La pasada semana el diario ABC publicaba un largo reportaje sobre la situación económica y de gestión del Grupo Correos, empresa de capital 100 % público.
La información que daba no parecía de tipo político, lo que venia a evidenciar era una gestión calamitosa: pérdidas millonarias, gastos injustificados para una gestión ordenada y responsable, continuos cambios de personal directivo y un largo etcétera.
La verdad, mi relación con Correos es con la cartera que trae a casa certificados, de vez en cuando, y alguna compra on-line que viene en una furgoneta a traernos algún paquete. Mis viajes al buzón son ocasionales, pero existen, libros, trabajos de investigación a corregir y otras rutinas que echo al buzón, aunque a veces por seguridad me desplazo a la oficina que tengo en el pueblo de al lado de donde vivo y las certifico.
Hasta ahora no he sido consciente de que Correos es mía, en su por ciento por supuesto. Tampoco de la cantidad de trabajadores que tiene, más de 47.000 he creído leer. Ni la importancia que tiene en la vertebración de España, no sólo por el número de oficinas, sino que con su motito o con la furgo llegan a todos los hogares. Ahora entiendo esas inmensas cifras que se dan, aunque me ha dejado temblando lo de 800 millones de euros de pérdidas en solo cuatro años. ¡Eso es que las cosas no van bien!
Se lo referí a un amigo, conocedor de la materia, y me dijo que es una cuestión política, por eso viene en el ABC. He leído la pasada semana en LAHORADIGITAL.COM, un contundente escrito explicativo sobre la situación firmado por el secretario Federal de Correos del sindicato UGT. Evidentemente ya veo que esto no es política, es un grave problema económico y laboral (800+47000).
En fin, ya todo es diferente salvo colocar a los amigos a 200.000€.
Evidentemente hay que pensar que empresas de esta importancia lo dirigen personas de alta cualificación profesional, con mucha experiencia y muchos años de gestión a sus espaldas. Estan acostumbradas a bregarse en los éxitos y también en los fracasos de las grandes empresas, y que cuando las cosas no tiran son los primeros que se van; no por miedo, por responsabilidad. Quizás sean funcionarios públicos de alta cualificación: Interventores del Estado, Técnicos Comerciales, Inspectores de Hacienda, Catedráticos de Economía Aplicada… Con las mismas llame a mi amigo, pregunte sobre el presidente de Correos. Esperaba una respuesta contundente. El presidente de Correos es, y fue contundente: un amigo del presidente del Gobierno.
La verdad es que me zurro en el ABC. Ilusiones perdidas pensando que había cosas que en España no podían suceder ya. Hemos oído, leído y visto de todo. Espiar a los periodistas, encargarles las obras a las empresas de los amigos, irse de putas y coca y protagonizar campañas contra la prostitución y las drogas, falsificar títulos universitarios…hasta nombrar al compañero de pupitre como presidente de Telefónica. Todo muy mal, pero creíamos que era de un tiempo anterior.
Lo hemos oído decir que eran cosas del pasado, cuando las decisiones se tomaban de otra manera. En fin, ya todo es diferente salvo colocar a los amigos a 200.000€. ¡Más aún! Mantenerles en el puesto a pesar de estar contrastada, con claridad meridiana, una pésima gestión pública. Que no te parezca mal por favor.
A lo mejor es que, este Serrano solo pasaba allí.