Como en el original, hace algún tiempo acudieron tres reyes a verle aunque, esa vez, no atraídos por una estrella sino por la gran bandera de la madrileña plaza de Colón. Y tampoco fueron a adorarle sino a ponerle a caer de un burro, como el que había en el pesebre original. Se llamaban, esos tres magos, Pablo, Alberto y Santiago. De ellos, porque también les alcanzaron los efectos del belén, solo queda Santiago al que, ahora, le acompaña otro Alberto.

 

Pero es de otras figuritas de las que me quiero hoy acordar como protagonistas del año, costumbre, esta también, de inventariar al cierre. Algunos de ellos ya pasarán a la historia como caganers en muchos hogares de Cataluña pero, para quien no siga esa tradición, conviene recordarles como personajes del año.

 

Como Carles Puigdemont, ese conde de Montecristo gironés que se ha cobrado la venganza de su destierro haciendo que hasta el Partido Popular quisiera hablar con él después de su largo ostracismo en Bélgica. Al final, parece que su Waterloo no será como el de Napoleón y el "vente pa'Paña" que le va a proporcionar el Congreso de los Diputados puede ser, incluso, constitucional.

 

Aunque, el que si la cagó fue Luis Rubiales, un machote nacional, orgulloso de sus atributos viriles y dispuesto a agasajar a las mujeres, ya sea abrazando por el hombro a la Reina de España o besando en la boca a una jugadora de fútbol, eventualmente bajo su jurisdicción. En ambos casos se daba una doble circunstancia y es que no consta un consentimiento previo a tales agasajos y los hizo en público, ante las televisiones de todo el mundo y sin aparente rubor. Parece que sigue sin entender los motivos del escándalo que produjeron esos hechos. Como si no hubiera separado todavía la mano de su entrepierna.

 

Y hablando de éxitos, tenemos que recordar a Alberto Núñez Feijóo. Aunque se trata de un proyecto de 2022 propiciado por Díaz Ayuso, su hermano y Pablo Casado, es en 2023 cuando se ha consolidado. Ha sido en este año en el que, transformado de moderado a lo otro, ha pasado también de gran esperanza blanca de la derecha a defraudar las expectativas de salvación de España. No solo no ha desalojado a Sánchez de la Moncloa sino, ni siquiera, al PP de Génova, esa promesa que había hecho su antecesor como vacuna contra la corrupción de su partido. Y ahí le tenemos, compitiendo con Abascal en la batalla callejera por ver quien consigue una mejor barricada.

 

Recordemos a Irene Montero, una Hipatia de nuestros tiempos, sacrificada, como ella, en el templo del machismo judicial. Y, todo, por mantener sus principios contra viento, marea y excarcelaciones prematuras de agresores sexuales beneficiados por tecnicismos legales poco compatibles con la verdad revelada. Si su soberbia juvenil se lo permite, podría tomar nota de que la política, al igual que el infierno, se suele empedrar de buenas intenciones.

 

También Nadia Calviño va a tener que dejar el gobierno de Sánchez aunque, en este caso, será Europa quien nos libre de su presencia. La máxima, aunque no la única, responsable de los males económicos que nos acechan, ha tenido que ser desalojada por nuestros amigos europeos después del fracaso del antisanchismo en el aciago 23 de julio. Esta vez, Francia no ha tenido que enviar sus 100.000 hijos de San Luis y ha bastado un solo voto para, sumado a otros 17, llevarse a Calviño al BEI. Mejor para ella, que pasa a mejor vida.

 

Qué decir de Ramón Tamames quien, cual Quijote moderno, se lanzó contra los molinos del sanchismo en una moción de censura de encargo. Él, como el buen profesional que ha sido toda su vida, acometió la labor con el vigor de un joven y las ideas de un anciano. Lástima que no contara con un Miguel de Cervantes que contara su aventura y tuvo que hacerlo él mismo en un librito para la posteridad. E, hizo bien. Conviene que no nos olvidemos de aquel episodio.

 

Y, junto al Quijote,  Sancho Panza, representado por Mbappé, protagonista durante varios meses del futbol español. Kylian ha rechazado las glorias deportivas que campean por España, como dice el himno del Real Madrid, y de las que disfrutó su admirado don Quijote Zidane. En su lugar ha elegido la cotidianeidad del pan pan y el vino vino. Y, sobre todo, del caviar con champagne del caro pagado con petrodólares blanqueados en Paris. Aunque, madridistas, no desesperéis, algún día se cansará del caviar. En cuanto le hablen del jamón del bueno y de la equivalencia entre euros y dólares.

 

Sin dejar La Mancha, debe incorporarse a esta galería de personajes destacados a Emiliano García Page. Sin desmerecer sus méritos intrínsecos, yo me atrevería a decir que ha sido una apuesta la que le ha llevado a situarse, como un primus inter pares, en la primerísima fila de la política socialista. En la crítica al sanchismo dentro de su partido se ha colocado, ahí es nada, al nivel de Felipe González y Alfonso Guerra, con la ventaja sobre ellos, de la edad y de la posibilidad de convertirse en una alternativa por el por si acaso. Y, todo, por decir en voz alta lo que otros solo cuchichean en sus círculos más cerrados. Si su trabajo como presidente de su Comunidad se lo permitiera, podría sustituir a Miguel Ángel Revilla en los platós de televisión y competir con el exfutbolista Joaquín en el top de la cuota de pantalla.

 

Con tantos políticos que han pasado a la reserva después de las elecciones celebradas en este año y el protagonismo logrado por muchos personajes en el tertulia show, seguro que hay más personajes que han destacado en este año, pero creo que los anteriores son una muestra suficiente de los que, algunos en un momento dado, han concitado la mayor atención pública.