A comienzos de la pandemia, todos recordarán, las masivas cuarentenas que ocurrieron en todo el planeta. Cerraron lugares de trabajo, escuelas, bares, y en efecto nadie podía salir de su casa. Como tal, nadie tenía ingresos y por tanto no tenía de qué vivir (esta es la narrativa convencional que realizaron los gobiernos al menos).
Entra en escena la Reserva Federal de Estados Unidos. Durante los primeros seis meses de la pandemia, lo que hicieron fue imprimir una cantidad de dinero inusitada -las cifras, si bien aproximadas, colocan el aumento de la masa monetaria en 40% del total ya en circulación- a través de inyecciones al sistema financiero y algunos cheques a casas de norteamericanos.
Como bien anunciaron algunos en su momento, ante tal aumento en la cantidad de dinero circulante, era probable un aumento en los precios de bienes y servicios en la sociedad -lo que se conoce como inflación-. Se disparó el índice de precios al consumidor, y Estados Unidos vio (y está viendo) la peor inflación de los últimos cuarenta años.
La Reserva Federal, como veremos, la gran culpable de la actual crisis que se está desarrollando, decidió hacer lo único que le quedaba en su arsenal: aumentar agresivamente las tasas de interés. Durante el último año, la entidad ha incrementado entre siete y ocho veces las tasas de interés, alcanzando un máximo de 5% aproximadamente.
El aumento agresivo de las tasas de interés significa que el precio de los instrumentos financieros que los bancos generalmente guardan (porque ellos no guardan el dinero de sus clientes sino que lo prestan o usan para la compra de vehículos financieros -en lo que se conoce como banca de reserva fraccionada) ha disminuido de forma cataclísmica. Hoy, los bancos (y estoy hablando de grandes, medianos y pequeños) se enfrentan a pérdidas no realizadas de la orden de $600 mil millones de dólares. Para ponerlo en contexto, eso fue a cantidad que acordaron en la Crisis Financiera de 2008-09 para salvar la economía mundial. Es muchísimo dinero.
Ahora que tenemos el contexto, al menos de que la política monetaria de la Reserva Federal es la principal culpable de los hechos que estamos viendo ahora, hay varios factores más que han ocurrido en los últimos días, semanas y meses que creo vale la pena esgrimir.
Operación Punto de Estrangulamiento 2.0
La Operation Choke Point 2.0 es un ataque coordinado por parte del gobierno de Estados Unidos -a través de sus distintos entes reguladores- para prohibir, en esencia, la industria de las criptomonedas. Lo que una vez vieron como un chiste o juego, hoy parece ser una amenaza a la estabilidad del sistema financiero tradicional (aunque como vimos anteriormente, el peligro viene desde dentro, y Bitcoin es la respuesta) y necesita ser eliminada.
Para contextualizar, el término Operación Punto de Estrangulamiento proviene de un período entre 2013-2017 cuando el gobierno de Estados Unidos utilizó el sistema bancario para marginalizar a industrias legales pero insalubres a los ojos del regulador (como por ejemplo plataformas de póker en línea). En lugar de utilizar el debido proceso legal, en ese tiempo el gobierno de Barack Obama presionó a entidades financieras para prohibir -de manera opaca- ciertos sectores de la economía.
La versión 2.0 cuenta con el apoyo de la Casa Blanca, el Congreso de Estados Unidos, el Departamento de Justicia, el Concejo Económico Nacional, la Oficina Controladora de la Divisa (OCC por sus siglas en inglés) y varios entes más.
La idea es sencilla: presionar al sistema bancario tradicional para que consideren demasiado riesgoso operar con empresas que se dedican al rubro de las criptomonedas y de esta manera cortarles el financiamiento y cualquier servicio financiero que necesiten. Quieren, de manera opaca y vía puertas traseras, aislar al ecosistema de los activos digitales.
Aunque probablemente muchos pensarán que estoy viendo demasiadas películas conspirativas y que el gobierno de Estados Unidos jamás haría algo así, la Operación Punto de Estrangulamiento se ha realizado a vista y paciencia de todos, a través de puntos de prensa, boletínes, guías regulatorias, y otros medios de comunicación, que veremos un poco más abajo.
¿Por qué es importante explicar los movimientos de esta operación? Porque, a pesar de que ya aclaramos que el gran culpable es la Reserva Federal, desde Washington D.C. están intentando apuntar el dedo a la pequeña e incipiente industria de las criptomonedas, explicando que Bitcoin trae riesgo sistémico y por tanto debe ser eliminado.
Hasta la semana pasada existían cuatro principales bancos en Estados Unidos que ofrecían productos y servicios financieros a empresas que trabajaban con criptomonedas: Silvergate, Signature, Prime Trust y Silicon Valley Bank (aunque este tenía muy poca exposición a la industria). Hoy va quedando solamente Prime Trust, aunque no sabemos por cuánto tiempo más.
Vale la pena, creo, establecer una pequeña cronología de ciertos hechos. Insisto, si bien la FED es la principal culpable de lo que estamos viviendo hoy, estos hechos que parecieron aislados en su momento son claves para entender de dónde se gatilló la crisis y cuál es el enfoque del gobierno norteamericano frente al mismo.
- El 6 de diciembre de 2022, tres legisladores de Estados Unidos (Elizabeth Warren, John Kennedy y Roger Marshall) le envían una carta a Silvergate presionándolos por haber estado involucrado en los crímenes de SBF, FTX y Alameda Research.
- El 7 de diciembre 2022, Signature anuncia que va a cortar por la mitad los depósitos a sus clientes de las criptomonedas. Pasan de $23 mil millones de dólares a $10 mil millones.
- El 3 de enero de 2023, dos de los principales reguladores de Estados Unidos (FDIC y OCC) entregan un aviso en conjunto sobre los riesgos que enfrentan bancos al tratar con criptomonedas, presionándolos a dejar de ofrecer productos y servicios a empresas del rubro.
- El 9 de enero de 2023, Metropolitan Commercial Bank decide cerrar por completo su ala de criptomonedas.
- El 21 de enero de 2023, Binance anuncia que debido a una política de Silvergate, no puede procesar transacciones por menos de $100.000 dólares.
- El 27 de enero de 2023, la Reserva Federal de Estados Unidos le rechaza al banco Custodia (que buscaba ofrecer un modelo de reserva completa a sus clientes) sobre la base de “seguridad”.
- El 27 de enero de 2023, la Fed publica un aviso que desincentiva a bancos de guardar criptoactivos o stablecoins y amplia su autoridad para revisar entidades especiales que han transado con criptomonedas desde hace años (como es una institución especializada de Wyoming).
- El 27 de enero de 2023, el Concejo Económico Nacional entrega un anuncio que no prohíbe a bancos de trabajar con empresas ligadas a las criptomonedas, pero los desincentiva fuertemente.
- El 2 de febrero de 2023, la unidad de fraudes del Departamento de Justicia decide investigar Silvergate por sus lazos con FTX y Alameda Research.
- El 7 de febrero de 2023, el anuncio de la Fed se registra federalmente, sin pasar por ningún proceso legal, ni tampoco período de revisión y comentario público.
é va a pasar. Pero lo que sí tengo claro, es que la propuesta de valor de Bitcoin está más clara que nunca.
Surprise surprise: casi no guardaban ninguna criptomoneda. Lo que sí guardaban eran bonos de la tesorería de larga duración
Silvergate
Este banco, que era el principal de la industria de las criptomonedas, fue el primero en sucumbir la semana pasada. Pero, cayó por razones que quizás eluden los medios de comunicación tradicionales.
A raíz de la investigación que estaban viviendo desde el año pasado (los reguladores crearon una enorme campaña mediática para crear miedo, incertidumbre y duda entre sus clientes), la plataforma vio enormes retiradas de depósitos de su plataforma reportando hacia fines del 2022 pérdidas por más de mil millones de dólares.
Lo interesante, sin embargo, es que Silvergate es una institución federalmente regulada, y por tanto obligada por ley a divulgar sus reservas y balanza de pagos.
Surprise surprise: casi no guardaban ninguna criptomoneda. Lo que sí guardaban eran bonos de la tesorería de larga duración, que a raíz de las volátiles tasas de interés perdieron muchísimo valor, y la entidad se vio obligada a vender esos bonos a pérdida. Lo que comenzó como una investigación porque “cripto es muy riesgoso” terminó siendo una caída debido a la política monetaria de la Fed.
Silicon Valley Bank
Cayó Silvergate durante el fin de semana, pero quedaba más. Y el segundo es el banco que ha causado más revuelo: Silicon Valley Bank. Aunque quizás poco conocido para el resto del mundo, esta es la segunda quiebra más grande en la historia de Estados Unidos. El sistema bancario del Tío Sam cuenta con más de 4.000 entidades reguladas, y Silicon Valley se sitúa en el número 18 de la lista. Es un banco muy importante.
SVB se dedicaba a prestarle servicios principalmente a la industria tecnológica y fondos de inversión de riesgo. Tenían dentro de sus clientes a más de 1.000 startups, aunque solamente un puñado se dedicaban a la industria de las criptomonedas.
¿Pero qué ocurrió con Silicon Valley Bank? Durante el aumento importante de capital durante la pandemia, a raíz de la impresión descontrolada de dinero, la institución vio sus depósitos crecer de gran manera. Al recibir tanto depósito de clientes, les costó encontrar espacios donde inyectar miles de millones de dólares y por tanto buscaron diversos instrumentos financieros -principalmente valores respaldados por hipotecas con duración a diez años.
En sencillo, el banco compró -con mucho dinero- activos de larga duración. El problema era justamente eso: el dinero que estaban utilizando para comprar esos instrumentos no los podían guardar por tanto tiempo (acuérdense que servían a empresas de tecnología que necesitaban pagar sueldos, tenían presupuestos de marketing, investigación y desarrollo, etc).
Dado lo recién ocurrido con Silvergate, y con el temor de que podría pasar lo mismo en Silicon Valley Bank, sus clientes comenzaron a pedir su dinero rápidamente. Pensar que SVB podría llegar a tener problemas de liquidez, o incluso peor, de insolvencia, y corrieron en masa a retirar sus depósitos. Sobre todo porque Silicon Valley Bank anunció un aumento de capital, que dados los miedos de insolvencia, solamente sirvió para echarle más gasolina al fuego.
Entra en escena el FDIC, un ente regulador poco conocido pero que se preocupa principalmente de asegurar el dinero dentro de entidades financieras. El tema de Silicon Valley Bank es que solamente aseguraba depósitos hasta $250.000 dólares, que constituye muy poco para la enorme cantidad de empresas que ellos gestionaban.
El gobierno de Estados Unidos salió al rescate, y extendió ese tope de $250.000 dólares en teoría hasta el infinito (aún no se sabe bien las cifras), para poder cubrir el dinero necesario que los clientes requerían. Aunque algunos buscarán la manera de cambiar el lenguaje, fue un salvataje con dinero público.
De todos modos, Silicon Valley Bank está hoy en custodia de los reguladores norteamericanos, y sus miles de clientes y millones de personas están a la espera de los próximos acontecimientos del sistema bancario tradicional.
Lo que está sucediendo, vale la pena decir, es extremadamente atípico. Si bien falta la tercera patita de este cuento, que es la caída del tercer banco asociado a las criptomonedas, Signature Bank, que se lo tomaron los reguladores ayer debido a un supuesto “riesgo sistémico” (pero probablemente como parte de la Operación Punto de Estrangulamiento), dejaré esta edición abierta para los acontecimientos que suceden hoy.
Ayer fue un día descontrolado. Bancos regionales alrededor de Estados Unidos sufrieron billonarias pérdidas bursátiles, obligándolos a cerrar de manera temprana el trading. Millones de clientes alrededor del mundo están tocando las puertas de sus bancos para asegurarse que su dinero está (no lo está) disponible para retirar y podríamos estar frente a una corrida bancaria de marca mayor.
La verdad es que nadie sabe qué va a pasar o cuál es el nivel de contagio. Bancos sistémicamente importantes (esta es una categoría que existe, para los bancos que son fundamentales al correcto funcionamiento del sistema) presentan pérdidas en papel por miles de millones de dólares. Bancos regionales están viendo la ansiedad y amenaza de sus clientes de retirar su dinero. Los reguladores están con la cabeza metida en la arena intentando resolver algo que ellos mismos crearon al mismo tiempo de apuntar la pistola a las criptomonedas.
Quizás estemos frente a una gran crisis bancaria con efectos ripios en todo el mundo. No soy quien para especular sobre que la propuesta de valor de Bitcoin está más clara que nunca.
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