Publicado el 25 de abril a las 13:38
Sonemos las alertas una vez más. La guerra contra el efectivo, insidiosa como ella sola, se libra en a través de todos los ámbitos de la vida, desde la comodidad que es pagar con tarjetas, hasta las conversaciones a puertas cerradas de banqueros centrales que diseñan su última herramienta de control. Muchos ven la pérdida de papeles y monedas como un paso natural en la evolución de la civilización humana, pero convengamos que no es tan así.
El origen de la “guerra contra el efectivo” ocurrió durante la década de los 1980, con la introducción de sistemas electrónicos de pagos . Aunque no pienso que la aparición de estos sistemas hayan sido con la intención de eliminar el cash, pero con los años se hizo aparente que a gobiernos y empresas les convenía librar esta batalla.
Para aquellos que creen que el efectivo se debería abolir, sea lentamente o a través de mandatos legales, me parece importante recordarles que el dinero existe para que dos desconocidos puedan transar entre ellos sin necesitar confiar en el otro. Agregar un intermediario de “confianza”, sea el caso del banco o institución financiera—entidad necesaria en el sistema monetario tradicional—termina por destruir el fin más básico del dinero.
Según el gobierno y sus acólitos de la intelligentsia académica, hay que eliminar el efectivo porque de esta manera vamos a reducir la criminalidad que hoy existe en la sociedad. “Tenemos que eliminar el lavado de activos, evasión de impuestos, secuestros, extorsión, tráfico de drogas y blancas, y cuánto otro crimen realizan ciertos humanos de nuestra sociedad”. Es, sin dudas, un argumento absurdo, pero que vale la pena desmenuzar.
En primer lugar, dado que llevamos miles de años usando efectivo como medio de pago , sin habernos destruido como civilización, ¿qué tiene la sociedad de hoy que la hace tan amenazante? ¿Hay algo que haya cambiado en los últimos cincuenta años del que no estoy al tanto?
Por otro lado, reducir la criminalidad no pasa por reducir la cantidad de transacciones en papel moneda que se puedan realizar. Para lograr ese fin se requiere inversión en programas sociales, mejorar la educación pública y privada, disminuir la desigualdad, aumentar la cantidad de áreas verdes en sectores con menores recursos, y mucho más.
Creo que eliminar el efectivo bajo el lema de reducir la criminalidad marca un precedente peligroso . Nos trata, de base, a todos los ciudadanos comunes y corrientes como posibles criminales, que no deberían poder transar sin el ojo omnipresente del Estado. Vigilados, en todo momento.
Ahora bien, habrá personas comunes y corrientes que aplauden esta medida. Que la privacidad no debería existir en la sociedad, ya que también piensan que si no quieres que todo de ti se sepa, escondes algo. La privacidad se trata de mostrarse selectivamente frente al mundo , y no permitirle a una organización que no le rinde cuentas a nadie—como es el Estado—que se entrometa en todos los aspectos de nuestra vida.
Volviendo a los crímenes que se buscan evadir con la digitalización del dinero , vale la pena aclarar que la mayoría de esos delitos los cometen los bancos y la clase dominante. Tenemos amplios casos históricos donde los altos mandos de estas instituciones financieras se vieron involucradas en evasión de impuestos, lavado de dinero, financiamiento a carteles criminales, casos de corrupción y más.
Pero, somos los ciudadanos comunes y corrientes, con sus compras de café y supermercado los que hay que vigilar. El mundo al revés, dirán los sensatos.
Vienen en camino los CBDCs, o las divisas digitales de los bancos centrales. Insistiré, una y otra vez, que esta será la herramienta más distópica que se nos va a presentar como sociedad. Entregarle el control absoluto al Estado, sobre la tecnología más útil y básica que tenemos como sociedad será de los grandes errores que cometeremos como ciudadanos.
Volviendo a los crímenes que se buscan evadir con la digitalización del dinero, vale la pena aclarar que la mayoría de esos delitos los cometen los bancos
Entiendo lo distante que puede parecer, pero el ejemplo de China vale la pena mencionar. Implementando el Yuan digital, han también establecido que el dinero tenga fecha de caducidad —castigando a quienes ahorran y forzándote a consumir—tiene comercios prohibidos en donde puedes transar, y en Hong Kong utilizaron controles férreos para controlar las protestas democráticas en ese territorio. Si bien esto te parece una realidad distante, la nación donde vives puede—con solamente una elección—caer en manos de gobiernos fascistas y totalitarios, que pueden lograr utilizar el dinero como mecanismo de control.
Me parece que hace mucha falta un pensamiento adversarial, a la hora de conversar estos temas, aunque entiendo que quienes lo realizan—autoridades locales e internacionales—no lo necesitan porque cuentan con toda la fuerza del ejército, el sistema judicial, el parlamento y el ejecutivo a su haber. Obviamente, pensar en lo difícil que puede llegar a ser que te cancelen financieramente, no aparece en estas mentes. Tú y yo no pertenecemos a esos espacios de poder, sin embargo, y deberíamos estar teniendo estas conversaciones.
El mundo no pende de un hilo, pero la camisa deshilachada que estamos usando cada vez se asemeja más a una de fuerza. Lo que se pide a gritos es eliminar el efectivo porque así—ingenuamente—creen algunos que vamos a terminar con la delincuencia. Pero, le quita el enfoque a lo realmente podría mejorar la situación país—inversión en programas sociales y otros temas anteriormente escritos—y tercerizar toda responsabilidad que tenemos como ciudadanos para crear el mundo que queremos.
Más encima, le entrega un poder desproporcionado al Estado, que es de las movidas más peligrosas que podríamos realizar. No lo digo necesariamente porque me considere un anarquista recalcitrante , sino porque esta institución no le rinde cuentas a nadie. Si lo hiciera, no tendríamos el embrollo social, político y económico que hoy golpea los distintos rincones del planeta.
Afortunadamente, Satoshi Nakamoto nos entregó un dinero electrónico que si puede servir de oasis ante el desolador panorama que se desenvuelve. Bitcoin es y seguirá siendo nuestra única herramienta de resistencia. Es cosa de ver, inclusive, las declaraciones que dan desde la parte alta de la pirámide en contra de esta criptomoneda, para darte cuenta que le significa una amenaza a su poder.
¿Será esta edición un caso de pedrito y el lobo o estamos frente a uno de los panoramas más amenazantes de las últimas décadas?
Soy Pedro y esta es la edición #126 de La Cadena, un medio independiente dedicado a informarte sobre el mundo de Bitcoin y sus alrededores. Estas palabras son gratis, pero no baratas y toma tiempo investigar y crear este contenido. Considera apoyarme, para que me pueda dedicar a esto.