Sentir vergüenza, siento vergüenza, sentimos vergüenza…..¿qué es la vergüenza?

 

Nos aclara María Moliner: “sentimiento penoso de pérdida de la dignidad por alguna falta cometida por uno mismo o por una persona a la que uno está muy ligado, o por una humillación o insulto sufrido.”

 

En esta película de buenos y malos sin grises, expresamos un sentimiento propio y profundo aunque realmente, cada uno, somos la parte del todo, del sentir social triste y desorientado.

 

¿Qué le ocurre, qué le puede ocurrir, a un país, a una familia, a una organización cuando la vergüenza reina en su interior? 

 

¿Qué aparece después de la vergüenza? Pues mientras baby boomers y X lloramos amargamente, los Y y Z se aburren profundamente. Somos el Prestige quebrado derramando chapapote, rodeados de ruido y mar agitada y sin posibilidad de recuperar el rumbo.

 

Yo perdí la vergüenza tras la Primera Comunión. Pero, la otra, la divertida y frívola, la que se corresponde con un país que vive y siente en libertad y respeto. De esta de ahora, tengo mucha y no consigo despegarme de ella, duele y te taladra los intestinos.

 

Siento una izquierda cautiva y desarmada. Unos destronados, pretendiendo controlar a la Corte y Casta, otros viajando en platillos y escobas y los más, aferrándose, no a un sueño o a una utopía, sino a una estupidez altamente peligrosa.

 

No hay peor acuerdo que el que nace en blanco y se llena de manchas indelebles de anotaciones miles en tinta imborrable. Ese está siendo nuestro error y nuestro riesgo. Todo lo asimétrico tiende a la fractura, y, estamos en el lado más débil y vulnerable.

 

En este escribir ecléctico y surrealista se esconde una llamada, un aviso, un grito porque, si alguien me escucha y me explica lo que no entiendo, a lo mejor si lo entiendo, o lo intento!

 

Caciques ilustres que me escucháis, pasado Difuntos y cercana la Navidad no hay que hacerse buenos hay que serlo, y parecerlo….. ni te cuento! Ahí va eso!