Veo a Federico,

veo a García Lorca,

veo Fuente Vaqueros,

veo Granada y la Alhambra,

veo el paisaje que habla,

lo veo, 

a Federico,

tocando el piano,

leyendo, paseando,

lo veo con sus amigos Dalí, Buñuel, Alberti,…

en la Residencia de Estudiantes,

lo veo con Juan Ramón pidiéndole consejo,

lo veo con Falla, admirándolo,

también lo veo pintando,

veo a todos los que se reunieron en torno a Góngora,

lo veo con Maruja Mallo,

con María Zambrano, con Concha Méndez,

mujeres con apellidos y sin sombrero,

mujeres de Federico en el escenario,

Yerma, doña Rosita, Bernarda,…

lo veo recitando el Romancero gitano,

lo veo Poeta en Nueva York,

en Cuba, en Buenos Aires,…

lo veo con Lola Membrives y con Margarita, la Xirgu,

con la Barraca,

con la Argentinita,

con la paloma de la paz

y su traje blanco,

lo veo tristemente y vilmente,

fusilado,

pero lo veo en sus obras y poemas,

resucitado,

en sus dibujos

y en estos versos humildes

que ahora estoy recitando.