Me resulta especialmente difícil hablar sobre la guerra, las de ahora o cualesquiera otras. No es una sensibilidad nacida del más puro pacifismo la que bloquea las palabras. No, es una sensación de irrealidad, de pesadilla que desaparece al despertar. No avanzo más allá de una buena película bélica.
Me ocurre lo mismo ante sucesos especialmente dramáticos como padres que matan brutalmente a sus hijos u hombres que asesinan a sus compañeras, no soy capaz de creerlo. Lo alejo tanto en mi mente que termino convirtiéndolo en inexistente.
Pero, tristemente, más allá de mis paranoias, la guerra existió, existe y seguramente existirá mientras el mundo sea mundo.
Si trajéramos a colación el debate del hombre bueno o malo por naturaleza, ya conoceríamos al ganador: el hombre malo.
Poder, religión, recursos naturales, identidad, patriotismo, fronteras…..podríamos llenar libros con razones, cuadernos con justificaciones y hojas de argumentos. Absurdo, nadie puede justificar una guerra, nada puede justificar una guerra. Por si se nos ha olvidado…en las guerras mueren personas, sin mencionar el dolor, el hambre y demás consecuencias, muchas de ellas bastante salvajes.
¿Cualquiera puede matar a otro ser humano en determinadas circunstancias? Si, pero, generalmente cumplirá una condena.
Y, además, la guerra no es un impulso, es una estrategia, no es una defensa, es un ataque.
No entiendo la guerra, no puedo comprender que hasta ahí lleguemos. Sólo se que no se nada.
También reconozco que cualquiera de nosotros puede verse atrapado por la sinrazón de la guerra creyendo que la defensa es necesaria. Nadie es libre y la seducción en este campo es poco complicada, está cargada de emociones.
Por cierto, ¿alguien ha contabilizado las ganancias de una sociedad sin guerras? Quizás fuera un número interesante o, por lo menos, permitiría comparar.
No puedo ofrecer conclusiones, resumen o proponer soluciones. No entiendo la guerra, no puedo comprender que hasta ahí lleguemos. Sólo se que no se nada.
Aún así me arriesgaré con una ocurrencia, introducir una variable hasta ahora no presente (salvo algún caso aislado) sin asegurar que sea determinante o no para un cambio de escenario, básicamente por no probada.
En este circo de muerte guerrera siempre han detentado el poder los seres varones. ¿Y si la mayoría la hubieran conformado señoras? A lo mejor, si ellas formasen parte de la antesala de la guerra, mantendríamos la paz.