Desde que visite al Rey emérito en Abu Dabi el pasado 24 de febrero del 2022 me atenaza una insistente pregunta. ¿Vamos a dejar que siga encaneciendo en Emiratos quien gestionó con acierto la transición española, junto con los de mi generación, pero siendo el la máxima autoridad? Durante esta visita acariciaba con regresar pronto a España y a la pregunta de dónde residiría, respondió sin titubear: “en Zarzuela”.
¿Son sus flaquezas, merecedoras de ese exilio con 85 años? No me ablanda su estado físico ciertamente poco satisfactorio, ni su cariñosa añoranza al hablar del palacio que fue su hogar junto con su esposa, sus hijos y nietos durante el grueso de su vida, y en especial de “las niñas” que no ve. No estamos para lagrimeos, pero me entorpece pensar si es necesario, y hasta dónde y hasta cuando, Incluso si es proporcional o excesivo.
Hace unos días, la prensa internacional destacó la presencia del Rey Emérito en París como invitado en la entrada en la Academia Francesa de Mario Vargas Llosa, y aclamado por la asistencia. Destacaron la invitación recibida del Presidente de la República Francesa , Emmanuel Macron, para cenar a su lado en el Eliseo junto con el Nobel y ahora también Académico y otros invitados. No es fácil de entender que quien fue durante casi 40 años Rey de España no pueda regresar a Zarzuela , pero pueda acceder a otros palacios que no son el suyo.
Entiendo que el Emérito encuentra en su popularidad su castigo . Mucho alboroto en su único viaje el 19 de mayo del 2022 a Sanxenxo, visita de 96 horas , que no salió como esperaba. Temeroso de perjudicar a su hijo el Rey Felipe VI , el 8 de setiembre del 2022, declaró que descartaba regresar a España sine die , y ahí estamos, con el paréntesis de un abrazo entre padre e hijo en Atenas, en los jardines de la residencia de Tatoi, antigua finca y residencia hace años de la familia real griega, donde está ubicado el panteón familiar y dónde fue enterrado, el pasado día 16 de enero, Constantino II de Grecia , hermano de la Reina Sofia.
La España que recibió Juan Carlos I no tiene comparación posible, afortunadamente, con la que ha recibido su hijo Felipe VI.
El tiempo real no espera y pueden o no pasar cosas no deseables que dejarían impronta ya irreversible en nuestra historia contemporánea y en la Casa Real. No me puedo imaginar que el Rey Emérito vaya a funerales de estado de otras casas reales, y él, después de todo, incluidas infidelidades sentimentales y escándalos económicos creo que ya reparados, no pueda tener, cuando toque, una despedida con el reconocimiento debido .
Nadie escoge a sus padres ni a sus hijos , pero si puede sopesar los pros y contras que aportan en su vida. La España que recibió Juan Carlos I no tiene comparación posible, afortunadamente, con la que ha recibido su hijo Felipe VI . Usos, costumbres, avances, comportamientos, valores, ética, no son cotejables y mantienen una clara distancia a favor de la situación actual. La herencia recibida de los padres llega como llega, más allá de los aspectos económicos, como ejemplo positivo o negativo de forma de gestionar, resistir, adaptarse, divertirse o simplemente priorizar. Estoy segura que todos en algún momento de nuestras vidas hemos criticado a nuestros primogénitos determinadas actitudes, pero al final las cosas son como son y no hay alternativa o se aceptan o se rechazan como un todo, pero estar cerca de quienes te dieron la vida en el momento que se les escapa a ellos, es algo grande que invita al perdón definitivo y a la paz del alma, mientras de pronto te das cuenta que ya eres el primero de la fila por ley de vida.
Sobre el autor
Anna Balletbò
Anna Balletbò es licenciada en Ciencias de la Comunicación e Historia Moderna y Contemporánea, y diplomada en Periodismo y Ciencias de la Educación. Presidenta de la Fundación Internacional Olof Palme. Entre 1980 y 2000 fue diputada en el Congreso de los Diputados.
Desde 1973, ha colaborado como periodista en diferentes medios de comunicación, como el País, el Diario de Cataluña, La Vanguardia, Radio 4, COPE, Ona Zero, COM Radio, Antena 3, TV3 y Tele Cinco.