Esto puede ser el título de la siempre pretendida y eterna unidad de la izquierda, a la izquierda del PSOE. “El debate de nunca acabar”, entre los puristas, los más puristas y las cuarenta escisiones de estos.
Siempre más ocupados en ver las diferencias, la coma mal puesta por los demás, “la paja en el ojo ajeno…” que en buscar puntos de encuentro, algunos en las redes sociales se pasan media vida criticando y volviendo a criticar en una rueda sin fin y sin ningún resultado positivo.
Cuando se consigue tener fuerza suficiente para poder estar en un Gobierno y llevar al BOE mejoras sociales, demandas históricas, acaban destrozando en pedazos a Podemos, el instrumento que lo hizo posible, por sus errores y por muchos rencores.
Cuando la división es un hecho y los continuos enfrentamientos hacen que no se pueda avanzar, se corre el riesgo de que una parte de la sociedad cercana al 25% se pueda quedar sin representación, cansados y mareados con sus problemas internos.
Cuando a la buena de Yolanda, el dedo de Pablo la designa para reparar el daño causado y taponar múltiples fugas, resulta que muchos de esa izquierda pura, de los que siempre tienen la razón, le han dado caña a dos manos, con tantos zascas e insultos que casi no caben en las redes sociales.
Mal andan cuando alguien de peso en el mundo de la izquierda como Suso de Toro manifiesta: “Sumar es política para consumidores, un experimento comercial, una etiqueta sin programa, una etiqueta sin ideología, sin organización, simplemente un personaje que reparte besitos. Falta que se haga público los patrocinadores, quien compra eso compra cualquier cosa”.
Cuando se habla de izquierda solidaria, donde lo importante es el colectivo y no la individualidad, resulta que nos encontramos que lo importante es “¿qué hay de lo mío?”, la parcela de poder y por mi puesto en las listas, “¡yo mato!”.
Ahora con estos mimbres a ver quién es la guapa que articula un proyecto atractivo para los ciudadanos, ver como pierdes elección tras elección y no sacar más consecuencias, que ello sea por unos medios de comunicación malvados y perversos, ¡pobre razonamiento!, sobre todo porque los mismos estaban cuando logró la mayor representación de esa izquierda en nuestro país.
Vivir en el mundo del rencor, del enfrentamiento, no sólo cansa, es tremendamente empobrecedor, tanta energía malgastada en derrotar al que estaba hace dos días a tu lado llevando contigo la misma pancarta.
Bueno, y ahora ¿qué?, ¿A sumar o a seguir dividiendo?, a veces la necesidad es la que hace tomar el camino correcto
Bueno, y ahora ¿qué?, ¿A sumar o a seguir dividiendo?, a veces la necesidad es la que hace tomar el camino correcto, cuando te estás ahogando, buscas una mano amiga que te saque del pozo, sin preguntar antes por sus diferencias.
Hacer de la necesidad virtud, que ya lo predicaba el estoicismo hace más de dos milenios y medio, es lo que le queda a esta izquierda, de lo contrario no va a tener un mínimo de representatividad, pasando a quedar en algo residual.
Siendo cierto que en la época de crisis todos los sistemas tienen la tentación de irse a los extremos del arco parlamentario, no lo es menos, que los mayores avances sociales, en los últimos años, han venido de quienes han sido capaces de aprobar normas como la reforma laboral, todo un acierto que ha tenido consecuencias muy positivas en un mal endémico de nuestro país, el paro, las diferentes subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), la subida de las pensiones acorde al IPC, el tope al gas, los impuestos a las entidades financieras y a las empresas energéticas, la Ley de Memoria Democrática, topar los alquileres …
Ahora bien, esto de intentar hacer acuerdos a puñaladas, debe ser un nuevo método de negociación. Lo malo es que incluso con el acuerdo, quedan decepciones, rencores, heridas... Vamos, que con acuerdo o sin acuerdo tus males... pero más les vale recordar que siempre hay que regar la planta de la esperanza.