Terminados los pactos, la investidura del presidente Sánchez y la formación de Gobierno, nos encaminamos a un 2024 que será ya el primer año de la nueva legislatura. La imagen más persistente que me viene a la cabeza de lo que nos puede deparar el nuevo año es la de La Odisea de Homero. Al igual que en esta, innumerables peligros se ciernen sobre la legislatura y harán falta mucha voluntad y determinación para sortearlos.
Contando con la escisión de Podemos con respecto a Sumar, son nueve los partidos que han posibilitado la investidura de Odiseo-Sánchez y los votos de todos ellos son críticos para aprobar cualquier decreto o proyecto de ley. Todos tienen incentivos para arrancar a Odiseo acuerdos más allá de lo que este desearía y todos ellos tienen poder de veto para echar abajo cualquier ley. Lo cual prefigura como un verdadero calvario el poner de acuerdo a tantos intereses diferentes.
Casi todos los personajes de La Odisea están presentes en la dramática legislatura que ahora comienza. Así, la diosa Circe, que encantaba a los hombres dándoles funestas drogas, estaría representada por los partidos secesionistas que -al igual que Circe- encantan a muchos ciudadanos catalanes con sus relatos míticos sobre la pérfida España y sus promesas irreales de un referéndum y una independencia futuros.
El dios Poseidón, que estremece la tierra y agita los mares, causante de muchos de los infortunios de Odiseo y de sus esforzados aqueos -los ministros y ministras del Gobierno-, sería sin duda el Partido Popular, que lleva cinco años dificultando al máximo la acción de gobierno y que promete hacerlo aún con más denuedo en los meses venideros.
Las Sirenas, cuyos cantos paralizaban a los hombres que se detenían a escucharlas, y que ya nunca más verían a sus esposas ni a sus hijos, serían el partido de Vox y algunas dirigentes populares afines como Díaz Ayuso y Álvarez de Toledo. Quienes oyen esos cantos, desatienden sus verdaderos intereses y dejan de votar a los partidos que promoverían su bienestar con un mejor reparto de la riqueza y unos servicios públicos mejor financiados.
Y no falta tampoco el cíclope Polifemo, que encerraba a los aqueos en una gruta y los iba devorando poco a poco. Este sería el colectivo de jueces y fiscales que emplean su poder para hacer política contra los adversarios de la derecha, inventando delitos inexistentes contra partidos como Podemos o contra los dirigentes independentistas.
Todos estos peligros ya se han materializado durante la investidura de Sánchez y los primeros trámites de la ley de amnistía. El PP-Poseidón ha estremecido la tierra con sus acusaciones de traición y ruptura de España. El último canto de sirena de Vox ha sido desear que el pueblo cuelgue a Odiseo “por los pies”. Y, un juez Polifemo ha utilizado el infarto de un ciudadano francés para acusar de terrorismo a dos dirigentes secesionistas.
Apenas promulgado el primer decreto del Gobierno, sobre digitalización del sistema judicial -imprescindible para que la UE libere 10.000 millones de los fondos Next Generation-, ya está siendo puesto en cuestión por Junts, que amenaza con unir sus votos a PP y Vox contra su convalidación.
Esta será la tónica de lo que nos aguarda. PP y Vox votarán en contra de todo lo que salga del Gobierno porque -como en el cuento de la rana y el escorpión- “está en su naturaleza”. Junts tendrá que demostrar a su desengañado electorado que es capaz de arrancar “a España” mucho más de lo que pudo conseguir ERC en la legislatura pasada. Por su parte, ERC tendrá que demostrar que sus votos permiten “regar” Cataluña de millones de euros. Similares planteamientos estarán en la base de las exigencias de PNV, BNG y Coalición Canaria. Por último, Podemos querrá diferenciarse de Sumar -porque ellos son, sin duda, la verdadera izquierda- y pedirá siempre un poco más de lo que acuerden este último partido y el PSOE.
La única fuerza de cohesión de que disponen Odiseo y sus aqueos frente a este entramado de fuerzas centrífugas es que ninguno de sus socios está interesado en que “la nave” naufrague. Tirarán de la cuerda, pero se cuidarán mucho de romperla. No, al menos, hasta que culmine su trámite la ley de amnistía. Y eso significa un periodo del orden de un año. O sea que, como en la Odisea, los peligros les amenazarán constantemente, pero la nave conseguirá sortearlos finalmente y, si bien maltrecha y desmantelada, conseguirá llegar a la añorada Ítaca, representada aquí por los dos primeros presupuestos aprobados.
Aquí no disponemos, sin embargo de la ayuda del todopoderoso Zeus -el que amontona las nubes- y de su hija Palas Atenea -la de los brillantes ojos-, que siempre velaron porque Odiseo saliera airoso de sus numerosas dificultades.
Pero disponemos, al menos, de esta tribuna -y de tribunas semejantes en otros medios de comunicación, habitadas por sensatos tertulianos- para que las voces racionales y mesuradas se hagan oír y contribuyan a desenmascarar a Sirenas, Circes, Polifemos y Poseidones y a hacer que esta aventura llegue a buen término. Estos son mis buenos propósitos para el Año Nuevo.
No disponemos de la ayuda del todopoderoso Zeus y de su hija Palas Atenea que siempre velaron porque Odiseo saliera airoso