(La escala de Mohs)

 

Ana es Gata,
no por ser de Madrid, que es de Adamuz,
sino porque es de todos los sitios.

 

Ya es del cielo y de la tierra,
de los ríos y las fuentes,
de los animales y los dioses.

 

Es de la dureza de los minerales,
en una escala de Mohs, ella es el diamante,
en la que critica y pone en tela de juicio
tanto santo principio,
tanta apariencia y opulencia,
tanto ir y devenir en una ignorancia supina
donde nadie es lo que quiso ser
y si lo fue estaba confundido.

 

Gata Cattana está aquí mismo.
Es el Génesis, el inicio
de la libertad,
el oráculo de la negación,
la trampa de los solsticios.

 

Fue poeta, rapera, jardinera de palabras,
que cultivaba con mimo,
fue el canto de la lucha por escrito,
fue el amor sin mácula,
la teogonía de un mundo sin castigos.

 

Me ha dejado sin metáforas
en el diagnóstico aleatorio de su destino.

 

Tu letra pequeña es la sombra de un ciprés que no se alarga,
es la espiga necesaria para el alimento de mi espíritu.

 

Has sido Rebeca de Winter, Escarlata O'hara, Sherezade,...
nunca criada de nadie,
"tú siempre estás, aunque no estés"
y vendrás porque no te has ido
Quizás ya no escribas más poemas
y nos sentimos huérfanos, culpables por ello,
y "las tragedias se repiten",
pero te fuiste a inventar ese azul
en el que cielo y mar, (en el que Ana y Gata),
quedan fundidos.