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"El mundo no será destruido por los que hacen el mal, sino por aquellos que los miran sin hacer nada."Albert Einstein

Salmos, Bernstein y Alondra de la Parra

Salmos, Bernstein y Alondra de la Parra

Con delicadeza y elegancia, el pasado fin de semana se presentó en Madrid algunas obras poco conocidas del prolífico compositor y director de orquesta judío-estadounidense Leonard Bernstain (1918-1990). A la batuta de una magnifica Alondra de la Parra, Halil y los Salmos de Chichester vibraron sonoramente en el Auditorio Nacional, dando vida a unas partituras llenas de fuerza que lograron conectar con una audiencia atenta y sensible. Parece casi una casualidad, que en estos tiempos de guerra, la música de Bernstain reaparezca como una medicina que intenta aliviar, por algunos momentos, esa falta de esperanza e incertidumbre que suele constantemente inquietar.  


Halil (flauta en hebreo) fue la obra que dio apertura al concierto. Bernstain se conmovió tanto por la muerte del joven flautista Yadin Tanenbaum en 1973 durante la guerra del Yom Kippur que decidió realizar una composición que reflejase esa peculiar atmósfera. Desarrollando una creatividad musical propia del estilo de Bernstain, el compositor aseguraba que esta obra discurría entre “esa lucha que involucra tanto a las guerras y la amenaza de la guerra con el impetuoso deseo de vivir, el consuelo del arte, el amor y la esperanza por la paz”. Como él mismo la definía, estas partituras se encontrarían “entre lo tonal y no tonal” en términos musicales. Es decir, una obra que amalgama una música estructurada con una estabilidad armónica y una que no sigue las reglas de la tonalidad. De esta manera, el concierto fue magistralmente interpretado por la Orquesta Nacional de España teniendo como protagonista a la flautista Juana Guillem que se despedía, en esta ocasión, de su larga carrera musical. Plasmando notas dulces y dramáticas, con ese aparente contraste musical, la obra de este gran compositor conmovía como una voz delicada que denuncia esa frágil línea que existe entre la guerra y la paz. 

 

Sin embargo, el esplendor se acrecentó con los Salmos de Chichester. Una obra encomendada al compositor por la Catedral de la pequeña ciudad británica de Chichester sería dirigida por el propio Bernstain en 1965. Una partitura bellísima articulada en tres movimientos conjugaba en toda perfección la orquesta, el coro y el contratenor. Bernstain elegiría los Salmos 108, 23 y 131 para protagonizar cada uno de sus movimientos, reforzándolos a su vez con versículos de otros Salmos, el 100, 2 y 133 respectivamente. Un viaje espiritual que comenzaba con un primer movimiento estruendoso, siendo el Coro Nacional de España el encargado de dar voz -en hebreo- a esa obra que no dejaba indiferente a nadie. Alondra de la Parra se entregaba al desafío de un primer movimiento con tanta fuerza y dulzura que se vería contrastado con la llegada del segundo, lleno de paz y armoniosamente acompañado por el contratenor Terry Wey. La obra terminaría con la llegada de un tercer movimiento lleno de una calidez evocadora de esperanza, fe y amor.  

La directora mexicana Alondra de la Parra dirigía por primera vez en su vida Halil y se emocionaba también con trabajar por primera vez con el Coro Nacional de España.

 

 

Para Bernstain, los Salmos de Chichester era su obra “más accesible, la mas tonal (en Si bemol mayor)” que él había escrito, convencido de que existía creatividad en la tonalidad, afirmando que en esa línea se podían escribir nuevos sonidos. Así, el compositor de West Side Story, una de las obras musicales más representadas en Broadway desde 1957, ofrecía una sensibilidad nueva con un lenguaje musical propio de su estilo al hacerse escuchar obras menos conocidas, pero sublimes. Como suele ocurrir con los grandes compositores, sus obras aunque distintas entre sí, muestran matices identificables del talento del autor, y Bernstain no es la excepción. 

 

La directora mexicana Alondra de la Parra dirigía por primera vez en su vida Halil y se emocionaba también con trabajar por primera vez con el Coro Nacional de España. En un mundo interconectado y globalizado, la música sigue siendo ese baluarte que permite, más que nunca, explorar nuevas interpretaciones, estilos y talentos. No es de extrañar que la directora mexicana figure actualmente en las quinielas para dirigir dentro de dos temporadas a la Orquesta y Coro Nacionales de España. Criticada frecuentemente por su forma lúdica, alegre y poco ortodoxa de dirigir, esta directora se ha ganado poco a poco el reconocimiento de la élite musical, habiendo dirigido más de 100 orquestas en el mundo en 22 países. Todo ello sin dejar de imprimir su personalidad con toda esa seriedad que requiere la orquestación musical. Hoy en día, Alondra de la Parra encarna ese cambio que reclama la sociedad internacional, en un mundo musical gobernado mayoritariamente por hombres, la figura de una mujer talentosa en territorio español es más que plausible.      


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