Ignoro si el Tribunal aceptara la acusación de genocidio pero las imágenes que hemos visto en los medios de comunicación mostraban perseverancia cometiendo múltiples crímenes de guerra contra la población civil palestina, recluida en su propio territorio que esta siendo aniquilada y exterminada sin pausa. Según cifras oficiales los muertos rondan los 23.000 a los que hay que sumar unos 8.000 sepultados bajo los escombros del 85% de edificios destruidos por los bombardeos continuados del ejercito israelí. Los mismos palestinos aseguran que Israel quiere quedarse el territorio de la Franja pero sin palestinos. Si eso no es un genocidio, a ver que palabra usaremos que se aproxime en algo a la realidad que se vive en la zona, hace ya 3 meses.

 

El gobierno ultra israelí con Netanyahu al frente, ha decidido construir un estado confesional dónde los principios religiosos se impongan a toda la población sin excusa ni escapatoria, puestos en esta tesitura, los palestinos estorban pero no solo en Gaza, también en la Cisjordania ocupada, dónde los colonos  se están apropiando de tierras palestinas con el apoyo del mismo ejército. En Ramallah, Hebrón, Jenín…  se producen incidentes a diario, entre las dos comunidades mientras la teocracia avanza y unifica con prisa al estado con la religión oficial. Una religión dominante que ya ocupa el poder en el gobierno con el objetivo que acabe siendo la única para aplicar las leyes del judaísmo. ¿Qué pintarían en este panorama los palestinos mayoritariamente de religión musulmana en un  98% y un 2% cristianos? La solución es que desaparezcan emigrando o muriendo.  Israel quiere retrotraernos a la Edad Media y ya lo han adoptado en el habla. Se trata de retroceder en un tiempo pasado para tomarlo como punto de partida del relato. Netanyahu ya lo verbaliza, al igual que los ministros de su gabinete, por ello los abogados sudafricanos han aportado al tribunal de la Haya videos en que se hacen constantes referencias a la Biblia hebrea donde se alienta el exterminio del pueblo palestino. Amalek se describe en la Biblia hebrea como una nación acérrima perseguidora de los israelitas. En el  libro de Samuel (15:3) queda muy clara la instrucción del profeta Samuel al rey Saúl al ordenarle el exterminio total por orden directa de Dios:  Ve ahora, y ataca a Amalec, y destruye por completo todo lo que tiene, y no te apiades de él; antes bien, da muerte tanto a hombres como a mujeres, a niños como a niños de pecho, a bueyes como a ovejas, a camellos como a asnos. (Samuel 15:3). Los especialistas en el Génesis apuntan que hay 23.000 versos en el Viejo Testamento como el ya transcrito y que es citado por Netanyahu a la tropa. En el tribunal se  proyectó un video en que soldados armados celebraban el mandato de Netanyahu al grito de  Amalek,  Amalek

 

 

En Tierra Santa se está llevando a cabo una reescritura de la historia y la geografía que forma parte del proceso de deshumanización del adversario. Sin embargo, en las páginas del Antiguo Testamento, hay un abandono progresivo primero de la praxis y luego de la teorización de la guerra de exterminio para abrirse, tras la catástrofe política del fin de la monarquía de Oseas derrotado por los asirios en el año 722 (AEC), a una visión en la que las naciones también encuentran su lugar junto al Pueblo. Este es el mensaje de los grandes profetas, que en los grupos fundamentalistas judíos se ignora, a pesar de que se considera parte de la revelación. Al final, es judaísmo Sansón matando a los filisteos, una escena muy actualizada,  es judaísmo también el comienzo de Isaías en que la montaña del Templo del Señor se convierte en destino de peregrinación para «todas las naciones» y las espadas se convierten en rejas de arado, las lanzas en hoces (Is 2,2-4). En el Antiguo Testamento, la tendencia a superar la lógica exclusivista es clara.  Esta es una de las razones por las que los cristianos consideran la Biblia hebrea como un discurso a la espera de un epílogo que desate los nudos y puntos de discordia entre judíos y cristianos.

 

Durante milenios, la situación política ha hecho inoperantes las páginas más belicosas del Antiguo Testamento. Ahora que Israel se ha reconstituido como Estado , y cada vez más como Estado religioso, ya no puede eludirlas, del mismo modo que los musulmanes no pueden eludir la institución de la yihad. Habría que explicar adónde conduce el conflicto puramente religioso. Algunos vecinos lo tienen muy presente. En los últimos años, una parte del mundo árabe ha hecho un esfuerzo importante para encontrar un modus vivendi con Israel. Pero no han recibido nada a cambio en términos de un trato más humano para los palestinos (no hablemos de la cuestión de los dos Estados, que es evidente no se cita en la Tora).  Podría parecer que Hamás, bajo auspicio iraní, golpeó Israel para exponer a los ojos del mundo la contradicción fundamental de un país, Israel, que querría normalizar las relaciones con sus vecinos árabes sin abordar el problema de los palestinos. El gran mantra de Netanyahu, se derrumbó estrepitosamente el 7 de octubre. 

 

En esta escalada, los movimientos fundamentalistas judíos han roto hace tiempo el cordón de seguridad que rodeaba ciertas páginas del Antiguo Testamento, con el resultado de que a la yihad islámica se opone ahora el herem (guerra de exterminio) del Antiguo Testamento. Este es uno de los aspectos más preocupantes de la guerra actual, en que incluso un no creyente como Netanyahu, para quien lo que realmente cuenta es la nación israelí, es decir, una forma de mesianismo secularizado, acaba citando la Biblia y recitando la oración del soldado.

 

La regresión moral que ha desencadenado la Tercera Guerra de Gaza se ha acelerado desde que el primer ministro israelí ha comparado a los palestinos con Amalek, el pueblo que el profeta Samuel ordenó exterminar a Saúl, el primer rey de Israel (cf. 1 Sam 15).  Inmediatamente después, Netanyahu retrocedió aún más en el tiempo, estableciendo un vínculo explícito entre los héroes de la independencia de 1948 y Josué hijo de Nun, el sucesor de Moisés a quien el libro bíblico del mismo nombre atribuye la conquista de la Tierra Prometida hace 3.000 años. El simbolismo de Hamás vinculado a la mezquita de al-Aqsa, en el Monte del Templo de Jerusalén, parece casi moderno, dado que el santuario islámico fue fundado hace «sólo» 1.300 años. La  supuesta ascensión de Mahoma al cielo -que es la razón principal, por la que el lugar es sagrado para los musulmanes- data de hace sólo 1.400 años.

 

Es por este “refinado análisis” por el que la mayoría de los estudiosos se han equivocado sistemáticamente en sus predicciones durante las últimas décadas, se han fijado solo en la práctica, abandonando el discurso.  Ahora ha llegado la perplejidad, viendo como estos movimientos han puesto en práctica lo que habían estado predicando durante décadas.

 

Habrá que recordar que cuando el genio está fuera de la botella, cuesta mucho tiempo y esfuerzo volver a meterlo.  Ahora no sabemos donde esta el genio pero tampoco recordamos donde pusimos la botella.