Necesito procesarlo todo, tenerlo en mi mente, pero después, también, hacerlo visible a través de las palabras. Es una forma de hablar, claro. Lo tengo todo planificado. Sin embargo, luego todo falla.
Soy capaz de contar mis latidos, de escuchar los consejos de los demás, de asumir mi soledad,… y al final, haré lo que crea más conveniente.
Hay una luz Azul. La luz de mi corazón y de mis ausencias, una luz que me habla y me llama, que viene conmigo, y me pierdo en esa luz celeste, índigo de mis historias que se atropellan en mi cabeza, que me hacen soñar, y que me arrastran a aventuras que no deseo. Pero suceden.
Azul, y me dejo caer… un texto diferente, peculiar, de Carmen Soler, que ha trabajado con La Brecha Teatro en colaboración con Surca Teatro y Esto Se Hace, llena el aire de sonidos y movimientos, y de silencios, incluso de despojos que, a la larga, vamos acumulando en nuestras sensaciones, en nuestras experiencias, en nuestras cabezas, en nuestros corazones.
Andrea, el personaje, piensa que “hoy va a ser un gran día”, como aquella canción de Serrat. Ella pone todo su empeño, a partir de ese momento todo serán amaneceres, luminosidad dentro de la niebla y su vida y devenir dejarán de ser misteriosas, mustias, rotas. Pero se le trastocará por mucho empeño que ponga en conseguirlo.
Y, como decíamos, con texto fundido en negro y en la palma de sus manos, que tienen un agujero por donde ve la luz azul que le hará caer a las galerías del frío donde se fabrica el miedo, la incertidumbre, agolpándose las dudas y los deseos de forma conjunta.
Acompañan a la propia Carmen Soler en la interpretación, Olga Goded y Belén Chanes, a veces como alter egos, otras como espejos, otras como sombras de melancolía y ternura al mismo tiempo.
Azul, y me dejo caer… nos lleva a plantearnos si sirve de algo tener planes premeditados, si somos capaces de aceptar lo trágico del destino, es más, si somos conscientes de nuestros sucesivos estados de ánimo, de las esperanzas y las desesperanzas.
Me dejo caer, plasmado en una metáfora continua, en metonimias para no nombrar a las cosas por su verdadero apelativo, una existencia humana que se engarza con el dolor, el movimiento, las relaciones personales, y en la que nos sentimos frustrados si no conseguimos una praxis que nos lleve a sacar conclusiones materiales.
Por eso este montaje es una poética teatral, sentimientos individuales compartidos con todos nosotros, en el territorio de la palabra, fundiéndose lo externo con el interior de cada cual, hacia un conocimiento personal de lo más íntimo.
FICHA ARTÍSTICA
AZUL, Y ME DEJO CAER…
Texto y Dirección: Carmen Soler
Interpretación: Belén Chanes, Olga Goded y Carmen Soler
Composición musical: Perdón mentira
En coproducción con: La Brecha Teatro y Esto se hace.
Espacio: El Umbral de Primavera
Sobre el autor
Alberto Morate
Alberto Morate es profesor de literatura, dramaturgo, cronista de teatro, director de escena, poeta,… Su obra se extiende por el Teatro (7 libros publicados), un texto narrativo (La estatua de Lope de Vega), un Ensayo (Teatro en el colegio traducido a 8 idiomas). Incluido en diversas y variadas Antologías Poéticas, cientos de reseñas teatrales, artículos y Poesía, con 10 poemarios publicados hasta la fecha. También organiza recitales, ha escrito prólogos y presentado libros a colegas poetas.