevante.