Publicado el 23 de marzo a las 19:37
¿El temblor que sentimos en Chile ayer habrá sido premonitorio de los movimientos financieros tectónicos que ocurren en la tierra del Tío Sam y el Viejo Continente? Estamos viviendo tiempos interesantísimos (aunque inciertos), con la posible próxima gran crisis financiera en pleno desarrollo, y para quienes tienen la apertura y humildad de verlo, la mayor transferencia de riqueza en la historia de la humanidad.
Recapitulemos. En menos de una semana, un banco que valía $170 mil millones de dólares ahora vale cero. Silicon Valley Bank, a raíz de una mala gestión, un momento retraído del mercado, y la política monetaria de la Reserva Federal, gatilló una posible crisis bancaria que tiene al mundo en ascuas.
En los últimos días, acontecimientos en el Viejo Continente avisan que el contagio ya se salió de Estados Unidos. Credit Suisse, uno de los bancos más importantes de Europa, con más de 150 años de existencia, tuvo que ser comprado a una fracción de su precio por uno de sus mayores competidores, UBS, debido a falta de confianza de sus acreedores y una posible desestabilización de la economía Suiza. Hace sólo unos años, sus CEO declaraba Bitcoin como una burbuja (aunque ha triplicado su precio al día de hoy) mientras que su banco tuvo que ser rescatado de manera urgente. N.delaR: Bitcoin tiene una capacidad extraordinaria de humillar a sus críticos y escépticos más férreos.
Hay que estar un poco delirante para creerle en estos momentos a las autoridades financieras cuando salen a anunciar que el sistema bancario norteamericano—y por consiguiente mundial—está sano y salvo. Inclusive si están dispuestas a encender las máquinas de imprimir dinero para poder salvaguardar el dinero que hoy la abrumante mayoría de la población guarda en estos entes centralizados.
Si bien pudimos haber aprendido de la crisis financiera de 2008-09, dejando morir las instituciones financieras que arriesgaron y apostaron desmesuradamente en mercados especulativos, las arcas públicas se abrieron, y el gobierno salió al rescate. ¿Cuál fue la señal, por tanto, que se les envió a banqueros? Que hagan lo que hagan, papá Estado saldrá a rescatarlos.
Distintas voces han salido a pronunciarse frente a la crisis. Algunos piden que el mercado actúe sólo, y que en una purga generalizada, deje sin vida a los zombies que hoy abundan en el sistema bancario tradicional.
Por otro lado, existen algunos que piden más regulaciones . El problema, sin embargo, es que mayor regulación tampoco impide posibles problemas (revise el caso de Credit Suisse), y más encima, banqueros pueden cambiar las reglas en su favor, coludiéndose con los reguladores en el camino.
También surge la pregunta, de cuánto quieren los gobiernos y las instituciones al mando mayor regulación. Cito al Fondo Monetario Internacional cuando dice: “A medida que el sistema financiero continua evolucionando y nuevas amenazas a la estabilidad financiera surgen, reguladores y supervisores deben permanecer atentos a los riesgos… Ningún marco regulatorio puede reducir la probabilidad de una crisis a cero , por lo que los reguladores deben permanecer humildes.”
¿Eso es lo mejor que pueden ofrecer?
El banco Custodia, en Wyoming, pidió una licencia de banca en Estados Unidos con una reserva completa (a diferencia de la banca de reserva fraccionada que hoy prevalece en el mundo), pero la Reserva Federal se las rechazó, citando posibles riesgos sistémicos a otros bancos que no trabajan con este sistema.
Una idea interesante, que ofrece Michael Roberts, es convertir a la banca en un servicio público de la misma manera que la salud, educación y transporte (guardando reserva con la calidad de estas instituciones públicas). Hacerlas públicas podría hacerlas más democráticas, menos opacas y con mayor sistemas rendidores de cuentas al público.
Confieso tampoco quedar tranquilo con esta idea, aunque la entrego igual, porque habría que preguntarse quienes quedarían a cargo de estas entidades. ¿Son los mismos académicos, técnicos y banqueros que hoy convergen en las diversas instituciones reguladas y reguladoras? Vale preguntarse por qué ellos podrían—o querrían—hacer un mejor sistema para la sociedad.
Aunque los bonos de la tesorería son, muchas veces, considerados activos “sin riesgo” por las autoridades financieras, fueron estos instrumentos los gatillantes de la actual crisis . Junto a una enorme alza de tasas de interés por parte de la Reserva Federal y sus pares alrededor del mundo, estos activos perdieron muchísimo valor, y junto con una mayor inflación y restricción de gastos por parte de la población, trajo inseguridad y quiebras al sistema bancario tradicional.
Sumada a la actual crisis bancaria en pleno desarrollo, no hay que olvidar el fin al acuerdo de Bretton Woods que surgió con la gran cancelación a Rusia el año pasado, y el comienzo de una transición financiera sin precedentes.
Vladimir Putin, jefe del mayor productor de energía del mundo se juntó con su par de China, Xi Jinping , y anunciaron que van a utilizar el yuan para comercio entre su país y Asia, África y Latinoamérica . No es sorprendente, debido al uso del dólar como un arma política, y el fin de la neutralidad del sistema Swift (si es que fue en algún momento neutral).
Las autoridades financieras en Chile, junto con la intelligentsia académica, aún no quieren sacar sus cabezas de la arena y comenzar a buscar alternativas al verde. Si bien los efectos de redes del dólar continúan siendo muy potentes y difíciles de desplazar, los eventos del año pasado exigen una revisión a nuestras reservas nacionales juntos con los rieles que utilizamos para comercio internacional.
El dólar, como reserva de valor, y dada la actual crisis bancaria y sobre todo debido a la respuesta de la Reserva Federal, tiene sus días contados.
De cara al riesgo sistémico que ofrece el sistema bancario tradicional, junto a las movidas de superpoderes económicos que no son Estados Unidos, hay pocas salidas para un ciudadano común y corriente como quien les escribe y quienes leen.
El dólar, como reserva de valor, y dada la actual crisis bancaria y sobre todo debido a la respuesta de la Reserva Federal, tiene sus días contados . Habría que tener problemas de vista para no darse cuenta que lo están hiperinflando—aunque lentamente—y que su uso como arma ya no ofrece las garantías necesarias para un individuo ni para un Estado.
Esto ocurre en todo el mundo, y no solamente con el dólar. El Reino Unido, de manera sorpresiva (para algunos) anunció hoy una inflación de 10,4%. Creo que esa será la tónica de la década, y han quedado atrás los tiempos de inflaciones (al menos oficiales) de menos del 5%.
Esta realidad obliga a buscar salidas, la única, en este momento que se me ocurre, es Bitcoin . He escrito ad infinitum sobre la necesidad de protegerse, y que este es el único instrumento cuyas reglas inmutables y protocolo descentralizado pueden servir de salvavidas financiero. Ahora están saliendo algunas de las mentes más brillantes de nuestra generación encendiendo las alarmas de la crisis en desarrollo.
“Salvatajes no son salvatajes, recesiones no son recesiones, inflación no es inflación, la guerra es paz, la libertad es esclavitud, y la ignorancia es fuerza”.
La tormenta se avecina, con las autoridades viviendo en el delirio y sin timón. La responsabilidad, como siempre, te cae a ti.