< Noviembre 2023 >

La Guerra en Ucrania ¿no se esperaba o deseaba?

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, interviene por videoconferencia durante la sesión plenaria de la tercera jornada de la 68º sesión anual de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN. Imagen: EP

La Guerra en Ucrania ¿no se esperaba o deseaba?

Hay cosas comunes a todas las guerras y otras específicas de esta en Ucrania. De lo que no hay duda es que es la primera de este siglo en suelo europeo con el uso de un nivel/tipo de tecnología que la hace diferente a cualquiera anterior, incluyendo la de Chechenia. No pretendo, de ninguna manera, hacer un análisis exhaustivo de todas las características comunes ni singulares. Tan sólo someter a consideración del lector algunas de ellas.

Es reconocido por todos que la verdad es lo primero que se pierde en una guerra y que, una vez iniciada ésta, no importan las razones que nos llevaron a ella por muy importantes que fueran. A este respecto diré algo común a todas las guerras: Las guerras son el fracaso de la política o más bien de los políticos. En el caso concreto de ésta, si no la hemos provocado, desde luego no la hemos querido evitar (Papa Francisco, junio 2022). 

 

Desde mi punto de vista no es aceptable pensar que los estados de la UE no supieran los riesgos y consecuencias de las políticas que estábamos llevando a cabo relacionadas con Ucrania. La llamada Revolución Naranja (2004) y, sobre todo, el golpe de estado del Maidan (2014) con una “guerra civil” en el este de Ucrania (el Donbás), ya fueron consecuencias claras de esas políticas. 

 

Es un insulto a la inteligencia de la ciudadanía europea decir que la actual guerra no se esperaba. Más bien, debo corregir, es un insulto a la capacidad y responsabilidad de nuestros representantes políticos, en particular de los que se ocupan de los temas de seguridad. La única duda era el día exacto en el que se iniciaron los ataques militares sobre Ucrania. La estabilidad en Europa se estaba tensando desde la dimisión de Yeltsin. 

 

Es absurdo pensar que los avisos (amenazas, si usted quiere) que nos comunicaba Rusia (Putin si usted quiere) durante más de 15 años, algunos casi desesperados y traducidos en propuestas a EEUU y a la OTAN tres meses antes de la actual guerra de Rusia contra Ucrania (operación especial militar como así la denomina Rusia) no fueron entendidos por Occidente. 

 

Hace unos días Angela Merkel reconocía en una entrevista en Der Spiegel que ella había visto venir esa guerra (más vale tarde que nunca). Estoy seguro que dentro de algún tiempo serán muchos más los dirigentes y exdirigentes que lo harán, pero será difícil que reconozcan el tremendo error político de no haber hecho nada para evitarla. 

 

¿Qué sucedería si la OTAN interviniese aún más en la guerra o si el gobierno ruso, que ya está diciendo a sus ciudadanos que la guerra es contra occidente, incluyera a alguno de los aliados entre sus objetivos de ataque militar? 

 

 

278 DÍAS DE GUERRA EN EUROPA

Yo era uno de quienes consideraban que Rusia alcanzaría sus objetivos, primero políticos y luego militares, en breve plazo: un par de semanas, más o menos. Naturalmente, no contaba con la decisión de EEUU y los estados de la UE (con nuestro brazo armado, la OTAN) de apoyar militarmente las políticas que se habían puesto en práctica hace un par de decenios. Mi inocencia desapareció en la primera semana de la guerra, cuando escuché decir al presidente Macron que la guerra iba a durar mucho. Era imposible que un presidente francés con su pasado político, cuestionándose la propia existencia de la OTAN, dijese eso si no tenía muy clara la respuesta que se iba a dar por parte de EEUU y de los estados de la UE y de la OTAN.

 

Sin duda, esta fue la gran victoria de la arriesgada apuesta política de todos nuestros dirigentes: La unidad política en la toma de decisiones sobre las importantes sanciones a Rusia y la unidad en el apoyo militar a Ucrania. Las decisiones sobre el “control de la información”, dentro de las leyes democráticas, en Occidente y en el resto de países aliados, ha sido fundamental para mantener nuestro relato y contribuir al apoyo social necesario para asumir el coste político y económico de nuestras decisiones. También para contar con el inmenso e inapreciable valor del pueblo ucraniano. La contribución humana de Ucrania y el apoyo exterior (político, militar y económico) de Occidente son las razones por las cuales Rusia no ha alcanzado sus objetivos y continua la guerra. Occidente, especialmente con su apoyo militar a Ucrania, está en guerra con Rusia y esto justifica toda decisión que se tome con el objetivo de ganar la guerra con las limitaciones que los países libres y democráticos, entre los que estamos, nos queramos imponer. Y la guerra continuará

 

En esta situación en la que nos encontramos la guerra seguirá y, efectivamente podrá ser larga. En algún momento terminará, evidentemente. Hay dos partes involucradas directamente: Ucrania, con Occidente, y Rusia (de momento, prácticamente sola con algunos apoyos políticos, principal y claramente identificados en las votaciones de la Asamblea General de NNUU). Y también hay un actor en el banquillo, como espectador privilegiado, que precisamente puede haber sido el motivo oculto por el que estamos en esta situación: China. China es la aspirante a superar la hegemonía ostentada por EEUU.

 

Desde el comienzo de la guerra he mantenido que su duración será un riesgo continuo para los estados que desarrollamos una labor de apoyo a una de las partes. El riesgo es que nos veamos obligados a participar más activamente en ella. Y aquí las provocaciones pueden ser múltiples y variadas. Es obvio que si Ucrania se encuentra en una situación que pueda considerar límite, desee (como ya ha reclamado en diferentes ocasiones, pero principalmente cuando la caída de restos de algún cohete o misil en Polonia) que nos involucremos más. Pero no sólo Ucrania, también algún otro estado aliado podría en un momento determinado provocar esa situación. 

 

¿Qué sucedería si la OTAN interviniese aún más en la guerra o si el gobierno ruso, que ya está diciendo a sus ciudadanos que la guerra es contra occidente, incluyera a alguno de los aliados entre sus objetivos de ataque militar? Está claro que nos obligaría a entrar en guerra abierta.

 

Suelo decir que los militares, buenos conocedores de las consecuencias de las guerras, no las buscamos nunca y sólo queremos entrar voluntariamente en guerra cuando estamos convencidos de que la vamos a ganar. En los demás casos, que en los países democráticos son todos, cumplimos las órdenes del gobierno. 

 

En mi opinión, Occidente puede ganar una guerra contra Rusia sólo si nos implicamos directamente (como dice Ucrania y algún otro aliado). El coste sería elevadísimo, incluso sin el uso de armas de destrucción masiva. 

 

ALTO EL FUEGO Y NEGOCIACIÓN DE UNA PAZ.

Un posible alto el fuego tiene sentido si existe voluntad de negociar la paz o se requiere tiempo para una escalada militar, en el sentido que fuera.

 

En este momento, si se exige una vuelta atrás de Rusia en la anexión/recuperación de Ucrania o en el reconocimiento de Rusia de los nuevos territorios del Este de Ucrania creo que no es aceptable para Rusia. Y esa misma condición impuesta por Rusia tampoco es asumible para Ucrania. De esta forma, solo un cambio de política por parte de EEUU y/o nuestra, de la UE, podría conducir a una mesa de negociación.

 

Un apoyo o una condena a Rusia por parte de China supondría un enorme factor de cambio en la situación, al igual que un menor apoyo de EEUU cuando comience en enero la nueva legislatura en el Congreso y en el Senado. Mientras tanto seguirá el sufrimiento y la incertidumbre.

 


Manuel Morato es Coronel retirado. Fue Agregado de Defensa a la Embajada de España en Moscú para Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Kazajistán y Uzbekistán entre 2004 y 2008

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