Publicado el 20 de noviembre a las 14:53
Pocas veces la hipocresía ha sido más evidente que en la concesión de la organización del mundial de fútbol a Qatar. Hasta los propios responsables que impulsaron, apoyaron y aprobaron la candidatura han dicho que ha sido un error.
Quizás sea algo bastante más grave que un error, aquí y siempre presuntamente, la corrupción ha corrido por las federaciones por las que tenían que votar para conceder esta organización a Qatar. Poderoso caballero es don dinero, si los petrodólares pueden comprar equipos, incluso organizaciones cómo no iban a poder comprar un mundial.
Todos poniendo el grito en el cielo, que si es una locura parar las competiciones nacionales , que los jugadores no llegarán en las mejores condiciones. Que una lesión leve hará perder un mundial a estrellas mundiales, pero todo son palabras y más palabras.
La situación más grave es desde el punto de vista de los derechos humanos , el tratamiento a las mujeres, al colectivo LGTBI y sobre todo de los que se han dejado la vida para construir unos estudios en tiempo récord y, de los que ya no se habla.
No hay ni siquiera una cifra oficial de los trabajadores muertos, informaciones como las del periódico británico The Guardian, nos dicen que pudiera ascender a más de 6.500 trabajadores muertos desde 2010, fecha en la que Qatar fue elegido sede del Mundial 2022. En los últimos años y con presión internacional las condiciones mejoraron, sin embargo se habla de la nueva esclavitud del presente siglo, mano de obra barata de países pobres, para hacer los trabajos más duros de los nuevos ricos, quizás a Europa algo de esto también le puede sonar.
¿Tiene derecho Qatar a organizar un mundial? , sin duda, sí. Ahora bien, a lo que no tiene derecho es a imponer unas reglas que atenten contra la libertad individual e incluso colectiva.
Los dirigentes romanos comprendieron hace más de veinte siglos como nadie, dales pan y circo y se olvidarán de todo lo demás, y a veces poco pan, mucho circo
Todo esto se ha hecho con tantos personajes en sus despachos mirando al tendido cero, estados, federaciones, medios de comunicación, grandes empresas, multinacionales, todos se reparten una parte del dinero, aunque esté manchado de sangre , aunque atente contra la legalidad en sus propios países, todo sea por adorar al becerro de oro.
Se puede seguir buscando culpables y llenándonos la boca de epítetos, echando sal gorda, hablando incluso de una forma que puede parecer el desprecio a una cultura incluso a una religión, no confundamos errores y la corrupción propiciada por una élite con atavismos y fobias propias.
Aún así, no se puede olvidar que no hace tanto se han celebrado unas olimpiadas en China y casi todos rindiendo pleitesía al país del sol naciente, muy pocos levantaron la voz y muchos alabaron la gran organización de ese evento.
La influencia de los medios, donde solo en la publicidad se gastan cantidades ingentes de recursos para que consumamos el producto, se hace porque saben que ello será rentable, hechos sus estudios de mercado, todos a por su pedazo de tarta desde los que venden la información, los que la distribuyen, hasta las empresas que simplemente venden el soporte para ver el mundial.
Venden un nacionalismo rancio, como si el honor de los países se jugara en un terreno de juego y no en las condiciones sociales, volvemos a ver como los políticos actuales hacen lo que los dirigentes romanos comprendieron hace más de veinte siglos como nadie, dales pan y circo y se olvidarán de todo lo demás , y a veces poco pan, mucho circo.
Hay algo que es la libertad individual , todos tenemos a mano un mando a distancia, para ejercer nuestro voto y cuando pulsamos para ver esos partidos del mundial estamos validando todo aquello que tanto denunciamos, pero…