Estamos finalizando el año 2023, que no ha parado de darnos sorpresas y no precisamente agradables. Parece lógico que nos preguntemos por lo que nos puede acontecer con la llegada del 2024, año electoral por definición. El día 5 de noviembre, se elige Presidente de los Estados Unidos. Desde 15 de enero hasta el 4 de junio habrá elecciones primarias en los diferentes estados de la Unión. Por parte del partido Republicano, además de Donald Trump con intención de voto de un 60,3% entre los republicanos, destacan Ron Desantis , Gobernador de Florida con un 12,6%; Nikki Haley ex gobernadora de Carolina del Sur y ex embajadora en NNUU con un 12%; Vivek Ramaswamy por Ohio, presidente Ejecutivo de Strive Asset y Asa Hutchinson, gobernador de Arkansas.
Por parte Demócrata, Joe Biden, 46 Presidente de los Estados Unidos, puede repetir y así lo ha anunciado. También han anunciado que se presentan, Dean Phillips, representante de Minnesota; Marianne Willianson por Texas publicista y pendiente de decisión, Joe Manchin, Senador por Virginia Occidental.
Para la geopolítica el resultado de las elecciones en EEUU es una decisión fundamental que puede determinar e influir en varios frentes, dos de los mas importantes, la evolución de la guerra de Ucrania y la violenta invasión de la franja de Gaza. En Ucrania el conflicto hace ya meses que sigue estancado, con mínimos avances y retrocesos del frente ruso y ucraniano, y un freno determinante de las ayudas norteamericanas y europeas hacia Ucrania, tanto en armamento y recursos militares como económicos.
El violento conflicto de Oriente Medio ha convertido Gaza en un desastre humanitario de dimensiones bíblicas y en la práctica un genocidio insoportable incluso para el amigo de Israel, los EEUU que no logran siquiera acordar treguas parando la lluvia de misiles y atender las obligaciones humanitarias que precisa una población con carencias alimentarias básicas, e inexistencia de recursos sanitarios para no tener que operar sin anestesia y en el mismo suelo. Mientras se perpetran crímenes de guerra al bloquear la entrada de ayuda humanitaria, esencial, incluida agua potable. No se tata ni mucho menos de apoyar las acciones de Hamas y otros grupos radicalizados de la Franja, además de los habitantes israelíes, próximos a las zonas: Ashqelon, Ashdod, Bet Shemesh y el Kibutz Be’eri, los mismos ciudadanos gazatíes sufren las consecuencias de sus violentas decisiones. Se trata simplemente de llamar a las cosas por su nombre.
De acuerdo con la Convención sobre el genocidio aprobada por Naciones Unidas el 9 de diciembre de 1948, merece ser sancionado exponer a la población civil a daños innecesarios y desproporcionados, realizar actos con la intención de destruir total o parcialmente una nación o un grupo étnico, atacar de forma indiscriminada a los civiles, ataques a hospitales, maltratar a prisioneros y civiles, dar trato humillante a detenidos, y sigue… Estas actuaciones , de acuerdo con la Convención de Ginebra, son infracciones graves al Derecho Internacional Humanitario. Solo citar los bombardeos de viviendas que hemos visto desplomarse una tras otra, provocando muertes, heridos y sepultando civiles bajo toneladas de cemento. La falta de carburante para dar luz a los quirófanos en los hospitales, primero, y la destrucción y bombardeo posterior, incluyendo sanitarios y enfermos imposibles de evacuar por falta de ambulancia, coches, y gasolina. Hemos vistos niños solos en los servicios de urgencia, con los padres ya en la morgue, consolados por enfermeros que no sabían qué decir ante el dolor de los menores, algunos de ellos viviendo sentados en el suelo de los pasillos de los mismos hospitales por no saber a dónde ir, niños de 10 años consolando a sus hermanos y hermanas de 4 años y menores.
Hemos visto la evacuación bajo los misiles israelís de la mitad norte de Gaza, frontera con el paso fronterizo de Erez para obligar al desplazamiento ciudadano hacia el sur de la franja camino de Jan Yunis, mientras el ejército israelí, seguía bombardeando la marcha humana con carritos y carromatos, tirados por mulos y civiles que trataban de obedecer las órdenes del ejército israelí para que se pusieran a salvo abandonando la zona norte pensando que salvarían así la vida. Hemos vistos a hombres y niños con los ojos vendados, maniatados, en ropa interior, arrodillados en el suelo y custodiados, es un decir irónico, por soldados israelíes. Ya lo dicen los mismos gazatíes, quieren quedarse nuestras tierras pero sin los palestinos. ¿Serán esto crímenes de guerra, infracciones graves del Derecho Internacional Humanitario, serán delitos contemplados en la Convención sobre el Genocidio aprobada el 9 de diciembre de 1948, que hace pocos días ha cumplido 75 años? ¿Acaso hay ejércitos de primera y de segunda, unos expuestos a juicios por cometer delitos contra el derecho Internacional Humanitario, y otros alegando que tienen derecho a defenderse, como si alguien hubieran cuestionado este principio.? ¿O sera otra cosa,?.
El fracaso del Moshav no atendiendo la información facilitada por los servicios de inteligencia egipcios alertando de que algo grave estaba preparando Hamas y otros grupo actuantes en la Franja, debía haber merecido más atención y menos supremacismo. Por el contrario, primero ignorar y después arrasar a la población que nada tenia que ver con la operación no es ni proporcional ni razonable y está demostrando el gran fracaso de las verdades proclamadas, que luego resultan ser mentira. El Kibutz Be’eri apenas a 5 kilómetros de la Franja de Gaza es el lugar dónde se rompió el mito, : la promesa de Israel de proteger a sus ciudadanos. Los habitantes del Kibutz, nunca llegaron a sentirse parte de las primera línea del conflicto. El 7 de octubre despertaron con violencia a una realidad que nunca imaginaron . Los Kibutz fueron un fenómeno único de comunas agrícolas israelíes por ser un experimento socialista y de democracia radical que logro ser notablemente exitoso, como elemento para colonizar el territorio y exportar productos agrícolas. Todas las casa hoy totalmente quemadas y destruidas disponían de habitación de seguridad con puerta blindada. Muchos de quienes se han ido, ya no regresaran y reconstruir el Kibutz tardara generaciones.
No fueron las casas lo único destrozado, sino también la promesa que Israel hizo a su pueblo de que podía mantenerlos a salvo, incluso a cinco kilómetros de un territorio dirigido por un grupo como Hamás, comprometido con la destrucción de Israel.
"Fue una ilusión" asegura uno de sus habitantes sin vivienda. "Durante 25 años, fue una larga ilusión. Esto es lo que todos pensábamos: que aquí estábamos seguros y éramos fuertes. Pero después de lo sucedido, espero que alguien despierte y comience otra estrategia". No se ve a Netanyahu capaz de reconstruir la confianza de Israel en proteger a su pueblo aunque insiste en el espejismo de que no hay conflicto entre las dos prioridades del gobierno de Israel: destruir a Hamás y proteger a los rehenes. Los hechos no le dan la razón. Muchos rehenes ocultados en los túneles junto a Hamas han sido ya bombardeados por el ejército Israelí que además elimino a 3 rehenes que con el torso desnudo y la bandera blanca se entregaban a su propio ejército.
Los jóvenes soldados del servicio militar obligatorio son vulnerables al miedo. He visto ese miedo en sus ojos y la mano en el gatillo de las flamantes metralletas Todos los ciudadanos judíos, drusos o circasianos del Estado tienen que acudir al servicio militar a partir de los 18 años de edad, incluidos aquellos que tienen doble nacionalidad. Para los hombres, el período mínimo es de 36 meses de servicio, mientras las mujeres deben cumplir un mínimo de 24 meses. Jossi Beilin ex ministro israelí y arquitecto de los acuerdos de Oslo, asegura, que la Guerra de Gaza, acabara pronto, en cuestión de semanas. Asegura que el futuro de la Franja debe estar a cargo de los palestinos. Reconoce la imposibilidad de erradicar a Hamas, y a la vez sentarse con ellos y llegar a acuerdos. Ojala tenga razón y acabe pronto la barbarie de destrucción, dolor y muerte.
Sobre el autor
Anna Balletbò
Anna Balletbò es licenciada en Ciencias de la Comunicación e Historia Moderna y Contemporánea, y diplomada en Periodismo y Ciencias de la Educación. Presidenta de la Fundación Internacional Olof Palme. Entre 1980 y 2000 fue diputada en el Congreso de los Diputados.
Desde 1973, ha colaborado como periodista en diferentes medios de comunicación, como el País, el Diario de Cataluña, La Vanguardia, Radio 4, COPE, Ona Zero, COM Radio, Antena 3, TV3 y Tele Cinco.