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"—La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua." Don Quijote, capítulo XXXII de la segunda parte:

Las sanciones económicas también las carga el diablo

Las sanciones económicas también las carga el diablo

Las sanciones económicas entre países, como las multas a los ciudadanos y ciudadanas, no siempre son justas ni siempre tienen el efecto deseado: se da el caso que a los muy ricos les compensa pagar la sanción, mientras se hunde en la miseria a los más pobres. En ocasiones, tienen un efecto boomerang, que golpea a quienes lanzan la sanción.


Encontramos en la historia un buen ejemplo de las consecuencias de los bloqueos económicos, ahora conocidos como sanciones, en los decretos que Napoleón dictó contra Gran Bretaña, en 1806 y 1807: Decreto de Berlín y Decreto de Milán, respectivamente, por los que se prohibía el comercio de los productos británicos en el continente europeo.

 

La Francia imperial se vio obligada a establecer presencia militar en los puertos a los que llegan los productos manufacturados o en aquellos desde los que salían o entraban materias primas entre Gran Bretaña y los países europeos.

 

En principio, los beneficiarios directos de este bloqueo fueron los productos franceses y los de los territorios anexionados por Napoleón. Sin embargo, Francia no tenía la capacidad de absorber los productos que el resto de países europeos exportaba a Gran Bretaña.

 

El “Bloqueo Continental” produjo un grave perjuicio para el comercio británico, que sufrió una contracción del 25%, pero también para el de los países europeos, incluida Francia.

 

Gran Bretaña, con una notable mayor capacidad naval que Francia y sus aliados, se lanzó a la potenciación de los mercados en el sudeste asiático, China, India… Y reaccionó con las Orders in Council de 1807, por las que prohibía a sus socios ultramarinos el comercio con Francia.

 

Estados Unidos, vio la oportunidad de aprovecharse de la situación, para conseguir mejores condiciones a sus productos y en sus compras, aprobó el Acta de Embargo del 1807, por el que se prohibía el comercio de sus buques con Francia y Gran Bretaña. Y claro, como dijo Karl von Clausewitz, quien participó con el ejército prusiano en la guerra contra Napoleón, y sabía bien de lo que hablaba:

“La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas por otros medios”. 

 

El resultado fue el estallido de la guerra anglo-estadounidense que se desarrolló entre 1812 y 1815. Pues los EE.UU., no solo entraron en la guerra comercial, además, intentaron anexionarse Canadá (en aquel momento colonia británica),

 

Por su parte, Napoleón, para hacer cumplir sus “sanciones económicas” quiso invadir Rusia en 1812 movilizando a más de 500.000 hombres, la Grande Armée, dado que el zar Alejandro I había decidido retomar el comercio con Gran Bretaña. Toda esta guerra económica desembocó en la tumba del Imperio francés.

 

 

Estados Unidos lleva años ampliando su capacidad de exportación de gas natural licuado (GNL) ¿casualidad?

 

 

Todos estos acontecimientos acaecieron en poco más de un lustro, como derivadas de las sanciones entre unos y otros.

 

Sin extenderme en detalles, no puedo dejar de mencionar el bloqueo económico que los Estados Unidos impuso a Cuba en octubre de 1960, que sigue en vigor 62 años después, para salvaguardar los intereses de las empresas norteamericanas, muchas de ellas vinculadas a la mafia en los sectores del juego y la prostitución en la isla. Bloqueo que ha pasado por diferentes fases de mayor o menor crudeza, llegando a provocar la escasez de alimentos y medicinas para la población civil.

 

Citar también las sanciones que, a instancias de los USA, Naciones Unidas le impuso a Irak en 1990 tras invadir Kuwait el ejército de Sadam Husein. El pueblo iraquí, sufrió la guerra que había iniciado su sátrapa y, además de la muerte y la destrucción que provocó la primera Guerra del Golfo, en la que intervino una fuerza multinacional compuesta por: Estados Unidos, Arabia Saudí, Francia, Egipto, Reino Unido y Siria, sufrieron el hambre y la muerte por falta de los productos más básicos. Eso sí, en 1996, con el país esquilmado y destrozado, el Consejo de Seguridad de la ONU establecía el programa “Petróleo por alimentos”.

 

Hace diez meses que estalló la guerra en Ucrania, con motivo de la criminal invasión del territorio ucraniano por parte del ejército de Putin. Junto a la contienda bélica se está desarrollando una guerra económica con un intercambio de medidas y agresiones, cuyas consecuencias definitivas están por verse aún, pero que ya se están haciendo sentir.

 

De momento, una ola inflacionaria recorre Europa y está empobreciendo a la mayoría social de todos los países del continente. Empobrecimiento cuya otra cara de lo moneda son las indignantes cifras de beneficios de las empresas que componen los oligopolios de los sectores estratégicos, como el energético o el financiero, entre otros, además del armamentístico.

 

La inflación iniciada por las empresas de la energía, incluso meses antes del estallido de la guerra, se ha trasladado a la bolsa de la compra haciendo muy difícil el reto que millones de personas tienen por llegar a fin de mes. Recordemos que en 2021 la tasa de riesgo de pobreza en España se situó en el 27,8%, frente al 27% en que cerró 2020.

 

La guerra de Ucrania comenzó con la invasión del ejército de Putin el 24 de febrero de 2022, cierto. Pero conviene saber que Estados Unidos lleva años ampliando su capacidad de exportación de gas natural licuado (GNL) ¿casualidad? Hoy ya es el mayor exportador de este combustible, con una capacidad de 14.000 millones de pies cúbicos diarios, capacidad que pretenden incrementar en un 41% hasta 2025. Solo desde 2019 a hoy, han duplicado la producción de GNL. Como cabe deducirse, desde que Putin invadió Ucrania, los USA han duplicado sus ventas de GNL a Europa.

 

No solo se está aprovechando de la guerra para vender más, además están sacando tajada con los precios. A tal punto es el abuso que Robert Habeck, el ministro alemán de Economía, el 5 de octubre lamentaba los precios «astronómicos» que están marcando los países «amigos» de Alemania, empezando por Estados Unidos, por proveerle el gas necesario para compensar el corte de suministro ruso.

 

Por su parte, las grandes empresas de gas y petróleo ruso, en manos de los oligarcas próximo al Kremlin incrementan sus ventas a China e India, y muchos países, incluidos los países que imponen o secundan las sanciones, compran productos rusos en barcos anclados en aguas internacionales.

 

Como dije antes, las consecuencias definitivas del intercambio de sanciones están por verse. De lo que no cabe ninguna duda es de lo que dijo Clausewitz: “La guerra no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político…”, en este caso al servicio de la Política Económica.

 


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