Existe consenso internacional en considerar crímenes de guerra las siguientes actuaciones: el homicidio intencional, la tortura, la deportación o el traslado ilegal o el confinamiento ilegal de personas, los ataques intencionados contra la población civil y contra bienes civiles que no constituyen objetivos militares o el asesinato de prisioneros de guerra. La población de Gaza, sufre a diario todos estos abusos de manera sistemática.
Hasta el punto de que a pesar de la propaganda israelí son cada día más las voces que claman por un alto al fuego en la Franja de Gaza para parar un genocidio de violencia y atrocidades que atenta contra toda concepción de derechos humanos y se hace insoportable para quienes la padecen.
Nadie niega a Israel su derecho a defenderse, pero si, hay que negarle la desproporción en su respuesta. La venganza por el atentado de Hamas no es ni será una victoria para Israel por los métodos que está empleando, para desalojar o eliminar a 2 millones de palestinos de la Franja, dónde llevan recluidos desde 1948, cuando debido a la creación del Estado de Israel, fueron forzados a abandonar las localidades dónde habían nacido y vivido para ser prácticamente deportados a un terrible campo de concentración, sin servicios, sin expectativas malviviendo durante 5 generaciones. Ahora, debido a un acto muy reprobable de la guerrilla de Hamas, son estos mismos ciudadanos palestinos obligados a abandonar de nuevos sus casas , que ya no existen en un 50% por haberlas bombardeado y destruido un Ejercito con fama de ser el más eficiente del mundo pero que borracho de supremacismo, ha abandonado el control de Erez, una frontera especialmente compleja relajando de forma irresponsable el desplegamiento del Ejercito, que no vi en mi último viaje a Gaza el pasado mes de abril, cuando era habitual en dicho enclave ver la coordinación entre policías de frontera y ejercito.
El fracaso de Israel es ya total, por mucho que mate deliberadamente a personas: hombres, mujeres, viejos y niños, en una tempestad de fuego y sangre que no podremos olvidar jamás, tampoco ellos. El mundo se lo recordara por años y en especial quienes lo están padeciendo. Están favoreciendo el reclutamiento de mas terroristas en todo el mundo y en especial de aquellos que logren sobrevivir en la Franja de Gaza. Netanyahu y su gobierno alimentan el odio de unas acciones sin nombre, contra ciudadanos inocentes cuyas dos grandes desgracias han sido, ser pobres y no tener un estado que los proteja. Hay que parar ya este martirio, obligar a Israel a retroceder a sus fronteras de 1948, devolver tierras robadas a sus propietarios legítimos y aprender a convivir con los palestinos pacíficamente. No podemos tolerar el camino del exterminio de un pueblo que hace mas de 70 años que padece esta situación, hay que delimitar y proteger de una vez un Estado Palestino. El Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, en su tercer viaje al infierno de Gaza, por fin lo ha dicho.
Sobre el autor
Anna Balletbò
Anna Balletbò es licenciada en Ciencias de la Comunicación e Historia Moderna y Contemporánea, y diplomada en Periodismo y Ciencias de la Educación. Presidenta de la Fundación Internacional Olof Palme. Entre 1980 y 2000 fue diputada en el Congreso de los Diputados.
Desde 1973, ha colaborado como periodista en diferentes medios de comunicación, como el País, el Diario de Cataluña, La Vanguardia, Radio 4, COPE, Ona Zero, COM Radio, Antena 3, TV3 y Tele Cinco.