Publicado el 7 de abril a las 15:21
La politización del dólar no es sorpresa para nadie. Desde principios de los 2000 que Estados Unidos utiliza una política de sanciones inteligentes, donde aplican presión a través del sistema financiero tradicional asegurando que sus intereses personales continúen intactos en todo el globo.
El recordatorio más reciente proviene del año pasado, cuando Rusia invadió Ucrania , y desde la Casa Blanca impusieron restricciones a todo tipo de activo, individuo, entidad, y organización que tuviese una conexión con el Kremlin.
En las últimas semanas hemos visto una variedad de noticias que nos indican políticas de des-dolarización por parte de naciones pequeñas , medianas y enormes. China, Rusia, Brasil, Singapur, Francia, Kenya, Indonesia, Laos, Brunei, Malasia, Vietnam, Filipinas, Myanmar, y Timor del Este se suman a ya un largo listado de países que hace tiempo vienen buscando reducir su dependencia en el dólar, ya sea como activo de reserva como también medio de intercambio para el comercio internacional.
Vale la pena recordar a George Selgin, histórico pensador monetario, quien explica que los efectos de redes del dinero son muy profundos y cuesta mucho desplazar una unidad de cuentas por otra. Por lo tanto, y dada la manera descentralizada en que opera el dólar norteamericano —hoy existe creación secundaria de dólares alrededor del mundo a través del poco comentado Sistema del Eurodólar—será muy difícil desplazar al verde como la reserva mundial del dinero (aunque creo que va a pasar en algún momento futuro).
Por lo tanto, y aunque suenan alarmas de que muchos rincones del planeta están tomando activas políticas anti-dólar , queda verde para rato. Y esto puede ser positivo como negativo, inclusive para Estados Unidos.
Muchos piensan que la tierra del Tío Sam es la gran ganadora de tener al dólar como reserva mundial del dinero. Pero la realidad es matizada, como siempre. Mientras si reciben beneficios de este sistema, los principales ganadores son las instituciones financieras y empresas grandes, mientras que los costos los pagan la clase trabajadora común.
Como argumentan Yakov Feygin y Dominik Leusder , en Las Políticas de Clase del Sistema del Dólar: “la primacía del dólar alimenta un creciente déficit comercial de Estados Unidos que direcciona la economía norteamericana hacia la acumulación de rentas en lugar del crecimiento productivo. Esto ha contribuido a una caída de la participación del trabajador en el ingreso de capital, y el enorme aumento en servicios como educación, salud y arriendos ”.
Es importante señalar, en todo caso, que a nivel mundial, es fundamental tener una sola moneda singular para regir el comercio entre naciones. ¿Se imaginan que cada nación tuviese que transar en su propia moneda con otra, entrando y saliendo de decenas de monedas fiat?
Pero, no necesariamente significa que cuando tú eres el emisor de esa moneda, toda tu nación gana. De hecho, es probable—y el caso de Estados Unidos lo demuestra—los beneficiarios son quienes guardan activos denominados en dólares, que son un porcentaje minúsculo de la población.
El dólar, sin embargo, es solamente una pieza del puzzle . Más importante aún, como hemos comentado en ediciones anteriores, son los rieles sobre los cuales se desliza esta moneda. Los engranajes, puertos de entrada y salida, y posibles puntos de corte del sistema financiero tradicional, los que traen con ellos mismos mayor peso.
Y no son sólo esos puntos directos de entrada y salida, sino el uso de las llamadas sanciones secundarias . En efecto, el sistema financiero tradicional, a través del dólar, le asegura jurisdicción legal planetaria a Estados Unidos para ejercer presión. Si cualquiera de tus entidades (sean bancarias u otras) guardan algún tipo de relación con una entidad norteamericana—en el sentido, por ejemplo, de tener una rama de tu banco en Estados Unidos—caes de alguna manera bajo el sistema legal de Estados Unidos. Vaya problema.
Ahora bien, las sanciones secundarias funcionan de una manera más indirecta. Existen alrededor del mundo bancos que no tienen lazos directos con Estados Unidos, por lo que no pueden sentir los efectos de Washington D.C. directamente sobre ellos. Lo que sí, es que pueden sentir los efectos de las demás instituciones con que operan. Como los bancos que si tienen conexiones con Estados Unidos pueden ver sanciones financieras o reveses reputacionales importantes se autorregulan, esto deja sin acceso a esas mismas entidades que no formaban parte del sistema.
Las sanciones secundarias resultan, muchas veces, ser incluso más poderosas, ya que como no son aplicadas directamente—sino que a través del autocumplimiento bancario de las directrices que quieren en Estados Unidos—son muy difíciles de sacudir.
Dado lo frágil de un sistema, para quien no lo controla, que puede ser fácilmente sancionado, expulsado o marginado, estamos viendo a países alrededor del mundo disminuir su dependencia del dólar. No olvidemos, en todo caso, el efecto que aplica la inflación en esta materia, que si bien guardando el dólar estás más protegido (probablemente) que en la divisa de tu propia nación, continuas sintiendo los efectos.
Volviendo a las políticas que están tomando algunos países para reducir su exposición al dólar, no todo es como te lo pintan los medios.
Existe la idea de que la coalición BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) van a crear una moneda común. No sé qué tan real es la posibilidad. Requeriría por un lado que Brasil, India, China y Sudáfrica profundicen su conexión con Rusia, y el último año ha mostrado movimientos al contrario. El Banco de Desarrollo de BRICS cortó lazos con Rusia tras su invasión a Ucrania, lo que dice mucho.
Bitcoin, su eventual sucesor, tomará años en insertarse en el consciente colectivo y su inherente volatilidad lo hará problemático y poco atractivo en el corto y mediano plazo para muchas personas y entidades.
Por otro lado, India y China han vivido cierta tensión política, social y económica en los últimos años —el Primer Ministro Modi ha prohibido varias empresas chinas y durante la pandemia cuestionó el origen del virus—lo que ve altamente improbable una unión financiera tan fácil.
Más encima, una divisa común no tiene mucho sentido para China, ya que el yuan ya está comenzando a dominar muchos espacios del mercado. Pero existe un detalle: al Partido Comunista Chino tampoco le interesa mucho que el Yuan sea una reserva mundial, ya que aumentaría mucho el flujo de capitales hacia el país. Esto haría que se fortalezca su divisa, haciendo sus exportaciones menos competitivas y dañando la economía.
Más allá del BRICS, hay conversaciones sobre una variedad de otros instrumentos financieros que vayan a destronar al dólar. Bitcoin, el oro, stablecoins, y las CBDCs entre otras. Es difícil y lento este proceso y no creo que vaya a ocurrir pronto. Si creo que el oro hará un regreso triunfal—pero temporal--como un medio de intercambio importante, sus problemas de portabilidad (y el hecho que la mayoría de las reservas que guardan países del metal están en bóvedas en Estados Unidos y Europa) no lo hacen muy propicio para la sociedad en la que hoy vivimos.
Bitcoin, su eventual sucesor, tomará años en insertarse en el consciente colectivo y su inherente volatilidad lo hará problemático y poco atractivo en el corto y mediano plazo para muchas personas y entidades.
Las stablecoins o las CBDCs son meramente representaciones del mismo fiat que hoy se busca desplazar, y crearán una variedad de otros problemas que van más allá del espectro de esta edición. De todos modos, hoy las stablecoins si forman parte importante de ciertas economías emergentes ya que permiten el acceso a “dólares” a millones de personas que antes no lo podían. Creo, de hecho, que esto va a crear una cripto-dolarización en el intermedio hacia el Patrón Bitcoin, encabezado por individuos alrededor del mundo que hoy utilizan de gran manera tether y otras criptomonedas estables.
Lo que estamos viendo, creo, más allá del espiral de muerte del dólar (aunque creo que vamos por ese camino) es una diversificación de reservas por parte de personas, entidades privadas y gobiernos alrededor del mundo. El siguiente gráfico muestra la caída en la dominancia del dólar como porcentaje de reservas de activos de entidades alrededor del mundo que alimenta esta perspectiva.
Esto es positivo, creo yo, para todos. Reducir la dominancia y poder del dólar a través de su variadas fuentes es fundamental para un sistema monetario más equilibrado y mejor protegido para cada una de las naciones e individuos del mundo.
Ahora bien, el dólar tiene sus días contados—si son muchos o pocos, no lo sé—y creo tener una idea del camino que tomará el mundo a nivel estatal como a nivel individual. De todos modos, señalo que la des-dolarización que hoy vive el mundo es lenta y mesurada, y no estamos viendo el completo desangre del sistema financiero dominado por el verde.
Lo interesante, creo yo, es que más que la aparición de Bitcoin o la supremacía de China a nivel económico mundial, la pérdida de poder del dólar se está dando y se ha dado por el actuar interno de sus controladores.
Para ponerlo en otras palabras: el sistema se socava desde adentro.
Soy Pedro y esta es la edición #122 de La Cadena , un medio independiente dedicado a informarte sobre el mundo de Bitcoin y sus alrededores. Estas palabras son gratis, pero no baratas y toma tiempo investigar y crear este contenido. Considera apoyarme, para que me pueda dedicar a esto.