Publicado el 19 de mayo a las 17:03
Este artículo va de redes neuronales y ha sido inspirado por unas recientes declaraciones de Geoffrey Hinton, uno de los padres de esta aplicación de inteligencia artificial, en las que nos alerta sobre los peligros de esta maravillosa tecnología. A Hinton le angustia pensar que la IA pueda acabar siendo una inteligencia superior a la de los cerebros humanos, un problema existencial de tres pares.
En lo que a los opinadores y demócratas nos concierne, la IA es una máquina imbatible de generar noticias falsas, socialmente dañinas, y perfiles falsos en las redes sociales que son controlados por algoritmos y capaces de contaminar un proceso electoral. Se dice que Trump se sirvió de la IA en las presidenciales que ganó en 2016 y también lo hicieron Obama, Macron, Bolsonaro, Macri, etc. ¿Nos acabará gobernando una inteligencia artificial? No se rían, a las pasadas elecciones legislativas de Dinamarca se presentó el Partido Sintético (sí, como el aceite de motor), liderado por una inteligencia artificial (un chatbot llamado Leader Lars).
Compartiendo zozobra con Hinton, me parece estar viendo por todos sitios en este campaña electoral un ejército de bots, esa especie de robots políticos controlados por una perversa inteligencia artificial que está envenenando la pura democracia , incluso la impura. Pasemos de las musas al teatro.
Un bot de Ayuso (que no puede ser Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid) entra en el debate político afirmando que “ETA está viva, está en el poder, vive de nuestro dinero, quiere destruir España, privar a millones de españoles de sus derechos ”.
Como he leído la radiografía que le ha hecho mi amiga Alicia Gutiérrez , periodista de raza y talento, en el libro titulado ‘Porque me da la gana. Ayuso, la nueva lideresa’, sé que no puede ser Ayuso. Sostiene además Alicia que es un error monumental reírse de Ayuso, yo no lo he hecho nunca, palabrita, ni siquiera cuando ha versado, sin tener la menor idea de lo que estaba hablando, sobre la justicia social o sobre el dumping fiscal, o cuando se proclama a la vez españolista, frente al desintegrador Sánchez, e independentista en materia tributaria. Menos aún cuando propone colocar una maceta en cada balcón madrileño para combatir el cambio climático. No es de ella de quien habría que reírse, teniendo un respaldo popular tan mayoritario.
Un bot de Alfonso Guerra (que no puede ser Alfonso Guerra, protolíder del PSOE en el siglo pasado y guardián secular de las esencias socialistas) acude presto otra vez a la campaña electoral para echarle una mano al PP en los medios del PP (El Mundo, etc,…): “Los socios desvían al PSOE de una trayectoria de 144 años “. El algoritmo patina un poco, es lo que tienen los algoritmos, que también se pueden equivocar: ¿no era el PSOE un partido accidentalista, que medio colaboró (subrayo medio) con el dictador Primo de Rivera y que aceptó la Monarquía siendo republicano? Por todo lo anterior, sé que el bot de Alfonso Guerra no puede ser Alfonso Guerra.
A propósito, un bot de Arnaldo Otegi amenaza con publicar “las actas de mis negociaciones con el PP ”. No puede ser Otegi porque el PP nunca, nunca, ha negociado con EH Bildu, otro fallo del algoritmo por mucho que su diputado Oskar Matute haya desvelado un intento de pacto secreto cuando Javier Maroto era alcalde de Vitoria.
Se estará preguntando, apreciado lector, que si esto va de redes neuronales, cómo no ha aparecido aún el señor Feijóo, a quien tan malas jugadas le hacen las sinapsis. La respuesta es “por compasión”. Me pongo en su pellejo y tiemblo contemplando el campo de batalla: un bot de Ayuso (no me río) lanzado al barro electoral con el monográfico ‘ETA vive y a nuestra costa’ (de lo suyo, de Madrid, mejor ni una palabra, le habrá dicho su ‘spin doctor’ MAR); un bot de Sémper, el conciliador, el moderado, el guay, diciendo lo contrario y aceptando a EH Bildu en las instituciones; un bot del senador Pedro Rollán (¿podría ser él mismo, en modo energúmeno?) declarando que la “Ley de Vivienda se ha levantado sobre las cenizas del atentado de Hipercor”.
Con estos compañeros, el pobre Feijóo no necesita adversarios . Y no se le puede exigir una precisión extrema : “Sánchez pretende ocultar algunas medidas que ha realizado en el futuro”, “el rural necesita más atención y apoyo”, “los socialistas se han quedado descansando porque Sánchez se ha ido” (es estaba entrevistando con Joe Biden); “la recuperación no a ser como una asíntola” (criticando al ministro Escrivá); la obra que escribió Orwell “allá por 1984”, la recesión brutal que vendría en el cuarto trimestre de 2022 y el timo ibérico del recibo de la luz,…
¿Va esto de redes neuronales o no? Finalmente, como no he podido descifrar si eran bots o seres humanos (salvo en el caso de Feijóo, que era él), he tenido que consultar las declaraciones por chatGPT pero no he tenido respuesta porque su conocimiento solo llega a septiembre de 2021. Menos mal, a la IA le llevamos más de año y medio de ventaja para evitar lo peor, señor Hinton.