Cuando antes se impartía la docencia en las áreas de Ciencias Sociales los alumnos intentaban adivinar de que pie cojeaban su profesor o profesora, izquierda o derecha. Hoy en día les da absolutamente lo mismo.
La politización mediática es tan intensa que les resbala y como los actores de la política están en un no parar de exposición, tanto en las redes sociales como buscando la atención de los propios medios, prefieren cobijarse en las series que siguen en sus dispositivos; ahí se divierten tomando partido por unos u otros personajes. Los que pretenden permanecer neutrales, hagan lo que hagan serán los medios los que adjudican pertenencia en función de particulares visiones.
En el caso de los políticos es mucho más sencillo, conmigo o contra mí. No son capaces de ver que los posicionamientos políticos estan muy por encima de las adscripciones partidarias.
Me gustaría con ello traer a colación la batalla por Madrid. La izquierda en Madrid ha gobernado tan sólo en la Comunidad Autónoma con Joaquin Leguina, hoy expulsado del partido socialista. Posteriormente, la única ocasión cercana fue cuando Rafael Simancas estuvo a punto de gobernar, aunque por razones que nunca quedaron claras se frustro la posibilidad. Todo el mundo quiso creer que fue debido a la compra, por intereses del mundo de la construcción, de la voluntad de dos diputados socialistas, en todo caso nadie consiguió probar nada, ni una alucinante Comisión Parlamentaria donde salió a luz pública miles de intereses cruzados entre los socialistas, ni los intentos de que los tribunales se ocuparan del caso.
En el Ayuntamiento de Madrid ha habido, en el mismo periodo de tiempo, tres ocasiones para la izquierda: Con Enrique Tierno, con Juan Barranco y con Manuela Carmena. En el último caso fue el gobierno de una fuerza emergente no exenta de contradicciones y que los socialistas aceptaron a regañadientes, tanto que no fueron capaces de coaligar un gobierno municipal progresista capaz de consolidar un proyecto para la ciudad de Madrid.
La consecuencia de esto, para no hacer historia política, es que los socialistas han terminado siendo en la comunidad la tercera fuerza política y la cuarta en el Ayuntamiento. Resultados históricos, por lo negativo. ¡Mucho tiene que ver con los candidatos! A uno le pillaron con la maleta hecha para seguir su carrera política en otros destinos más tranquilos, lucrativos y representativos. La desgana era la tónica y la falta de capacidad de reaccionar de los directores de orquesta de los socialistas un hecho palpable.
En el Ayuntamiento de Madrid, la ocurrencia, presidencial, de apelar a aquello de: ¡Esto es Baloncesto!, sin que nadie se atreviera a decirle que era política y municipal. Consiguieron lo imposible hace unos años, los socialistas pasaron a ser los cuartos en la Capital. Lo que es peor la pérdida de votos impidió que la izquierda volviera a gobernar en Madrid.
Madrid es una plaza complicada para la izquierda, no imposible. ¿Para qué izquierda? Los socialistas, por lo menos los actuales dirigentes, parece que han perdido la ilusión por intentarlo a juzgar como han actuado. En la Comunidad de Madrid, además, a pesar de las muchas sombras que esconde el Gobierno de Ayuso y ella misma como líder política, los socialistas han apostado por el largo plazo con un joven candidato, que tiene un único problema que se sustenta sobre una avejentada organización ensimismada en sus glorias pasadas y basada en una meritocracia sin ninguna legitimación interna en las listas, tampoco socialmente y sin discurso político reconocible. ¿A cuántos dirigentes socialistas de Madrid conocen los ciudadanos? ¿En qué han destacado?
Los socialistas han decidido tirar nuevamente sus opciones. Han querido llegar en último lugar a la batalla y eso parece que les coloca en ese lugar para todo.
La líder de Más Madrid, Mónica Garcia, por el contrario, ha sido un personaje incómodo para Ayuso y ha demostrado que, ante el tema sanitario, mayor problema con diferencia en esta Comunidad, tiene un discurso propio y con capacidad de llegar por su entendimiento a los principales sufridores del problema. Además, es una candidata forjada en el liderazgo social y de ahí ha transitado a la política.
Donde resulta más clamorosa la situación para la izquierda es el Ayuntamiento de Madrid, donde no se presenta dividida, ¡divididísima! Cuatro fuerzas concurren revindicando para si el reclamo de ser la izquierda. En el 19 se presentaron dos con posibilidades reales. El “efecto Carmena” no existe ya. Podemos se juega su existencia futura, si en mayo no rasca bola en Madrid será imposible que pueda contar para las generales y la bronca con el gobierno de España será aún más permanente que ahora, si es posible. Recupera Madrid , se presentan como los herederos de Carmena y sin dudas tienen el atractivo de no ser un partido político cuando el hastío ante estos es muy grande.
Los socialistas han decidido tirar nuevamente sus opciones. Han querido llegar en último lugar a la batalla y eso parece que les coloca en ese lugar para todo. Con una candidata que ha entrado como un elefante en una cacharrería, denotando tanta incapacidad como ignorancia. Vendiendo un relato de gestora eficaz totalmente evanescente e indemostrable y además queriendo colocar a sus amiguetes tanto en el ministerio que abandona como en su lista (“su” ya que la considera propia). Ella la encabeza por un dedo divino, nadie la ha elegido. Nada que tenga que ver con aquellas elecciones primarias y el partido de los militantes que proclamó a los cuatro vientos el jefe de su partido. En todo esto debe funcionar, sin duda, el “efecto Maria Antonieta”, a la cual su esposo Luis, sabedor de que a ambos iban a ser guillotinados, le concedía todos sus caprichos. En todo caso, dado que ni ella misma se va a votar, ¡no está ni censada en Madrid! muchas expectativas no deben albergar. Todo queda a la espera de una futura regeneración socialista. Estos han debido dar por bueno, de momento, el eslogan preelectoral de la candidata de Más Madrid: Esto que lo arregle Rita.
Rita Maestre que parte con el dorsal de ser la segunda fuerza política habrá que ver si es capaz de atraer el voto de Carmena. Es la auténtica legitimaria de la antigua alcaldesa y en el tiempo que lleva en el Ayuntamiento (8 años), tanto en el gobierno como en la oposición, tiene un buen aval para tener la opción de ser quien haga mantener la esperanza de la izquierda, aunque no obstante si el voto se dispersa habrá que esperar mejores tiempos y liderazgos.