Publicado el 24 de marzo a las 19:13
Cuando escribo estas líneas hace pocas horas que los medios han informado de que la UEFA tomará cartas en el “asunto Negreira” abriendo una investigación al Barça; si estas primeras actuaciones se trocaran más adelante en un expediente disciplinario y el mismo concluyera que el Barça había intentado influir en resultados de la competición la entidad podría ser sancionada con no poder participar en las competiciones europeas, ello con independencia de las sanciones que puedan producirse en el orden interno, por parte de la Federación Española de Futbol o de las actuaciones penales en marcha.
Soy socio del Barça desde hace más de sesenta años y nunca he vivido esa sensación de crisis económica y reputacional de la entidad que puede llevarle a la insignificancia. No he vivido obviamente la orden de destierro del fundador, Hans Gamper, en 1925 , tras silbar la afición el Himno Real en el campo de Las Corts, ni el fusilamiento del presidente Josep Sunyol en el agosto de 1936 por las tropas franquistas en la sierra de Guadarrama, ni los saludos a la romana de los jugadores recién acabada la contienda civil con el presidente-comisario Marqués de la Mesa de Asta. Sí he vivido el erial de los años sesenta y setenta del pasado siglo cuando el Barça estuvo catorce años sin ganar la liga; precisamente en los años setenta el presidente Montal acuñaría la frase “Som més que un club”, sin canales de expresión democrática en el franquismo el Barça se declaraba estandarte de la catalanidad.
Con la primera presidencia de Joan Laporta , dicha frase se grabó con grandes letras en el interior del estadio, Laporta intentó dar a la frase un sentido que iba más allá del catalanismo. Somos más que un club porqué tenemos valores y mientras el resto de los equipos intentaban aliviar sus problemas económicos incluyendo publicidad en las camisetas, el Barça mantenía la suya limpia cediendo a UNICEF su utilización a coste cero. Más adelante UNICEF debería compartir la camiseta con un anunciante menos honorable “Qatar Fundation ”. Después vendría el fichaje de Neymar en 2013, el proceso penal y la condena del Barça como persona jurídica. A pesar de tantos valores el Barça es el único club deportivo español y quizás del resto del mundo condenado penalmente.
Con Bartomeu en la presidencia llega el cataclismo económico, fichajes insensatos, sueldos desmesurados y la pandemia , un coctel explosivo. Llega Laporta, por segunda vez, con los sueldos pactados en el periodo anterior no se puede mantener el “fair play” financiero (relación entre ingresos y gastos), ni hay dinero para fichajes, Messi se va sin que podamos evitarlo
Si el Barça, debilitado por tantos problemas en los últimos tiempos, es sancionado severamente por ese affaire, el problema no solo será del Barça sino para la competición doméstica
Y en eso llega el caso Negreira , al parecer el Barça habría pagado al vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros la cantidad de más de siete millones de euros desde el año 2001, el barcelonismo en estado de “shock” sobre todo por el estruendoso silencio del presidente y la directiva asidos al argumento de la conjura exterior. Y en estas circunstancias ¿qué nos queda?. Nos queda el equipo, aún en construcción. Desde Cruyff se ha considerado que no era suficiente que el Barça ganara pues tenía que ganar jugando bonito, Guardiola como entrenador era el máximo exponente de esa filosofía y en el campo lo era Xavi precisamente el actual entrenador.
Sin embargo el hombre propone y Dios dispone. Las lesiones de Pedri y Dembélé, la falta de acierto de Ferran Torres , la devaluación de Ansu Fati tras las lesiones y la sequía, quizás por falta de ayudas, de Lewandowski han hecho que el equipo se encomiende a Ter Stegen y su defensa, al uno a cero, a un juego rácano, al catenaccio más genuino, las antípodas del ADN Barça. Quedan doce jornadas y el Barça es líder en la Liga con una confortable distancia del Real Madrid. Sin embargo los adversarios han olido sangre, los gritos “a segunda a segunda ” en San Mamés, las dudas de Ancelotti sobre las imágenes del VAR antaño tan fiables como las fotografías de infracciones de tráfico de la DGT, prometen un final de liga de infarto.
Si el equipo falla todo se viene abajo, pero el equipo no puede resolver ese embrollo, es necesario que el club depure responsabilidades de tanto presidente y gestor inepto, preservando sobre todo la institución, salvad al soldado Ryan, quizás para ello sería bueno intentar hacer las paces con quien te puede sancionar, abandonando esa absurda aventura de la Superliga, proyecto con tan poco apoyos donde el Barça se encuentra asociado con su enemigo del alma. Espectacular.
Si el Barça, debilitado por tantos problemas en los últimos tiempos, es sancionado severamente por ese affaire, el problema no solo será del Barça sino para la competición doméstica. Probablemente se acabaría el bipartidismo imperfecto de merengues y culés y el modelo será Francia, un equipo campeador rodeado de enanos. Eso tiene una traslación en los derechos de imagen. No sé si a los que gritan “a segunda a segunda” ni a Tebas les interese ese escenario.