Publicado el 23 de enero a las 19:02
He recomendado mucho la película "Game change", de Jay Roach. Como trata de hechos históricos, aunque novelados, no creo hacer ningún spoiler si resumo su argumento. Trata de la campaña del senador por Arizona, John MacCain, cuando se enfrentaba a Barack Obama para la presidencia de los USA.
El Partido Republicano iba muy atrás en las encuestas debido a una brillante y, hasta ese momento, exitosa campaña de Obama , el candidato demócrata. La estrategia republicana estaba consistiendo en desprestigiar al candidato demócrata por su origen, contrastándolo con la brillante trayectoria de MacCain , un héroe de guerra y apreciado senador.
Entonces, se les ocurrió hacer un cambio de estrategia (game change) completando el ticket electoral republicano con una figura muy atractiva para la vicepresidencia. Se trataba de Sarah Palin , gobernadora de Alaska, un estado del noroeste de los USA. Era Palin una persona de esas de las que se dice que "la adora la cámara" por lo bien que "da" en una pantalla de televisión.
Pues bien, todo iba a pedir de boca ya que el nombramiento de su candidatura fue muy bien acogido y el Partido Republicano empezó a remontar en las encuestas. Todo iba muy bien…...hasta que Palin empezó a hablar . Resultaba que, en cuanto lo hacía, ponía de manifiesto que tenía un alto grado de desconocimiento sobre lo que, teóricamente, debería saber un político norteamericano. Excepto sobre Alaska, su estado, parecía no solo no saber si no, ni siquiera, interesarse por el resto del mundo. En la película se llega a afirmar que Palin creía que Europa estaba dentro de Alemania . Bueno, el final de la película, y de la historia, es conocido. Obama ganó las elecciones de 2008.
Quien no vaya a ver la película tiene, quizás, la posibilidad de disfrutar de una versión española. Cambien a los partidos Demócrata y Republicano por el PSOE y el PP y a Obama y Palin por Sánchez y Núñez Feijóo , y se pueden hacer una idea de la trama. Porque, el resto de las circunstancias puede considerarse un calco de lo que ocurrió en los USA en ese año de 2008.
También aquí, en España, había una única estrategia en el PP contra el PSOE, consistente en el desprestigio y la negación del "presidente okupa" , Pedro Sánchez, y decidieron hacer un game chance hacia la moderación. Para ello, pusieron a una figura procedente del noroeste del país, Núñez Feijóo, para que sustituyera a Pablo Casado en el liderazgo del partido para "echar de la Moncloa" a Sánchez a base de mesura y comedimiento.
El ingenioso método que propone (Feijóo) es que esos dos partidos pacten el apoyar al que proponga la lista mas votada de entre esas dos. Así, el resto de los diputados del Congreso, alrededor de un tercio del mismo, pueden aprovechar el día de la investidura para irse de copas
La cosa pareció funcionar y, eso, se hizo notar en las encuestas. Pero Núñez Feijóo empezó a hablar y, con ello, a equivocarse, dando la impresión de que su nivel de conocimientos para gobernar España era muy deficiente. Parecía que no debería haber salido de su Galicia natal donde, allí sí, había demostrado su capacidad de gobernante. Si se me permite el símil futbolístico es como les pasa a los defensas cuando tienen que hacer de delanteros o a estos cuando tienen que defender en su área. Solo los centrocampistas suelen defenderse con solvencia en cualquier lugar del campo, razón por lo que suelen ser conocidos como "todocampistas".
Pero, Núñez Feijóo no parece ser un “todocampista” ya que hay terrenos donde parece que no ha salido con los tacos adecuados y resbala con mucha facilidad. Sobre todo en materia económica, en asuntos de energía o en sus referencias internacionales , se mueve como elefante en cacharrería dejando perlas que, más allá de su acogida inicial en los medios, le llevan, después de una mínima comprobación, a las cercanías del ridículo, cuando no lo sobrepasa con holgura.
No se si agregar aquí sus conocimientos sobre la Constitución Española, esa que prescribe la forma en la que los españoles debemos elegir representantes quienes, en forma de diputados o de concejales, eligen, a su vez, a nuestros gobernantes. Todos, y cada uno, de esos representantes, tienen el derecho de votar en condiciones exactamente iguales a los demás y, con ello, la posibilidad de participar en la elección de los gobernantes. Pues bien, Núñez Feijóo-Palin pretende privar de ese derecho, y de esa posibilidad, a los representantes que no hayan sido elegidos en las listas del PP o del PSOE. El ingenioso método que propone es que esos dos partidos pacten el apoyar al que proponga la lista mas votada de entre esas dos. Así, el resto de los diputados del Congreso, alrededor de un tercio del mismo, pueden aprovechar el día de la investidura para irse de copas, como hizo Rajoy el día de su voto de censura. Claro que, en este caso, como en los demás, estoy seguro de que alguien le habrá dicho que eso está muy bien.
El problema es cuando no se puede suplir el desconocimiento con otras aptitudes y, la serenidad, que puede confundirse con la parálisis, no es suficiente. En la biografía de Richard Holbrooke (libro de George Packer muy recomendable) se dice que un líder tiene, a veces, que tomar decisiones con poco conocimiento, poco tiempo y sometido a una gran presión y, para ello, su principal característica debe ser el CARÁCTER ( ruego al editor que lo escriba en mayúsculas y en negrita). Y, ¿cómo anda Núñez Feijóo de eso?.
Me abstendré de juzgarle en ese sentido aunque, una vez más, debo citar a Mateo 7, 15-20 cuando dice que “Por sus obras los conoceréis”.